Fuente: La Nación ~ “Como un pintor usa pintura, yo uso datos”, dice Daniel Canogar, autor de impactantes animaciones generativas con información tomada de Internet.
En diciembre de 2019, poco antes de que el mundo se viera obligado a recluirse como consecuencia de la pandemia, Daniel Canogarpresentó una obra que hoy considera premonitoria: intervino la fachada del Prado con imágenes de la colección de pintura del museo, que se “derretían” hasta conformar una suerte de “mezcla mercurial”.Amalgama El Prado, intervención de Daniel Canogar sobre la fachada del museo
“Es un intento de entender cómo los medios digitales están transformando nuestra experiencia de la historia del arte”, explicó entonces el artista español-estadounidense, y agregó que ese efecto de remolino evocaba “el flujo incesante de información que circula por Internet, transformando la forma en que las obras de arte se consumen, procesan y circulan online”. Apenas meses más tarde, los museos de todo el planeta cerraban sus puertas y se veían obligados a potenciar su programación digital.
Semanas atrás, antes de visitar la Argentina para dictar un taller a artistas locales, Canogar inauguró en Basilea otra obra que parece anticipar el futuro: Oculus, una animación generativa sobre el techo del Novartis Pavillon, construido con paneles solares.
La energía que concentra esa tecnología durante el día hace posible el espectáculo nocturno: coloridas imágenes abstractas cuyo movimiento responde en tiempo real a datos relacionados con el cambio climático. Es decir, una manera estética de apelar a las emociones para comunicar la información más cruda, que revela el derretimiento de los hielos polares, los niveles de dióxido de carbono, los incendios activos y las anomalías de la temperatura global.Óculo, obra de Daniel Canogar en Novartis Pavillon, Basilea
“El mundo del Big Data nos ofrece una cantidad de medidores planetarios que antes no teníamos –dijo Canogar a LA NACION en Buenos Aires-. Usémoslos. Yo como artista, no pretendo mostrar gráficos ni números. Todo eso ya está disponible. Lo que hago es utilizar estos datos como herramienta de arte. Como un pintor usa pintura, yo uso datos para hacer una reflexión, a través del arte, sobre este gran tema central para nosotros”.
Después de trabajar con desechos tecnológicos, el artista apeló a los virtuales. “¿Quién puede procesar los 5000 millones de videos que hay en YouTube? ¿Quién puede diferenciar cuáles son importantes para conservar y cuáles son la basura que habría que eliminar?” Estos últimos, también, se convirtieron en materia prima de sus obras fluidas, conectadas con información disponible en Internet y en constante cambio. “Una vez que empecé a trabajar en lo generativo no pude volver atrás –confiesa-. El bucle ya no me interesa”.