Uno puede salir del local de Savers en New Hampshire con una buena camisa por menos de 5 dólares, y para los interesados en los accesorios hay anillos de 2 dólares. Los cuadros demasiado grandes para estar en los estantes descansan apilados contra las paredes y parecen invitar a darles una ojeada.
Savers es un bazar de caridad y su gerente dice que comprar en el local es como embarcarse en una búsqueda del tesoro, como seguramente fue el caso de la mujer que en 2017 hizo allí el hallazgo de su vida. Mientras empujaba su carrito por los corredores atestados del local en busca de objetos para decorar su casa, la mujer le echó el ojo a un cuadro de marco pesado y cubierto de polvo guardado entre pósteres y láminas impresas. Las dos mujeres representadas en el cuadro parecían enojadas, y la mayor tenía cara de profunda desaprobación.
La compradora se quedó intrigada. ¿Quiénes eran esas mujeres? ¿Por qué tanta tensión entre ellas? Así que agarró el cuadro y lo metió en el chango. Minutos después, salía del local con un auténtico panel pintado al óleo por N.C. Wyeth, uno de los máximos ilustradores norteamericanos del siglo XX, conocido por dar vida a relatos clásicos como Robin Hood, Robinson Crusoe o La isla del tesoro.
El ticket de compra por esa obra largamente desaparecida fue de 4 dólares: el próximo martes se subastará y se esperan recaudar entre 150.000 y 250.000 dólares.
“Nosotros revisamos todas las donaciones que recibimos y las tasamos lo mejor que podemos”, dice Shaun Edson, gerente del local de Savers. “No somos expertos en pintura. Tratamos de evaluar las piezas y ponerles un precio adecuado. En 2017 yo no estaba todavía”, agrega Edson. “Claramente, se nos escapó la tortuga.”
La propietaria de la obra recuerda perfectamente la secuencia de aquellos hechos y pidió preservar su anonimato porque está a punto de convertirse en una mujer mucho más rica, ya que el hallazgo de la obra está concitando enorme atención. Dice que llegó a su casa y colgó el cuadro en la pared de su dormitorio, y que con el tiempo se cansó, la sacó y la guardó junto a fotos escolares y cosas viejas. En mayo de este año, cuando se puso a revisar y se cruzó nuevamente con el cuadro, notó que en el reverso tenía una etiqueta firmada, y decidió postear un par de imágenes en Facebook.
La conservadora de arte Lauren Lewis fue uno de los que la contactaron tras ver la pintura en las redes sociales. Finalmente, la propietaria y su esposo envolvieron la pintura en una frazada, la cargaron en el asiento trasero de la camioneta, y manejaron 90 minutos para encontrarse con Lewis en el estacionamiento de una terminal de micros. Lupa en mano, Lewis se emocionó y les habló de aspectos de la obra que la propietaria nunca había remarcado, como la pincelada.
Así que la pareja abandonó sus planes de parar a almorzar y se volvieron directamente a su casa para colgar el cuadro de nuevo en la pared.
“¿Cómo pasó algo así?”, se preguntó Lewis desde que vio por primera vez la imagen del cuadro de Wyeth en Facebook. “¡Qué azaroso es todo! Por suerte, al final las cosas se dieron maravillosamente bien.”
La ilustración de frontispicio que ahora se subasta formaba parte de un conjunto de cuatro imágenes que Wyeth aportó para una edición de 1939 de la novela Ramona, de Helen Hunt Jackson, que gira en torno a un huérfano del sur de California, cuya vida transcurre después de la guerra entre México y Estados Unidos. La obra, también llamada Ramona, muestra la tensión entre la joven y su madre adoptiva, según consta en el catálogo de la casa de subastas Bonhams Skinner, donde también dice que Wyeth era conocido por sus “colores vivos y un hábil claroscuro.”
Las obras de Wyeth se exhiben en el Museo Brandywine de Chadds Ford, Pensilvania, y el ilustrador formaba parte de una de las familias artísticas más destacadas de Estados Unidos. El Museo de Arte Moderno posee el cuadro El mundo de Christina, de Andrew Wyeth, uno de los cinco hijos de N.C. Wyeth.
Los expertos dicen que Ramona probablemente fue un regalo de la editorial a un editor o a los herederos de la autora. Lo que no está claro cómo llegó la obra al local de Savers de New Hampshire.
La feliz propietaria dice que el hallazgo del cuadro es el tipo de cosas buenas que a personas como ella y su esposo nunca les pasan. Ahora ya están pensando en los gustos que van a poder darse y hasta en un viajecito a Alemania para visitar a uno de sus hijos. Consciente de que pronto se separará del cuadro, la mujer compró una copia de la edición de Ramona, de 1939, en Amazon. Y aunque le gustan los libros, ya tiene decidido arrancarle la página con la ilustración de las dos mujeres de Wyeth, mandarla enmarcar, y colgarla en la pared.