Fuente: Infobae – Artistas brasileños de proyección internacional abrieron sus espacios en barrios como Rocinha y 5 Bocas. “Incentivamos el acceso popular a lo que era algo exclusivo de la burguesía”, dice uno de ellos.
¿El arte es elitista? Artistas brasileños que ya expusieron en grandes ciudades del mundo quieren demostrar lo contrario, al abrir galerías en favelas de Río de Janeiro, a veces en lugares dominados por la violencia policial y el narcotráfico. “Cuando llevas” una galería de “arte contemporáneo a una favela, creas un acceso (popular) a lo que antes era el arte de la burguesía, algo exclusivo”, afirma Maxwell Alexandre, que abrió su espacio Pavilhão 2 en la agitada Vía Ápia de Rocinha, la segunda favela más grande de Brasil.
Alexandre, de 33 años, expone desde el año pasado en su barrio natal, con algunas piezas que formaron parte de la muestra Entrega: one planet. one health, inaugurada en París. Su mensaje está ligado a la vida de este barrio popular: así, tres cuadros con niños vestidos con uniforme de la escuela pública llevan mochilas de una empresa de delivery de comida, una forma de denunciar el trabajo infantil.
Pero la iniciativa de Alexandre, que también ha expuesto en España y Estados Unidos, va más allá de exponer en Rocinha. También quiere tener un impacto en el mercado del arte, al vender –exitosamente– láminas originales a precios más asequibles (1.000 reales, unos 200 dólares). “Quiero que otros coleccionistas que viven en la favela tengan acceso a mi obra, no solo de forma contemplativa (…), sino dentro de su casa”, resalta.
El artista brasileño Maxwell Alexandre abrió una galería de arte en Rocinha, su barrio natal, una de las favelas más grandes de Río de Janeiro
Necesidades vs. arte
Mientras Alexandre dialoga para esta nota, la profesora Mariana Furloni, de 45 años, ingresa curiosa en la galería. Ya conocía el trabajo de Alexandre y apoya su causa: “Es genial, porque el arte es generalmente muy elitista” y en Río suele encontrase solo en los barrios de la Zona Sur, la parte rica, explica.
Pero los desafíos persisten para Alexandre, puesto que reconoce que muchos visitantes todavía vienen de fuera de la favela, cuyos habitantes tienen otras prioridades, esto es, cubrir sus necesidades básicas.
La idea de que las galerías son “un lugar de gozo estético, sin finalidad práctica, todavía está muy establecida”, dijo el artista el año pasado en una entrevista a la revista Forbes. A pesar de los consejos de quedarse en ciudades como Berlín o Nueva York, el artista brasileño considera que Río es el mejor lugar para crear, debido a la “urgencia” que generan factores como la violencia y la pobreza.
Visitantes a la galería «Maxwell Alexandre Pavilhao», en la famosa favela Rocinha de Rio de Janeiro
Nuevo sentido a las armas
A unos 30 kilómetros del Pavilhão 2, en la Zona Norte de Río, la Galería 5 Bocas fue inaugurada en 2020 por el artista Allan Weber, conocido por sus obras de fotografía y escultura, como las exhibidas recientemente en la feria Art Basel, de Miami.
Weber, de 31 años, dedica ese espacio ubicado en su favela 5 Bocas a presentar a artistas que admira. La galería es “un lugar de intercambio con la comunidad y con los de fuera”, dice. La suya surgió de la falta de acceso de sus amigos del barrio a museos de la Zona Sur, pero también para acercar a los amigos de otros lugares reticentes a visitar la favela, escenario habitual de operaciones policiales contra el narcotráfico.
“Me pasé toda la infancia mirando armas y, gracias al arte, pude darles un nuevo significado a través del objetivo”, dice Weber, que creó por ejemplo un “fusil de asalto” a partir de piezas de una cámara fotográfica.
La Galería 5 Bocas de Allan Weber es un espacio de arte y comunidad en la favela 5 Bocas
“Casi nada como esto”
Desde septiembre de 2023, Weber expone la muestra Tô de Pé” (Estoy en pie), del artista Cassio Luis Brito da Silva, de 22 años, conocido como Malvo. La galería exhibe fotos de bailes funk –estilo musical nacido en los barrios cariocas– y esculturas de cigarrillos. Brito dice que el espacio es esencial para su carrera y que le “dio una buena sensación” que otros artistas como él “expusieran en el mismo sitio”.
La galería es también un proyecto social, con el que Weber busca acercar el arte a los jóvenes. Patrocina al equipo de fútbol local y organiza actividades artísticas. La manicurista Cintia Santos de Lima, de 35 años, afirma que se ha beneficiado de los proyectos: “Tengo un hijo autista que antes ni siquiera salía a la calle. Es muy bueno para nosotros, porque en la comunidad no hay casi nada como esto”.
Fuente: AFP
[Fotos: Mauro Pimentel/ AFP]