Conciencia ambiental: transforma neumáticos usados en esculturas

Fuente: Mdz – Con base en Cochabamba, Arellano comentó que se graduó del Instituto de Artes Plásticas en esa ciudad situada en el corazón de Bolivia y se dedica a la escultura hace unos 24 años.

Los neumáticos en desuso de bicicletas o vehículos se transforman en dinosaurios, armadillos e incluso un xenomorfo de la saga cinematográfica «Alien» en las manos del boliviano Sandro Arellano, que con estas esculturas busca crear conciencia ambiental sobre todo en las generaciones futuras.

Con base en Cochabamba, Arellano comentó que se graduó del Instituto de Artes Plásticas en esa ciudad situada en el corazón de Bolivia y se dedica a la escultura hace unos 24 años.

La iniciativa de emplear neumáticos usados para hacer arte surgió durante la cuarentena por la pandemia de la covid-19.

«Como estábamos encerrados, vi la posibilidad de transformar este material que tiene polímeros que no se hacen nada con el agua ni con la lluvia», indicó.

Los neumáticos en desuso de bicicletas o vehículos se transforman en dinosaurios, armadillos e incluso un xenomorfo de la saga cinematográfica «Alien» en las manos del boliviano Sandro Arellano.


Al ver la gran cantidad de neumáticos botados en las calles de Cochabamba, Arellano tuvo la idea de poder dar una nueva vida» a las gomas de bicicletas, motocicletas y vehículos volviéndolas esculturas de «alto tráfico».

Los animales y personajes de ficción que realiza «son ecoambientales» y amigables con la naturaleza, y su objetivo es ayudar a disminuir la contaminación «y reciclar la basura».

Proceso artístico

Arellano obtiene el material en las calles y también acude a las «bicicleterías» o negocios de reparación de bicis para comprar los neumáticos en desuso.

El artista paga a los «bicicleteros» un boliviano, equivalente a unos 14 centavos de dólar, por cada goma que le venden, lo que supone también un «incentivo» para que estos mecánicos de bicicletas no boten los neumáticos a la calle.

Arellano emplea poliestireno expandido como relleno de las escultura y lo recubre con los neumáticos dando la forma correspondiente a cada obra.

La estructura interna se fija con tornillos para que tenga una buena sujeción y, una vez que logra la figura deseada, le da color con «pinturas automotivas».

«Como las llantas tienen polímeros, son resistentes a la luz del sol y al agua, y puedo dar una garantía de unos 20 años», aseguró.

Animales y figuras

La combinación de materiales hace que sus obras sean fáciles de transportar porque son livianas y, a la vez, lo suficientemente resistentes para aguantar el peso de hasta tres personas en algunos casos, destacó.

Una de sus obras es un quirquincho andino o armadillo de unos 70 centímetros, hecho con neumáticos de bicicletas e hilo plástico para emular los pelos que lleva el animal en su caparazón.

Con estas esculturas busca crear conciencia ambiental sobre todo en las generaciones futuras.


Arellano cuenta orgulloso que llevó esta escultura en febrero a Oruro, con motivo del aniversario de la revolución contra la colonia en esa región andina, y que miles de personas se sentaron en el quinquincho para hacerse fotografías sin que la obra sufra daño alguno.

Entre las esculturas más grandes está un dinosaurio de cuello largo de unos 3,70 metros por 1,90 de altura, en el cual pueden sentarse hasta tres personas adultas.

El artista combina las distintas texturas de los neumáticos para lograr efectos específicos en los rostros y pieles de sus obras, como unas gomas con marcas más pequeñas para la boca y el lomo del dinosaurio y otras menos rugosas para su cuello.

También hizo un xenomorfo, la aterradora criatura de la saga «Alien» en la que empleó neumáticos «más finos» para el cuerpo, otros con más texturas para lograr un efecto rugoso en la cola y un recubrimiento de resina plástica para la cabeza que es completamente lisa.

Otra obra es «Aliento de vida», una figura humana que lleva una especie de mascarilla con un respirador que evoca los tiempos de pandemia.

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