Fuente: 0223 ~ Rolando “Pepe” Carnevale es el único fabricante de pinceles para fileteado porteño del país y está al frente de Pinceles Carnevale desde hace 40 años.“No se si soy el único, considero que hago el mejor pincel porque le pongo mucho amor a cada uno”, dice.
A fines del siglo XIX, en un contexto de transformación del país y de gran inmigración Europea surgió en la actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires el fileteado porteño, una técnica en la que los inmigrantes combinaban su estilo artístico con elementos criollos y crearon así, un estilo típicamente argentino. Un buen filete no se reduce solo a trazos vistosos y buen pulso, sino que, para que se realice correctamente es necesario contar con la materia prima adecuada y es en Mar del Plata donde vive el único artesano de fileteado porteño: Rolando “Pepe” Carnevale es el único fabricante de pinceles del país y está al frente de Pinceles Carnevale desde hace 40 años.
“El filete comenzó como un elemento para decorar carros de alimentos y colectivos. Se usaba además del filete el trabajo de letrista”, explica en diálogo con 0223 Pepe al tiempo que detalla que si bien él se dedica al fileteado como productor de materiales desde hace 40 años, fue de su padre de quien aprendió el oficio. “Empecé a dedicarme a esto porque no quería trabajar más en relación de dependencia”, cuenta el propietario de Pinceles Carnevale, firma que comenzó su padre en 1952 y que se mantiene activa hasta la fecha.
De acuerdo a la explicación del artesano, el pincel de filete es distinto al que utilizan los artistas plásticos académicos ya que, un pincel tradicional es de crin de caballo o cerda de pestaña de vaca, mientras que el que se utiliza para la tradicional técnica porteña tiene cerdas confeccionadas con pelo de buey -extraído de la oreja de la vaca-.ya que ofrece mayor resistencia de carga y permite un trazo continuo más prolongado.
Armar un pincel de cerda de buey no es para cualquiera. “Pepe” con paciencia realiza kits de cinco pinceles y cintas por pedido y explica que tanto él como su hijo -que está dando sus primeros pasos en el oficio- reciben la cerda en bruto por cantidad y arman los pinceles con diferentes largos y grosores que catalogan por número. “Los que más salen son los 10 o 12 que son los utilizados para los detalles y las líneas finas. Generalmente armamos pinceles hasta el número 22 porque un 30 no te pide nadie”, detalla al tiempo que agrega que para fondear el fileteador generalmente utiliza un pincel común por los costos de los pinceles artesanales específicos para la disciplina.
“Antes hacía pinceles para letra y filete, ahora con el ploteado el letrista casi desapareció y solo hago pinceles por encargo para fileteadores”, dice mientras resalta que su trabajo es completamente artesanal, desde el mango del pincel hasta la punta de la última cerda. “No se si soy el único, considero que hago el mejor pincel porque le pongo mucho amor a cada uno”, revela.
Aunque que esté en Brasil, me encanta el fileteado porteño, con sus dibujos increíbles, sus colores fuertes, el alma porteña. Perdi la cuenta, las varias veces que vi la historia de los pinceles Carnevale en Youtube. Es un patrimonio de Argentina. Saludos desde São Paulo, Brasil.