Fuente: Télam ~ Esta nueva modalidad, que poco se parece a los museos convencionales, propone un diálogo distinto donde montajes llamativos funcionan como plataforma para que los visitantes sean los protagonistas de las imágenes.
La tendencia de los «museos» selfie empieza a instalarse en distintas partes del mundo, como en Guatemala, Países Bajos, Los Ángeles y recientemente en Suecia, donde se ofrece a los visitantes salas decoradas y coloridas para que sean ellos mismos los protagonistas de las imágenes, una nueva modalidad que poco se parece a los museos convencionales pero que dialoga con el arte en su proyección creativa.
Los cruces entre arte, tecnología y entretenimiento son un signo de época para los espacios de exhibición.
Los mismos van desde un día propio como el #MuseumSelfieDay, que se celebra los 19 de enero y convoca a los espectadores a subir obras con las fotos de la colección, pasando por el boom de muestras inmersivas como la actual muestra de Van Gogh, que propone una experiencia interactiva pero sobre todo fotografiable, hasta el desembarco de realidad aumentada, como ocurre en Fundación Proa donde el agregado está en ser retratado con una araña creada por el artista Tomás Saraceno.
«Usted es la obra de arte, el artista y el crítico»
Aunque esos cruces están y son aliados para incorporar nuevos públicos a vincularse con las artes, los museos selfies proponen un diálogo distinto porque ya no se trata de obras con las que los espectadores conversan sino de montajes llamativos que funcionan como plataforma para que la obra de arte sea cada visitante, por lo menos con esa se enuncia Youseum, una red de museos que ya estrenó dos sedes en Países Bajos y ahora desembarcó en Suecia: «En Youseum usted es la obra de arte, el artista y el crítico».
Con esa carta de presentación lo que se conjuga es la relación entre el «vos» y los museos, y lo que se ofrece es una «experiencia interactiva para las redes sociales», agrega Youseum. Lejos de los filtros, acá la apuesta está en al escenografía, el diseño, el carácter ilusionista y narcisista de una sala llamativa a partir de luces, texturas, objetos. Instagram y Tik Tok se hacen un festín: espejos, pelotas, hamacas, emojis gigantes, golosinas.
Reflejo del fenómeno que representan las redes sociales, la característica de estos espacios es que proponen escenografías temáticas para ser captadas por los celulares, y así por ejemplo, en una de las nuevas salas del Youseum de Suecia el visitante se puede hundir en una piscina con bastones de espuma simulando caramelos en una zona inspirada en la Costa Azul francesa, o posar bajo brillantes neones.
En Los Ángeles está el Museo de las Selfies donde los visitantes se pueden meter en una pileta de pelotas de emojis, sentarse en una hamburguesa o jugar a tomar champagne en un avión exclusivo, mientras que en Guatemala, con el nombre de Selfie Museo, las experiencias fotográficas pasan desde ser un presidiario, una muñeca Barbie en su caja, pintar con un crayón gigante o fotografiarse siendo «abducido» por una nave extraterrestre.