Fuente: Clarín – Como en un juego de las diferencias, si el cuadro “Manifestación” (1934) de Antonio Berni retrata una huelga en la zona fabril de Rosario, en el auge de los totalitarismos de los años 30, nuestra época revulsiva engendra su propia y audaz reversión. “Manifestación” se llama también la obra del dúo Mondongo que homenajea la de Berni, a 90 años de su creación. El escenario contemporáneo se muda a Plaza de Mayo –se ven las siluetas de la Catedral y la Pirámide–, y los obreros que ya en la pieza de Berni tenían rostros y expresiones identificables, en este altorrelieve de 2024 son amigos y familiares de los artistas, creados íntegramente con la colegial plastilina.
La gigantesca obra es el eje de una gran instalación que ocupará, desde el jueves 13, la planta baja del Malba, museo en el que Berni tiene un lugar central en la exposición Tercer Ojo, un piso más arriba. De allí la icónica obra se trasladará para mostrarlas juntas, acompañadas por el tondo (pintura circular) “Villa II”, de una serie que interpreta los barrios precarios en el Sur Global. El camino a la sala estará construido como un asentamiento, que por dentro recrea un paisaje mental en tonos de azul. Una mirada lacónica sobre una realidad que, como decía Antonio Berni, “rompe los ojos” de los artistas.Incorporados a la “Manifestación”, Juliana Lafitte y Manuel Mendanha muestran un detalle del altorrelieve que se podrá ver, junto a la obra de Berni, en un gran instalación en Malba. Entre los asistentes, el escritor Sergio Bizzio, a la cineasta Albertina Carri, Fogwill, Francisco Garamona, ellos mismos más jóvenes y Francisca, la hija de ambos hoy de 17 años, como un bebé. Foto: Ariel Grinberg
Esta es la concreción de un sueño: la maqueta estaba lista hace diez años. “Somos absolutamente fans de Berni, admiradores cada uno por su lado, y después juntos”, concede Juliana Lafitte, mitad de Mondongo, durante un encuentro en el taller de la calle Gurruchaga, abarrotado de objetos de un amplio espectro de funcionalidad, desde herramientas y una cafetera a chucherías rituales, peluches y cartelitos.
“Berni fue muy importante para nosotros. Abrió la puerta de que el material conceptualmente podía portar fuerza, y tomamos esa veta”, elabora Manuel Mendanha y señala. Allí, debajo de unos cartones está la maqueta, que incluye un barrilete que habitará el espacio en altura del museo. Lo dice porque desde 1999, los Mondongo –que entonces eran tres, hasta que Agustina Picasso se mudó a Los Ángeles para formar familia con Matt Groening, el creador de Los Simpson–, utilizan materiales diversos para sus obras, en una relación conceptual con el tema o personaje elegido, desde alimentos a cadenas de oro, de clavos, cera, plastilina y un amplio etc. La “Manifestación” de 1934, pieza central del arte argentino del siglo XX, es una pintura al temple sobre arpillera, y fue el comienzo para Berni en la inclusión de latas, telas, y otros elementos en sus obras fundantes de un Nuevo Realismo.Cabellos de plastilina. La dupla prepara sus materiales y trabajan solos frente a la obra. Foto: Ariel Grinberg.
Pero si los obreros de Berni quedaron en el anonimato, se puede jugar a reconocer en la “Manifestación” de Mondongo quiénes son los asistentes a la marcha: en primer plano, Sergio Bizzio, el escritor y amigo de los artistas. Detrás, la cineasta Albertina Carri, la abuela de Juliana, la psicoanalista de ambos, el recordado Fogwill, más allá Marta Minujín, más acá el editor Francisco Garamona… Hoco Huoc, Eneas Capalbo, Diego de Adúriz, Gastón Camarata, que conforman una escena a la vez potente y cool del arte contemporáneo local. En la cuenta regresiva y entre los toques finales, la conversación siguió así.
–Una vez definido el proyecto, comenzaron a tomar decisiones, como usar plastilina que es algo propio y no los materiales de Berni, vinculados conceptualmente a su obra.
–Manuel Mendanha: Fue una manera de traerlo a la actualidad. Hicimos un proceso, obviamente influenciados por Berni. Experimentamos con muchísimos materiales y la plastilina terminó siendo nuestra manera de pintar. Y nos parecía también idóneo al ser un retrato múltiple: haber trabajado la plastilina durante tantos años terminó siendo como un compendio de todas los experimentaciones con ese material.
-Juliana Lafitte: Nos quedamos con la plastilina como medio para pintar y para esculpir, que un amigo nuestro llama esculpintar.
-MM: Al inicio la usábamos como los niños: haciendo chorizos, puntitos, algo plano, que empezó a crecer. La serie de Calaveras comenzó plana y los últimos trabajos ya son altorrelieves. Fue parte del proceso formal.La «paleta» de plastilinas de Mondongo. Foto: Ariel Grinberg.
–También trajeron al presente los personajes.
-JL: Cuando pintamos cuadros con humanos, trabajamos con gente que tenemos cerca, porque al conocer los ojos, al estar vinculados sentimental y espiritualmente se me hace más fácil entender… Creer que en un momento llego a captar algún tipo de espíritu en esa mirada.
