Fuente: ámbito – El Fondo Nacional de las Artes, finalmente constituido, anunció su nuevo directorio y una nueva línea de créditos. También se prometió la desregulación en el tránsito de bienes culturales
Ayer se lanzaron las líneas de fomento del Fondo Nacional de las Artes para los meses que restan de 2024, con unas palabras protocolares del secretario de Cultura Leonardo Cifelli y el presidente de FNA, Tulio Andreussi. “El Fondo debe ser entendido como una entidad financiera destinada a prestar apoyo y financia a las artes en todo el territorio argentino. Durante 40 años el FNA funcionó como un banco de artistas, en los últimos años, las actividades complementarias pasaron a ser las principales, dejando al Fondo en una situación de debilidad. El Fondo es sustentable e independiente de los recursos del Tesoro”, concluyó.
Luego, Andreussi presentó al nuevo directorio y a los tres gerentes que loa acompañarán al frente del organismo. Marcelo Eugenio Griffi como representante del Banco Central, Gastón Pulero, por la Secretaría de Cultura, Mauricio Wainrot, de Artes Escénicas y Danza; María Silvia Corcuera, de Artes Plásticas; Juan Antonio Lázara, de Letras, Patrimonio, Radio y Televisión; Marcelo Nougués, de Arquitectura; Miguel Pereira, de Cine; Teresa Anchorena, de Patrimonio y Artesanías y Guillermo Scarabino, de Música.
La estructura se completa con tres gerencias: Operaciones, a cargo de Laura Sarafolgu, Relaciones Institucionales y Comunicación, a cargo de Inés Etchebarne, directora también de la Casa Victoria Ocampo, y Planeamiento y Servicios Culturales, a cargo de Santiago Valentino.
Desde el miércoles 14 de agosto se pueden solicitar las tres categorías de Préstamos (UVA con tasa 0%): Personales para Proyectos Culturales, Personales para Reformas y Adquisición de Equipamiento, de hasta 10 millones de pesos , y para Industrias Culturales, de hasta 20 millones de pesos.
También se encuentra abierta, hasta el jueves 19 de septiembre, la ventanilla para aplicar a las Becas Creación, destinadas a financiar la producción de proyectos creativos. Se otorgarán becas a iniciativas artístico-culturales de todas las provincias y de todas las disciplinas artísticas.
Se ofrecerán concursos. El primero es el de Letras (cuentos, novela, poesía, ensayo y no ficción), que estará abierto hasta el martes 10 de septiembre. Le seguirán los de Dramaturgia, Proyectos Curatoriales, Puesta en valor de Cementerios Patrimoniales y Templos, Arte Registrado de Proyectos de Cortometrajes y el de Proyectos para Entidades Culturales.
La inscripción a todas las Líneas de Fomento del FNA es únicamente online en app.fnartes.gob.ar
Bienes culturales
El ministerio de Desregulación y Transformación del Estado anunció que implementará algunas medidas contra la burocracia estatal que impera en el circuito del arte. Algunos recuerdan la ley 24.633 de «Circulación internacional de obras de arte» redactada por el coleccionista Bonifacio del Carril y pulida por Mario “Pacho” O’Donnell. La norma se sancionó hace 28 años y está vigente, pero no se cumple.
A principios de los años 90, durante la convertibilidad, las casas Christie’s y Sotheby’s decidieron abrir sucursales en Buenos Aires para concentrar el mercado de los países del Mercosur. En ese contexto los coleccionistas Eduardo Costantini y Amalia Fortabat decidieron fundar sus propios museos.
La Argentina, por circunstancias geográficas, padece la distancia y quedó fuera del apogeo que atraviesan los circuitos internacionales del arte. No obstante, el origen de las cuestiones que nos alejan del mundo se remontan al año 1973, cuando la exportación del arte se prohibió por decreto.
