Juan Carlos Distéfano: una interpretación personal de la historia del arte

Fuente: Clarín ~ La muestra «La memoria residual reúne esculturas y dibujos del inspirados en obras pictóricas. Con una impronta reconocible, el artista reinterpreta a sus grandes maestros de la pintura argentina y universal.

Hay proyectos que no requieren grandes justificaciones, que solo son posibles por las cucardas que portan sus protagonistas. De eso se trata la última muestra de Juan Carlos Distéfano en el Museo Nacional de Bellas Artes. La memoria residual es la reunión de 19 esculturas y 16 bocetos realizados entre 1972 y 2022 con curaduría de María Teresa Constantin.

El artista y la curadora apenas develan algunas líneas con las que trabajaron, como la inspiración o citas que el escultor hace a la historia del arte mundial y argentino. El resto, como dice Distéfano, «que cada uno imagine. Si yo les cuento lo que es, es una cosa mía. Ustedes la verán y sacarán las conclusiones. Yo puedo simplemente hablar de técnica”. La invitación es a pasar y caminar entre las obras, rodearlas y escrutarlas.

Distéfano nació en 1933 en Villa Celina, Provincia de Buenos Aires. Se formó como diseñador gráfico, pasó por la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano y luego fue uno de los impulsores del Departamento de Diseño Gráfico del Instituto Di Tella. Desde 1964 ha realizado múltiples muestras individuales tanto en Argentina como en el exterior.“Es una muestra sin pretensiones antológicas o de retrospectiva. Es una muestra para develar secretos", explica la curadora, Maria teresa Constantin. / Foto Museo Nacional de Bellas Artes

“Es una muestra sin pretensiones antológicas o de retrospectiva. Es una muestra para develar secretos», explica la curadora, Maria teresa Constantin. / Foto Museo Nacional de Bellas Artes

En 1976 se exilió en Barcelona junto a su esposa, la escritora y dramaturga Griselda Gambaro, quien había ingresado en una lista negra de la Junta Militar. Regresó al país en 1980 y continuó mostrando sus trabajos en galerías y museos. En 2015 fue seleccionado para representar a la Argentina en la Bienal de Venecia y en 2018 recibió el Premio Nacional a la Trayectoria Artística que otorga el Ministerio de Cultura de la Nación.

Su actual muestra en el Bellas Artes sufrió lo mismo que tantas otras, la pandemia. Distéfano pidió que le llevaran desde el taller a su casa la escultura en la que trabajaba cuando comenzó la cuarentena. Esa pieza hoy abre la exhibición que se puede recorrer en el Pabellón de exposiciones temporarias. Se llama La necesidad del arco iris, es un círculo de resina poliéster en cuya parte superior despunta un arcoiris, mientras que en la inferior aparecen figuras de personas entre asombradas y alarmadas; su estratégica ubicación condensa la lógica de la muestra.

Curada por María Teresa Constantín, la exhibición –que incluye obras de la colección personal de Juan Carlos Distéfano, del Museo y de acervos privados– reúne 19 esculturas creadas entre 1972 y 2022, junto con 16 estudios para la realización de varias de ellas.

“Es una muestra sin pretensiones antológicas o de retrospectiva. Es una muestra para develar secretos y expresarlos a contramarcha de cómo generalmente empiezan las exposiciones. Esta es la última obra que realizó Juan Carlos”, explica María Teresa Constantin.Distéfano. Fue uno de los impulsores del Departamento de Diseño Gráfico del Instituto Di Tella. Desde 1964 ha realizado múltiples muestras individuales tanto en Argentina como en el exterior. / Foto Museo Nacional de Bellas Artes

Distéfano. Fue uno de los impulsores del Departamento de Diseño Gráfico del Instituto Di Tella. Desde 1964 ha realizado múltiples muestras individuales tanto en Argentina como en el exterior. / Foto Museo Nacional de Bellas Artes

Aunque el artista prefiere no profundizar sobre la pieza para que sea el espectador el que construya su propia historia, la curadora desliza algunos datos a tener en cuenta al observarla: El jardín de las delicias de El Bosco y El arcoiris con paisaje de David Friedrich. “Como dice Juan Carlos, imaginen”.

En el Bellas Artes se exhiben también bocetos en papel de las esculturas. Distéfano y Constantin tuvieron un especial interés en que sean parte de la muestra para dar cuenta de cómo la pintura también forma parte de la vida de un escultor. “Los bocetos revelan cómo los artistas comienzan a trabajar. Ahí se ve, como es sabido, que el papel es el lugar donde piensan los artistas. Ahí se ve claramente cómo piensa un artista y cómo piensa un dibujante escultor. Detalles y fechorías”, sostiene la curadora.

