Arte inmersivo y experiencia colectiva: en febrero, la primera gran muestra

Fuente: BAE ~ Llega a Buenos Aires una tendencia que agota entradas y suma eventos en todo el mundo. Creación, negocio y un formato convocante. Imagine Van Gogh: aún hay entradas para marzo y abril.

A partir de febrero desembarcan en Argentina dos de las grandes muestras inmersivas en torno a la obra de Vincent Van Gogh. Son exponentes de un fenómeno que es éxito de público en todo el mundo, con entradas agotadas, selfies y entusiasmo por sumergirse en el mundo de artistas como Klimt, Monet y Frida Kahlo.

En un par de semanas, las redes sociales serán repletas de fotos de personas deambulando entre girasoles amarillos y noches azules estrelladas. El 16 de febrero llega a La Rural «Imagine Van Gogh», que agotó en pocos días las entradas para febrero (quedan para marzo y abril). En marzo, llega a Parque Norte «Meeting Van Gogh «, que aún no tiene entradas en venta. 

Nombres de artistas plásticos, giras que parecen de banda de rock. ¿Con qué se encuentra el público cuando va a ver estos espacios? ¿Se parece a una exposición, a una película, a un show? Nada de eso

«Una experiencia inmersiva es diferente a todos esos eventos. ‘Imagine Van Gogh’ es un lugar libre donde se puede hablar, reír, cantar; donde los niños pueden correr y ¡saltar en las imágenes! En una exposición de arte, el protocolo es estricto: tenés que estar en silencio, tenés textos para leer, hay una distancia que hay que respetar con las pinturas y esculturas. esta es una exposición para todos, independientemente de su edad, cultura o idioma. no hablo español y supongo que la mayoría de la gente en Buenos Aires no habla francés, pero podemos compartir un hermoso momento de arte inmersivo juntos, ambos tocaron por el arte de Vincent. Tal vez, la mejor comparación sea una experiencia donde tus emociones están en fuerte comunión con un artista y las personas a tu lado» , explica a BAE NegociosAnnabelle Mauger, Co-directora con Julien Baron de las exhibiciones inmersivas «Imagine Totale» que, además de la de Van Gogh tiene en gira por países de América del Norte muestras de Picasso y Monet. Mauger comentó que están muy felices de que ésta sea la primera exhibición inmersiva que llega a la Argentina. En la oscuridad y con música clásica el público deambulará entre las proyecciones gigantes de 200 obras del pintor postimpresionista. 

Por su parte, «Meet Vincent van Gogh» se titula la muestra inmersiva que llega en marzo del año entrante a Parque Norte, y que cuenta con la virtud de ser «la experiencia única oficial» -se anuncia- ya que fue creada por los expertos del Museo Van Gogh, la institución que fundó en su momento un sobrino de Van Gogh (hijo de Theo) que había heredado todas las obras del gran pintor. El sitio promete que pronto estarán a la venta las entradas.

Qué son las exposiciones inmersivas

A pesar del boom actual, el concepto no es nuevo. «Llevamos mucho tiempo trabajando con exposiciones inmersivas. «Cathedrale d’Images» era parte de mi familia y Julien se unió al equipo de Cáthedrale d’Images en 2005, en el sur de Francia, donde Albert Plécy inventó en 1977 el primer concepto/ técnica de inmersión: Image Totale©. Plécy quería lograr un método de «visión total» que sumergiera por completo al espectador, rodeado de enormes imágenes proyectadas. Hoy continúo su legado, siempre destacando, realzando y respetando la autenticidad y la artesanía de cada artista En Imagine Van Gogh, los espectadores pueden caminar dentro de las imágenes y experimentar la emoción y profundidad de la obra de Vincent de una manera mucho más personal, sintiendo esta conexión con el artista»,

A lo largo de los años, aparecieron voces que matizan con reparos la mirada de este tipo de propuestas. Aunque tal vez no sería pretendido acertado asimilar las intenciones y expectativas a las de una exposición de museo tradicional. Si hasta se realizaron clases de yoga en algunas de las muestras: asanas entre proyecciones de colores. Para muchos, además, obliga a los propios museos a repansar sus propuestas. 

