Fuente: Clarín – Tapices de distintos artistas y galerías fueron buscados con especial interés. El Malba compró dos para su acervo.
Tras una atenta recorrida por los espacios de la feria, el comité de adquisiciones de Malba aportó, en las primeras horas de la tarde del miércoles, varias de las más primeras adquisiciones de la edición 2023 de arteba, que se desarrolla hasta el domingo en Costa Salguero y desde este viernes recibe la visita del público general. La feria de arte contemporáneo cuenta con el auspicio del diario Clarín y de revista Ñ.
Habitualmente reservada a coleccionistas, instituciones y especialistas, las dos primeras jornadas previas a la apertura al público en general, funciona como disparador institucional que suele marcar tendencia.
Esta vez el comité se inclinó por dos piezas textiles que reelaboran iconografías de culturas originarias, propias del Norte y Noreste del actual territorio argentino. Una de ellas es Luna, un tapiz de 127 x 137 cm que llevó la galería María Casado.
Tapices de Pajita Bes en María Casado. Foto: Federico Lopez Claro
Realizado en 1973 por Carlos Luis García Bes, conocido con el seudónimo de “Pajita”. El artista salteño, muerto en 1978, es considerado un pionero en la actual recuperación de las iconografías y símbolos ceremoniales de las culturas originarias, en su caso las culturas chané y chiriguana del Gran Chaco. La obra de este artista remite a la religiosidad de los ancianos principalmente basada en relatos de seres místicos que habitan en la naturaleza.
La otra pieza textil que acaba de incorporar el Malba a su colección es un tejido de 110 x 150 cm realizado en hilos de chaguar, este mismo año por la artista Claudia Alarcón. Tapices de la salteña Claudia Alarcón viajarán al Museo de Denver. Foto: Federico López Claro
El trabajo llamado Isajhie ma’a tá neckiejwuala (hermoso amanecer en wichí), fue adquirido en la Galería Remota de Salta. Remota es un emprendimiento autogestionado por jóvenes artistas, entre los que se cuentan la propia Claudia Alarcón, Matías de la Guerra y Roxana Ramos.
A esa misma generación pertenece Guido Yanitto, otro artista cuya biografía reciente se encuentra íntimamente ligada a Salta. A pocos pasos de María Casado, la galería Gachi Prieto exhibe tapices de este artista quien lleva décadas indagando en lo textil y recuperando sus prácticas en producciones a distinta escala. Más recientemente se ha ocupado de la relación de la estructura del telar y lo digital.Tapiz de Yanitto en arteba 2023. Gentileza
Para Yanitto el telar “como símbolo de la artesanía textil, ayuda a lidiar con la naturaleza de una existencia digital que todo lo consume y la tecnología digital, que a su vez cierra el círculo. El gran tapiz Brealito que integró la muestra Federal de 2022 en el Museo de Arte Moderno pertenece a este tipo de exploraciones.
Pero insospechadamente, las piezas de arte textil y muy especialmente los trabajos en telar, también los bordados e impresiones en tela se encuentran diseminados por distintos espacios en esta edición de la feria. En Aldo de Sousa hay tapices de Ángeles Ascua, la artista de Rafaela, que vivió en Rosario y hace tiempo que vive en Buenos Aires, trabaja sobre trama de arpillera puntos de alfombra en vivos colores que dialogan con formas y colores que trabaja en acuarelas.
En la trastienda de Ruth Benzacar, se puede encontrar un tapiz del binomio supergalardonado y reconocido Chiachio y Giannone. En MC, la galería de María Calcaterra, hay unos refinados tapices de María Martorell, otra artista salteña que inspiró sus trabajos abstractos –óleos y tapices– en los diseños andinos. Contemporánea de Pajita García Bes, Martorell encarga al artista tejedor llevar al telar muchos de sus diseños.En MC, hay tapices de María Martorell, artista salteña. Foto: Federico López Claro
Otro importante rescate de obra en tejida pero con perspectiva de relieve escultórico es la de Nora Correa que luce en el espacio de la galería W, en su espacio de arteba pero también de manera mucho más completa en el impactante nuevo espacio de W en San Telmo, el mismo que supo alojar la colección Helft.
La galería Diego Obligado de Rosario despliega en una de sus paredes externas una gran tela con una sucesión de grabados de Melé Bruniard que funciona como tapiz aunque no se estrictamente producto de un trabajo en trama. La otra vertiente de tapiz en trama de palma Caranday es el de la cordobesa Claudia Santanera que luce en estos días desplegado en la pared central de la galería cordobesa White Lodge.Melé Bruniard en galería Diego Obligado. Foto: Federico López Claro
Un dato que importa señalar es la emergencia de cierta impronta textil en la propia pintura de artistas como Lucila Gradin o Andres Paredes. La primera trabaja con pigmentos extraidos de la naturaleza que aplica tanto al papel como a la lana que suma a sus pinturas. El segundo, en tanto, trabaja con tierra y los propios despósitos de pintura lucen como bordados o tapices. Ambos exhibidos en la galería Cott.
Como se puede advertir, este recorrido pone de relieve un interesante proceso de descentralización que otorga gran importancia a los trabajos originados en las provincias presentados por galerías de provinciasTapices de Román Vitali, hecho de cuentas plásticas, en Diego Obligado. Foto: Federico López Claro
Mucho de ellos responde a un repertorio de signos y fuentes originarias que viene cobrando interés internacional a juzgar por lo que ocurrió en la última Bienal de e Venecia, con la obra de Chaile, cuya propuesta a gran escala trabaja a partir de una reelaboración de piezas de la cultura de Santamaría.
En ese mismo sentido sentido apuntaría la reciente invitación que el brasileño Adriano Pedrosa, próximo curador de la Bienal de Venecia, le formuló a La Chola Poblete, artista trans nacida en Mendoza, de familia boliviana, cuyas acuarelas inscriben en papel un interesante cruce de signos que indagan simultáneamente en la identidad de género y raza.