Fuente: Ámbito – La nieta de Amalia Fortabat, heredera de su espíritu filantrópico, se hizo cargo del Museo de Puerto Madero y asumió nuevas responsabilidades.
En el 2021, durante la pandemia, se creó FAARA (Fundación Ama Amoedo Residencia Artística), institución cuyo propósito es impulsar la producción del arte contemporáneo de Latinoamérica, ofrecer becas y programas de residencia. Heredera del espíritu filantrópico de su abuela, Amalia Fortabat, Amoedo se hizo cargo del Museo de Puerto Madero y asumió nuevas responsabilidades. “Mi propósito es establecer un compromiso profundo con la práctica artística, invitar a la reflexión y a la experimentación”, observa. Con este fin, convoca todos los años un comité de curadores internacionales para seleccionar seis artistas del territorio latinoamericano que participan de una residencia de seis semanas de duración.
La idea de incrementar la presencia del arte latinoamericano en el escenario global, se concretó muy pronto. Al interés que despiertan las residencias, se sumó el atractivo de la bellísima Casa Neptuna estilo Pop ubicada en José Ignacio, Uruguay. La imagen de la sede de FAARA, diseñada por el artista Edgardo Giménez, comenzó a circular por las redes en plena pandemia. En un diálogo con este diario, Giménez, relata su experiencia: “Tenía terror al contagio y trabajamos a través de videollamadas. Nunca había hecho una casa sin estar presente y en un momento sentí temor. Pero salió perfecta. Ama es muy sensible, el trato es muy agradable. Yo mandaba las indicaciones y cuando me mostraban las grabaciones, comprobaba que la gente que trabajaba allá había interpretado bien las cosas”. Cuando terminó la pandemia, la Casa Neptuna ya era famosa y se convirtió en un centro de peregrinación. Expansivo, Giménez cuenta que está feliz con la casa y agrega que el éxito de la megamuestra consagratoria del Malba que acaba de culminar, también lo llena de alegría. Allí, en la exposición “No habrá ninguno igual”, se exhibió una maqueta de Neptuna, verde, radiante por fuera y, blanca, inmaculada por dentro.
Por su parte, la directora de la Fundación, Verónica Flom, tiene a su cargo las diferentes iniciativas de las Residencias, y consultada sobre la posible distracción que podría generar en los artistas la presencia de la playa a pocos pasos, aclara: “La ubicación de Casa Neptuna como espacio de residencias es muy especial. El entorno natural, en medio de un bosque y la cercanía al mar, generan un ambiente ideal para potenciar la concentración, sobre todo en estos tiempos, cuando la sobre estimulación de imágenes e información es constante”. Luego, la plasticidad de los programas y las posibilidades que se abren al perfeccionamiento de la práctica artística, desde los aspectos teóricos hasta los de la producción y los materiales, generan un abanico de interrogantes. Y Flom, responde: “Durante la Residencia, algunos participantes se enfocaron a aprender una técnica nueva, a finalizar proyectos en curso o a investigar ciertas problemáticas del territorio, como por ejemplo la historia de los pueblos originarios o las prácticas socioeconómicas en torno a la naturaleza y el paisaje, entre otras cuestiones. Una característica central de FAARA es que, desde nuestro equipo, acompañamos a los artistas en la creación de un cronograma de actividades diseñado especialmente en base a sus intereses y proyectos de investigación.”
Entretanto, el seguimiento de los artistas durante las residencias es constante. Tienen studio visits con cada uno de los curadores del jurado. Hay una instancia de seguimiento de los proyectos y, existe la posibilidad de indagar sobre las prácticas de cada uno y analizar la diversidad de lenguajes que van desde los tradicionales, como la pintura, la escultura o la instalación, hasta aquellos ligados a trabajos de investigación.
“Dos residentes a la vez conviven y trabajan en Casa Neptuna. Es interesante la conexión que se genera entre artistas de distintos países de Latinoamérica y lo enriquecedor que puede resultar el diálogo entre colegas que en muchos casos no se conocían con anterioridad. Los jurados piensan mucho al elegir estas duplas,” concluye Flom.
Por lo demás, los coleccionistas Patricia Phelps de Cisneros y Alec Oxenford, el curador de la Bienal de Venecia Adriano Pedrosa, el escritor e investigador Andras Szanto, artistas, galeristas y operadores culturales se reunieron en Miami en un encuentro organizado por FAARA donde se anunciaron los nuevos residentes de 2024. Allí, en medio del circuito del arte internacional, se presentaron los participantes de la tercera edición. El jurado, integrado por Sofía Hernández Chong Cuy, Federico Baeza y Pablo José Ramírez, seleccionó a los artistas Jackie Amézquita (Guatemala), Venuca Evanán (Perú), Dulce Gómez (Venezuela), Nina Kunan (Argentina), Andrés Pereira Paz (Bolivia) y Luiz Roque (Brasil).
Este año FAARA ganó visibilidad con una ayuda a la muestra “Arte! Arte! Arte!” de Marta Minujín en el Museo Judío de Nueva York, que se extiende hasta abril de 2024. Y teniendo en cuenta que por primera vez un curador latinoamericano, el brasilero Adriano Pedrosa, tiene a su cargo la Bienal de Venecia, allá también contarán con el apoyo de la Fundación.