Fuente: Clarín ~ “L’ Argentine à deux” se expone en la Embajada nacional en París: las obras figurativas de la artista japonesa contrastan con las abstracciones del creador mendocino.
La Galería Argentina de la Embajada en París inauguró una muestra con Julio Le Parc y la artista japonesa Yumiko Seki, bajo el nombre L’Argentine à deux (La Argentina de a dos). Artistas y pareja en la vida privada se conjugan para expresar el país, en dos visiones artísticamente diferentes y netamente contrapuestas. Una historia de amor entre ellos, que comenzó hace 9 años, cuando se conocieron en un vernissage en la Casa de América Latina, en el boulevard Saint Germain. Los dos emigraron a Francia: él, desde Mendoza, y ella, desde Tokio.
Muy emocionada e íntimamente convencida, Seki confesó a Clarín: “El otro día, escuché en un programa de radio que la música escrita por un compositor que estaba viviendo una relación amorosa tiene una gran belleza. El amor es la fuente de la creatividad.” La muestra transmite de alguna manera ese sentimiento que ambos protagonizan, bajo el cielo francés.
Seki se instaló definitivamente en París en 1982, luego de haber estudiado letras francesas en Japón y de haber vivido una adolescencia llena de pasiones, con una fuerte mirada hacia el Occidente. En su juventud vivió una rebelión muy marcada hacia esa sociedad, que no fue de su elección.
Casa Rosada, por Yumiko Seki.
Su arma de defensa fue la anorexia, hasta la salvación de haber podido salir de los límites japoneses. Su camino profesional siempre estuvo ligado con la cultura. Antes de dedicarse de lleno a la pintura fue realizadora de documentales para televisión y publicó la novela Chaud- Froid (Calor-Frío), ya en su exilio tan deseado.
Una historia de amor nikei
Recorrió la Argentina de la mano de Julio Le Parc y, subyugada en ese viaje , declara que siente un profundo amor por el país.
“Me encantan sus variados paisajes. Los vinos de Mendoza y de Salta, las empanadas, el asado, el mate, Astor Piazzolla, El día que me quieras de Carlos Gardel”, declara con insistencia.
Transportada por ese amor a doble cara pintó los cuadros para la muestra, a partir de las fotos y croquis que realizó durante ese viaje. Una mirada figurativa. Un arte representacional que implica, de alguna manera, el realismo artístico que roza muy de cerca el hiperrealismo.
Paisajes y monumentos, pintados con acrílico y óleo, en telas de grandes y pequeños tamaños. Formas y colores puros, que dejan al descubierto las huellas de una vivencia con pasión. Las calles de Cachi y las casas de chapas del barrio de La Boca vibran, envueltas en ese realismo mágico de una mirada atenta y un recuerdo latente.
La Casa Rosada y el campanario de la iglesia de la Recoleta son plasmadas sobre el azul intenso de un cielo porteño, que las contiene con firmeza. Las luces y las sombras en la pintura de la japonesa Yumiko Seki forman lo esencial de esa composición figurativa, que nos brindan las imágenes bien reconocibles de la realidad que expresa en detalle.
Salta, por Yumiko Seki.
Estar frente a estas obras implica viajar por la Argentina profunda, que la artista se esmera en representar tal la vivencia de la mano de su amor.
Entre esas estampas se mezclan, imponentes, las obras abstractas, geométricas, de Julio Le Parc, uno de los artistas más importantes de la historia del arte mundial. Su compañero en la vida.
Procedente de Mendoza, nacido en el seno de una familia de obreros, se instaló definitivamente en Francia en 1958, después de estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredon de Buenos Aires. Figura influyente de la creación artística contemporánea, fue miembro fundador y extremadamente participativo del G.R.A.V. (Groupe de Recherche d’Art Visuel), junto con Horacio Garcia Rosi, François Morellet, Joël Stein, Francisco Sobrino, Jean Pierre Yvaral.
Recoleta al atardecer, por Yumiko Seki.
En ese grupo, defendió el concepto del espectador en tanto actor de la obra , en una clara interacción con la misma. El artista desaparece, dando paso a la obra contemplada por el público, que no deja de modificarla con su apreciación. Él da la prioridad al espectador que, con sus propios ojos y desplazamientos, tiene una cierta influencia en la obra.
Premiado y condecorado en varios países, las obras de Le Parc se encuentran en los principales museos del mundo y en importantes colecciones privadas. Toda su obra se basa en el análisis y la reflexión sobre la luz, el movimiento, las solicitudes ópticas.
La escarapela
En esta exposición, presenta principalmente variaciones sobre la escarapela argentina. “Hice una primera interpretación, a mi manera de la escarapela”, señala Le Parc, “después hice una segunda y debido, tal vez a mi casi enfermedad de experimentar, me encontré con alrededor de treinta proyectos”.
En un lenguaje visual, con movimientos casi musicales, la escarapela danza y adquiere distintas formas ante el espectador, que las contempla desde diversos ángulos.
El artista mendocino Julio Le Parc.
“Es una proposición audaz reunir lo figurativo con lo no figurativo. Pero esta exposición contiene un vínculo de amor, enriquecido con dos visiones estéticas diferentes, que se asocian con un tema que les es común, la Argentina”, declara Eduardo Carballido, curador de la muestra y de la Galería Argentina , desde su creación en 1994.
La fuerza de una tela se acopla a la otra, en el recorrido armónico de los colores de un mismo territorio. Y en el medio de la sala , un múltiple amarillo de Le Parc, a la manera del sol argentino.
Las escarapelas de Julio Le Parc. Foto Noel Smart
“La Galería Argentina es un espacio encantado, donde las exposiciones se transforman en realizaciones escenográficas, que van mucho más lejos que una colgadura de cuadros” agrega Julio Le Parc.
La concurrencia fue numerosa. “Parece un 25 de Mayo”, comentó una de las asistentes. El único ausente fue el Embajador, Leonardo Costantino porque estaba de vacaciones. Artistas como Pablo Reinoso, Mario Gurfein, Rodolfo Natale, José Cuneo, Cristina Ruiz Guiñazú, Pat Andrea, Gaby Grobo, Jorge Lavelli y Yuyo Noé, entre otros, no dejaron de ponderar la exposición, entre sorpresa y admiración.
París. Corresponsal