Fuente: Clarín – Tranquilamente podría decirse que esta vez el tema central no fue la moda, aunque la entrevistada era nada menos que Ágatha Ruiz de la Prada. Es que en este 2024, la diseñadora española más internacional del planeta está totalmente “argentinizada” y no deja de contarle a quien quiera escuchar que hoy nuestro país está “de moda”. Las causas: la Selección de fútbol, el éxito de la serie El encargado (de la que se declara fan) y el impacto que ha tenido en su país Javier Milei, a quien visitó en la quinta de Olivos.
Ágatha tuvo una agenda cargadísima en Buenos Aires. Presentó su nuevo libro (Mi historia), inauguró una muestra con sus telares y dibujos en la Sala Naranja del Centro Cultural Recoleta (que puede visitarse hasta hoy) y protagonizó la apertura de Bafweek con una charla junto a Iván de Pineda (Mercedes Benz Fashion Talk) en el auditorio del Museo de Bellas Artes. Además, fue nombrada Embajadora Internacional de la Moda por Distrito BAFA, una organización sin fines de lucro cuya madrina es la primera dama porteña, María Belén Ludueña.
La “argentinización” de Ágatha toca extremos sorprendentes. No sólo se tomó un taxi hasta el barrio de Belgrano para conocer el edificio donde se grabó El encargado (otro momento compartido en redes con sus seguidores) sino que atesora un audio que le envió Guillermo Francella, el protagonista de la serie de Disney +, donde le habla como su personaje: “Hola Ágatha, espero que reconozcas mi voz. Soy Eliseo y estoy ahora en Canarias, en tu país, trabajando y comiendo muy rico”.
-Te merecés un cameo para la próxima temporada, por lo menos.
-¿Un cameo? (risas). No he visto la tercera temporada aún, pero me hice de Disney + solo para ver El encargado. El guión es maravilloso, admiro a Francella y la serie, que es tan argentina, con ese encargado que es un genio: inteligente, rápido, manipulador, siempre ahí, limpiando su portería.
Incansable por Buenos Aires
Ágatha Ruiz de la Prada tiene 64 años. Cuenta con títulos nobiliarios de los que no presume en lo más mínimo y de los que prácticamente no habla (es marquesa de Castelldosríus y baronesa de Santa Pau). Inquieta y apasionada, construyó su propio camino. Estudió diseño y moda en Barcelona, a los 20 hizo una pasantía con el modisto madrileño Pepe Rubio y dos años más tarde ya tenía marca propia.
“Mi diseño es conceptual. Si eliminamos todo lo superfluo, llegamos a la conclusión de que la moda ha de ser cómoda: cómoda para el cuerpo y para la mente, cómoda para quien la lleve y la mire, y cómoda de fabricar y destruir”, decía en sus primeras entrevistas. Además de ropa, hoy vende perfumes, sábanas, anteojos y objetos para la casa con sus corazones de colores.Sus desfiles. Ágatha muestra sus diseños en distintas partes del mundo, desde Nueva York hasta República Dominicana. Foto: Matías Baglietto
A principios de septiembre llegó a Buenos Aires de la mano de su gran amiga Carminne Dodero (creadora del evento de moda Six O’ Clock Tea e hija de Marina Dodero, quien fue la mejor amiga de Cristina Onassis) y de su socio Dario Campidoglio. Fue un maratón de actividades y encuentros con gente a la que valora y quiere: “Es muy importante tener amigos en un país, son una gran llave. Y aquí, en la Argentina, está Carminne (Dodero), que siempre me ayudó muchísimo desde que vine la primera vez. Ahora ella vive en Madrid, pero cada vez que estoy acá, organiza todo súper. Recién hablé con Valeria Mazza. Este año estuvimos juntas en España porque ella fue la conductora del Bailando con las estrellas, donde participé, y se ha vestido con mi ropa, es una tía encantadora”.
“Cuando surgió la idea de venir a la Argentina, pensé que haría un desfile, ya que nunca estuve en una semana de la moda aquí, pero luego surgió la posibilidad de una muestra: primero se habló del Museo de Bellas Artes, pero finalmente se concretó en el Centro Cultural Recoleta. Traje mis telares (muchos son de mis casas) y mis dibujos. Estoy encantada”, agrega.
