Cientos de obras de arte siguen sufriendo la falta de un local de guarda adecuado

Fuente: La Nueva ~ El espacio denominado 2 Museos sufre severas limitaciones para el guardado adecuado de su patrimonio, una colección de 875 trabajos. En un esfuerzo por dar más lugar al acopio, la casona va resignando salas para las exposiciones.

   La unión del Museo de Bellas Artes –creado en 1931—y el de Arte Contemporáneo (MAC), fundado en 1995, dio lugar a 2 Museos, nombre que reúne a estas dos instituciones. 

   El primero ocupa desde 2003 la casona La María Luisa, en Sarmiento 450, luego de que el MAC dejara ese edificio –que ocupaba desde 1993— para instalarse en una nueva obra construida en el mismo predio.

   Desde su instalación en el lugar, e incluso en sus anteriores emplazamientos, 2 Museos sufre severas limitaciones para el guardado adecuado de su patrimonio, una colección de 875 obras, tanto por una necesidad de espacio como por las condiciones ambientales que exige el correcto acopio de las obras.

   La nueva sede del MAC es en parte un proyecto inconcluso, ya que la propuesta integral –diseñada por los arquitectos Luis Caporossi y Andrés Duprat– incluía un edificio ubicado en el patio trasero, especialmente diseñado para albergar las obras de su patrimonio artístico.

   Hoy, esas obras –cuadros, esculturas— están acopiadas de un modo totalmente inconveniente, en condiciones inadecuadas de humedad y temperatura, apretadas en demasía, en muchos casos dañándose unas a otras y sin posibilidades incluso de trabajar en su mantenimiento. 

   La falta de espacio obliga a colocar los cuadros con un contacto no recomendable, al punto que los marcos de unos en muchos casos han dañado las telas de otros.

   “Hemos tenido nuestra colección durante años apretujada en una sala de 20 metros cuadrados. Hoy hemos dispuesto dos salas más para esa función, con lo cual la casona cada vez queda más chica para las exposiciones”, manifestó Christian Díaz, Director General de Museos y Arte de la ciudad.

   Pero no sólo eso: en un esfuerzo por dar más espacio al acopio, la casona va resignando lugares para las exposiciones. 

   “Hoy tenemos la colección ocupando tres salas de las seis del museo. Parece que estamos viviendo el cuento de Julio Cortázar, casa Tomada”, mencionó.

   En lo que sí se avanzó es en haber sumado al equipo de trabajo del museo a dos personas con preparación específica, una en gestión de colecciones, otra en cuestiones de conservación y restauración. 

   El trabajo de ambos ha puesto aún más en evidencia la necesidad de un espacio adecuado para la conservación y restauración de los objetos de arte.

   “Son especialistas que trabajan con la conservación de daños, una tarea preventiva. Están mirando el material catalogado pero también descubriendo obras que hace décadas no se veían. Están pasando cosas buenas a partir de esta posibilidad de tener personal formado en esas áreas”, señaló Díaz.

   Un ejemplo de esa tarea fue el descubrimiento del cuadro de Ramón Estomba pintado por José Fonrouge en 1928, encargado por la municipalidad en ocasión de los cien años de la ciudad.

El edificio

   Un hecho particular de la obra que se necesita construir es que una parte de la misma –su estructura de hormigón armado—ya tiene parte del material disponible, luego de un acuerdo realizado entre el municipio y quienes construyeron un edificio en altura en el predio lindero. 

   “El hormigón está pago y disponible en una empresa de la ciudad, sólo hay que retirarlo”, confirmaron los desarrolladores de la obra.

   Un local para el guardado de este tipo de obras exige una adecuada sectorización, sistemas que aseguren estabilidad climática, con control de humedad y temperatura, la renovación del aire con filtros de protección de partículas y seguridad a prueba de robos y actos vandálicos.

   “Lo ideal es que se tenga un depósito con sectores separados, con sitios donde poder colgar cuadros y otros para las instalaciones u objetos, esculturas. Cuanto más espacio diferenciado mejor”, detalló Díaz.

   De esta manera quedaría sólo una sala afectada para la guarda, por ejemplo, para obras en tránsito, las que llegan para alguna muestra y es necesario desembalar, desmontar y mantenerlas hasta que se retiran.

   “También es necesario un lugar dónde hacer tareas de restauración, que se pueda ver y analizar el estado de las obras, ver en qué condiciones están y analizar su recuperación”, esgrimió.
Por otra parte, el proyecto original incluía el tratamiento del entorno del depósito, de modo de generar un pequeño teatro al aire libre.

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