En el escenario político de entonces, los coleccionistas temían que les expropiaran sus obras. En 1974, aparecieron en Sotheby’s de Londres los tesoros impresionistas de Antonio Santamarina. La repercusión internacional fue inmediata y la prensa argentina reclamó la suspensión del remate. La reacción del gobierno, tardía, cobró la forma de una ley restrictiva. La familia Santamarina recaudó 4,8 millones de dólares de esa época, una fortuna, y decidida a pacificar los ánimos, donó varios trofeos de su colección al Museo Nacional de Bellas Artes.
Desde entonces, los artistas argentinos y extranjeros que desean trasponer la frontera, están obligados a pagar impuestos y realizar gestiones que, según se interprete, contradicen la Constitución, cuando dice: “Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir o difundir informaciones o ideas de toda índole sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”.
La gran pena es que el Malba ya vendió una pintura irrecuperable de la mejor época del chileno Matta, para pagar el costo de los impuestos de importación definitiva y poder radicar en el país las obras compradas en el extranjero (Kahlo, Rivera, Tamayo, Lam, Portinari, Tarsila, entre otras) que integran la colección que se exhibe ante el público.
Hoy, para ingresar una obra de arte al país se debe pagar el 21% de IVA. La importación de obras de artistas vivos o fallecidos está gravada con este monto que se puede reducir al 10.5%. Pero no es gratis. El descuento exige tramitar en la Secretaría de Cultura la declaración jurada de aplicación de franquicia correspondiente al decreto 279/97.
Dicha franquicia se otorga si el importador accede a exponer públicamente el arte en cualquier museo. El impuesto también se aplica a los argentinos que realizan obras de arte en el extranjero y pagan para ingresar sus trabajos a su propio país. Y no hay diferencia de pago de IVA entre artistas vivos, fallecidos o anónimos.
Luego, a la Fotografía y los objetos de arte decorativo no se los considera “arte” y están gravados con 19% de impuestos aduaneros más 38% de impuestos fiscales, IVA y Ganancias. Esta carga financiera -alta si se considera que en EE.UU. y otros países, las obras entran y salen libremente-, acarrea perjuicios al impedir el desarrollo del mercado, situación que, a la larga se refleja en el crecimiento del patrimonio de los museos.
Los países jóvenes de América deberían, por el contrario, estimular el ingreso del arte, porque es el único modo de forjar colecciones internacionales. El 90% del patrimonio de los museos argentinos proviene de donaciones privadas. Los bienes culturales que disfruta el público, se compraron en el extranjero e ingresaron a la Argentina en el pasado sin ningún tipo de trabas fiscales.
Se debe tener en cuenta que los museos no son tan sólo depósitos de tesoros y lugares de conservación; son, además, la mejor escuela para las nuevas generaciones de artistas cuyo nivel de formación depende de la posibilidad de nutrirse del pasado. Como es obvio, la aplicación del cobro de impuestos desalienta el coleccionismo.
Si la Desregulación se aplicara a la exportación del arte que no paga impuestos se simplificarían los trámites. Seguramente, el arte considerado bien patrimonial argentino, no se va a vender al por mayor en una gran “barata” como temen algunos.
Para comenzar: si el propietario de una obra aspira a la venta, el Estado tendrá la prioridad de compra. Y así continúan las exigencias que, a decir verdad, casi nunca se cumplieron de modo transparente. En la Argentina había más pinturas de Sorolla que en España, pero en la actualidad casi no queda ninguna. Basta mirar la investigación de Marcelo Pacheco para encontrar entre los cientos de obras cumbre que partieron, las maravillosas Parvas de Monet o el Picasso que Julián Aguirre compró en la calle Florida, una tarde de julio de 1904.
Previamente, el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, impulsó una simplificación de los trámites de exportación. Aunque los impuestos que gravan la importación del arte continuaron vigentes, se solucionó la exportación que no tributa otro impuesto más que el castigo que padecen quienes no pueden pagar un despachante de aduana.
Los más célebres críticos y estudiosos del arte internacional, quienes lo han explorado todo, tienen a la Argentina en la mira. En un mundo donde se agota el talento, buscan el último rastro en esta región remota, llena de posibilidades detrás de figuras luminosas como Xul Solar y tantas otras.