“Yo traté de ser pintor, pero cuando uno pasa a la tercera dimensión y toma la arcilla creo que nunca más se puede dejar por el placer que resulta”, recuerda Distéfano de sus inicios. “Fíjense los chicos cuando le dan arcilla para trabajar, se vuelven locos por las manos, por el cariño que tiene la arcilla, es extraordinario trabajarla, es tocar carne, cerca, maleable y hago lo que se puede con eso”, sostiene.

La exhibición continúa con remisiones a grandes maestros del arte. Allí aparecen el italiano Pietro Lorenzetti, el alemán Matthias Grünewald, el flamenco Pieter Brueghel, los españoles El Greco y Goya, el holandés Van Gogh y, más acá en el tiempo, artistas argentinos que respeta y admira como Ramón Gómez Cornet y Lino Eneas Spillimbergo. En algunos casos hay que reconstruir la cita; en otros, como “La Urpila en Buenos Aires. Homenaje a Gómez Cornet” se dan el gusto de exhibir la escultura al lado de la obra original de Gómez Cornet que es propiedad del museo.

Hay obras que recuerdan a la última dictadura militar y al exilio en Barcelona. Flotante II es una pequeña escultura de un cuerpo delgado, alargado, con sus extremidades atadas que se muestra inclinada sobre su base.Por un lado, algunas de las esculturas tienen como punto de partida pinturas del renacimiento italiano o alemán, en las que la torsión de un cuerpo o un ínfimo detalle inspiraron al artista / Foto Museo Nacional de Bellas Artes

Por un lado, algunas de las esculturas tienen como punto de partida pinturas del renacimiento italiano o alemán, en las que la torsión de un cuerpo o un ínfimo detalle inspiraron al artista / Foto Museo Nacional de Bellas Artes

“Estaba en Barcelona leyendo las noticias en un diario común y me entero que encontraban en el río nuestro cadáveres anclados al fondo del agua, sale de ahí la obra. Para lograr un poco esa fluidez lo que hice fue mirar a El Greco, no tiene nada que ver con El Greco, pero son puntapiés iniciales”, cuenta Distéfano en una de las pocas pistas que da a lo largo del recorrido que realizó con la prensa.

Hubo una obra realizada durante su exilio que con el tiempo resignificó. Es Ícaro, una pequeña pieza que artista y curadora se dan el gusto de mostrar apoyada en el piso porque consideran que ese es su espacio natural. Al hijo de Dédalo en la mitología griega se lo ha personificado en decenas de obras de arte; lo hizo Brueghel en Paisaje con la caída de Ícaro donde lo pinta en el momento exacto en el que cae el agua al desprenderse sus alas pegadas con cera por haberse acercado demasiado al sol. A ese Ícaro estrellado remite Distéfano.

“Es la historia de un fracaso”, reflexiona, mientras Constantin lo vincula a “la esperanza que en algún momento tuvimos para Latinoamérica que fueron quebradas en su momento y el Ícaro se estrelló. Juan Carlos hace pocos años que empieza a atar estos cabos y dice: ‘Me di cuenta mucho después lo que estábamos haciendo”.“Emma traviesa. Homenaje a Lino Enea Spilimbergo” (2014-2015) / Foto: Museo Nacional de Bellas Artes

“Emma traviesa. Homenaje a Lino Enea Spilimbergo” (2014-2015) / Foto: Museo Nacional de Bellas Artes

De manera deliberada la curadora escogió para el cierre dos obras densas, imponentes, en su tamaño y tema. Son las dos Emma traviesa. Homenaje a Lino Enea Spillimbergo donde el color, una blanca y otra negra, es el instrumento que el artista aprovecha para diferenciarlas. La curadora revela otra novedad: son las primeras obras a las que introduce materiales reales al cuerpo de la obra.

“Desde el punto de vista pictórico genera transparencia, sombra, pero además un sentido profundo. Lo que ven son los avisos de un diario argentino referidos a las ofertas sexuales de travestis cuando esto se hacía de un modo descarado”, describe sobre el material que recubre a estas mujeres en tacos que cargan a la muerte sobre sus espaldas ubicadas a pocos centímetros una de la otra.

«La idea era que el público pudiera circular por ellas y que se vayan con la imagen de las Emmas”, concluye. 

Ficha

La memoria residual, de Juan Carlos Distéfano

Dónde: Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473.

Cuándo: martes a viernes de 11 a 20; sábado y domingo de 10 a 20. Lunes cerrado. Hasta el 31 de julio.

Entrada: Gratis

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