«Este formato, al principio crítico y después muy visitado, perforó venta record en Europa. En tickets culturales estuvieron en segundo puesto en 2019 por encima del Louvre. Las personas antes vieron el arte y ahora quieren ser el arte , quieren estar inmersos y acercarse a las obras del artista. Estos espectáculos permiten la democratización del arte. Antes para ver los trabajos de Van Gogh uno tenía que ir a Europa, ahora se puede hacer así una aproximación a su obra de manera poética y de alto impacto», explica Felipe Duran, co creador de la Isla el Descanso junto a Claudio Stamatto, y fundador de XReal, festival de NFTs y espectáculo de Mapping y hologramas que se realiza en la isla del Tigre, con proyecciones sobre la naturaleza. Trabajaron con Julio Le Parc en el mapping del obelisco en 2019 y después con la obra de artistas cinéticos de la generación del 60, vinculando las piezas físicas con las piezas virtuales, en sintonía con la propia poética del autor. «Son obras que se reconstruyen y se conciben como obras nuevas», dice, marcando la diferencia. 

Hay coincidencias en que estas muestras son una manera de hacer conocer las obras de los artistas a un mayor número de personas. «Como director pero también como madre, que las experiencias inmersivas son una gran manera de acercar el arte a la familia ya las «nuevas generaciones», las «conectadas». Los jóvenes buscan experiencias que pueden comprender y compartir de inmediato. Pero también es una excelente manera para que los visitantes de los museos o los fanáticos de Van Gogh experimenten su arte de una manera nueva e inesperada», dice la directora de la muestra y menciona entre las virtudes la cuestión práctica: «Parece imposible reunir las 200 pinturas más importantes de Van Gogh en Buenos Aires (o en cualquier otra ciudad del mundo), porque están repartidas por todo el mundo y forman parte de museos tan prestigiosos como el Musée d’Orsay en París, la Galería Nacional de Arte de Londres, el Museo Van Gogh en Ámsterdam, el Museo de Arte Moderno y el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York. Esta es una forma única de descubrir y dialogar con todas esas pinturas».

Precios de las entradas

Van Gogh es uno de los artistas más populares para este tipo de experiencias. El último verano en Estados Unidos hubo por lo menos 54 exposiciones inmersivas que lo tuvieron como protagonista. Pero Monet gana espacio, entre otras propuestas que abarcan también por ejemplo los frescos de la Capilla Sixtina. Duran puntualiza que podemos acceder a grandes maestros porque sus derechos de autor ya son universales dado que aparecieron hace más de 70 años.

El fenómeno tiene, por supuesto, un costado económico. Las entradas se venden a un precio que pueden ir de 25 a 40 dólares. Imagine Van Gogh, por ejemplo, vendió más de 1.000.000 de entradas desde su estreno en La Grande Halle de La Villete de París. En Argentina, la entrada para adultos tiene un precio de $3000 y hay pack familiar a $8000.

Una experiencia en auge que cautiva a un público creciente, suma entradas e invita a la contemplación colectiva.

El modo Minujín

El año pasado, Marta Minujín presentó en la Fundación Santander una muestra que utilizaba herramientas similares, aunque con diferencias. «Si bien hoy las muestras inmersivas son un fenómeno cultural que rompe récods de taquillas en todo el mundo,  Arte inmersivo (2021), la obra que presentó Marta Minujín se diferencia de las anteriores ya que es una obra en sí misma. Si pensamos en las experiencias inmersivas de Van Gogh o Klimt, artistas ya fallecidos, la proyección de imágenes y sonido en las pantallas es la interpretación post mortem de sus obras llevada a las tres dimensiones», indicó a BAE Negocios Elena Tavelli de la Fundación Santander.

Según explica, fue una instalación pensada y ejecutada por Minujín en medio de la crisis sanitaria universal que obligó a todos los humanos a comprimir sus vidas y sobre todo, su sociabilidad a la pantalla, es de alguna forma la evolución de aquella Galería Blanda que la artista presentó en 1973 invitando al público a una sala donde las paredes, techo y piso, estaban cubiertos por colchones a la tecnología del siglo XXI. Esa “digitalización” de la experiencia, además es heredera del trabajo que Minujín viene haciendo desde la década del ’60.

«Creo que el fenómeno actual está relacionado con nuestro vínculo con las redes sociales que nos ha habituado -y nos exige al mismo tiempo- transitar el plano real y digital en simultáneo. Estas experiencias culturales proponen recrear ese espacio hibrido y compartir esa experiencia que suele ser individual, de manera más social», agrega Tavelli.

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