-¿Harías una serie con tu vida?
-Es que eso hay que hacerlo muy bien. Así como me comprometo a hacerte un dibujo en cinco minutos porque lo sé hacer, no me gustaría avanzar en algo que no sé y que la serie fuera una porquería. A mí no me gustaría que me siguieran todo el tiempo las cámaras ni repetir escenas. Yo puedo decirte algo genial o una barbaridad ahora, pero si luego alguien me dice que lo repita como un guión, no lo podría hacer, me olvidaría.
-Pero sos natural e histriónica.
-Sí, pero no soy una actriz. Recuerdo una serie de Valentino, el genial modisto italiano. A él lo siguieron durante seis meses un equipo de doce personas. Lo bonito de la serie es que empieza con sus perros en el avión particular, todo de maravillas. Pero él le agarró odio a la gente que lo filmaba. Luego, la serie ganó el premio al mejor documental del año en Cannes y Valentino se reconcilió con los productores. Fue y los abrazó. Pero todo el día en tu casa con cámaras, grabando mil veces, no lo veo…
-Sos la española más internacional de la moda, pero no tenés herederos.
-Es muy difícil saber por qué. La gente joven se cansa enseguida. En España hicieron una encuesta sobre cuáles eran las empresas en las que a la gente más le gustaría trabajar y Ágatha fue la número 2. Y es verdad que a la gente le encanta trabajar en nuestra marca, pero luego, cuando pasan seis meses haciendo corazones de colores, se pueden llegar a cansar. Lo bueno de todo es que yo no me canso nunca, afortunadamente. Hay que tener siempre ganas de hacer, de soñar.Incansable, en Buenos Aires. Además de la muestra en el CCR, brindó una charla con Iván de Pineda en el Bafweek.
-¿Cómo te reinventás teniendo un estilo tan marcado?
-Me reinvento todo el tiempo. Ahora, por ejemplo, haré un desfile en Madrid por primera vez con un director de arte. Él está desorientado porque le doy libertad. Para mí es un juego que resulta emocionante: seré espectadora. Mucha gente delega cuando se va de una compañía o lo hacen cuando alquien se muere. Yo esta vez quiero ver todo desde afuera. Eso es reinventarse, no estar siempre igual. Para eso es clave que los equipos sean móviles, que no se quede la misma gente por cuarenta años, que haya un refresh.
La diseñadora hace hasta 72 desfiles por año en distintas partes del mundo, desde Nueva York y Madrid hasta República Dominicana. Pero la pandemia la detuvo obligatoriamente y ahora está empezando a hacer girar la rueda de nuevo. “La moda ha cambiado post pandemia, pero creo que aún no soy capaz de decir cómo. Sí, es más comfy (cómoda) y colorida, como dicen todos. Creo que eso se podrá evaluar recién dentro de un par de años, quizás seis”, analiza.
-¿Padeciste mucho la pandemia?
-Bueno, fue algo que lo cambió todo. Tenía un piso en Nueva York que estaba en obra y no podía ir. Llegué a preguntarme: “¿Para qué lo quiero si no puedo viajar?”.
-¿Cómo es Ágatha en versión relajada, cuando no trabaja?
-Bastante parecida. Me encanta leer y, cuando estoy muy bien, leo mucho. Cuando estoy menos bien, un poco menos. ¿La verdad? Me imagino trabajando siempre.
-¿Al estilo Mirtha Legrand?
-Ella es otra argentina genial. Tengo una anécdota sensacional con ella. La primera vez que fui a su programa no lo podía creer: ¡esas señoras con guantes que le traían las flores! ¡Comer en un set televisivo! No lo había visto nunca. Y hace algunos años vine a Buenos Aires a presentar mi línea de sábanas y aparece Mirtha vestida de fucsia en homenaje a mí y con un pañuelo de seda que le había regalado en el primer almuerzo al que fui. Increíble, cómo podía acordarse de eso, no lo sé. Me hice fanática de ella.
-¿Cómo imaginás tu futuro?
-Estoy en pleno cambio, acabo de tener una nieta, estoy mudando mis oficinas, la marca siempre en movimiento. Pero creo que es imposible proyectar. Yo viajaba todo el año y de repente se cerró el planeta. Aprendí la lección: no hago más planes en mi vida.