–MM: En distintas series tomamos temas vinculados con la actualidad, que es inevitable: vimos lo del dólar, hablamos del porno. Está reflejado nuestro mundo. Algunos personajes son más públicos que otros pero no son anónimos, también porque lo que dice Juli que pintamos gente que conocemos profundamente. Y es el retrato de una escena porque es nuestro mundo. Pero además somos retratistas y esta fue una oportunidad de abordar el retrato múltiple, que está muy presente en la historia del arte y en la iconografía religiosa: desde Cristo cargando la cruz al El entierro de Orgaz. Algo así se ve en los estudios de Gustave Courbet y Fantin-Latour que referenciamos.
-JL: Los amigos son parte del proceso creativo. Porque nosotros descreemos de la noción de autoría, cualquier comentario puede ser incluido en la obra.
–Berni decía que ante una realidad que “rompe los ojos”, los artistas deben abrirlos, ¿creen que además del deseo latente hay una idea de tener los ojos abiertos a lo que pasa?
–MM: El cuadro de Berni cumple 90 años y si lo mirás son básicamente obreros. Entonces parte de ese traerlo a nuestro tiempo es la heterogeneidad de la manifestación, compuesta por personas de todas las clases sociales.
–JL: Después de tanto tiempo, las masas en la calle siguen siendo una herramienta. Es muy contundente la diferencia, en cómo está integrada la manifestación de Berni a lo que vemos hoy: un abanico de resistencias heterogéneo, incluidos los adolescentes, los ancianos, los trabajadores de toda índole.La paleta absoluta. Mondongo probó la plastilina en un retrato por encargo de Walt Disney. Foto: Ariel Grinberg.
Colores santos
Protestas, villas, calaveras, cuentos infantiles refutados. No todo es decadencia vista a través del cristal oscurecido y ácido, aunque sofisticado, de Mondongo. En noviembre, en la terraza de ArtHaus Central –centro cultural del Microcentro porteño–, se montará completo su Baptisterio de los colores. La “casita” como le llaman, que se vio en Barro en la primera post pandemia, recibirá a los visitantes con su piso y techo espejados y paredes envolventes empapeladas del círculo cromático completo: 3.276 colores en plastilina. También será la oportunidad de ver una de sus legendarias Calaveras.
Al fondo, en una planta baja está el taller de Mondongo. Tras un desnivel escaleras abajo, se despliegan incontables los cubos de plastilina en un degradé de factura industrial. Ellos lo llaman “la paleta”. La materia prima les llega de fábrica en siete pigmentos base, que mezclan con sus propias manos. “Somos pintores y siempre nos resultó muy interesante el momento en que aparece el óleo en el Renacimiento. Así fue para nosotros el descubrimiento de la plastilina: un cambio profundo”, revela Mendanha. “Con los años encontramos miles de nuevas maneras de trabajar con ella y siguen apareciendo, y el Baptisterio fue una manera de compartir ese descubrimiento”. Lafitte asiente: “Es realmente infinita la paleta que brinda”. Y detalla la ductilidad del material en el horno microondas, aunque en menos de cinco minutos vuelve a solidificar, o la herramienta que crearon para los esfumados.Mondongo. Villa 2, 2023. La obra se mostró en Nueva York.
Inspirado en el círculo cromático que Johannes Itten hizo para la Bauhaus, el Baptisterio de los colores lo reproduce en volumen y deja ver las sinergias que genera. Pero además, es expresión de un deseo, el de abordar asuntos “que no solo nos rompan los ojos”. Lafitte desarrolla: “Que no sea solo el dolor y la angustia, la desesperanza, el horror, sino encarar algo más cercano a la utopía, un espíritu alegre, como en este caso: realmente es algo muy envolvente, infinito, y es solamente color”.
–Podría decirse que es una experiencia inmersiva, aunque sin componente tecnológico.
-JL: Sí, porque realmente cada color tiene un gramo de diferencia entre sí. Era medio Breaking Bad: la balanza es lo tecnológico.
–Sin embargo, sus obras no se aprecian de un vistazo, hay que detenerse: buscan capturar la atención, que es el bien preciado de esta época, pero al mismo tiempo no hay manera de construirlas sino manualmente.
–MM: Empezamos a las 7 de la mañana y nos vamos a las 8 de la noche. Es muy lento pero es nuestra manera de trabajar, a través de un esfuerzo. A veces nos lleva tres o cuatro horas entrar profundamente lo que queremos hacer. Como una meditación.
–JL: Empiezo a calmar las voces de la mente… Cuando lo logro es algo muy parecido a la felicidad. Más allá de eso, somos muy de la filosofía del trabajo sostenido. Admiro muchos artistas y obras que son concebidas, y me rompen el corazón también, sin ese esfuerzo. Por eso, no aprehender rápidamente los cuadros tiene que ver con nuestra búsqueda, que detrás hay un montón para descubrir.Galería de personajes. Amigos y familiares de Mondongo (izq.) y los obreros de Berni (der.). Foto: Ariel Grinberg.
Alrededor del sistema
Las obras de Mondongo se venden de manera vertiginosa. Siempre hay un coleccionista dispuesto a releer la historia del arte a través de las piezas que esta dupla saca de su taller después un esfuerzo descomunal. ¿Cómo se hace hoy una retrospectiva de Mondongo? Casi imposible. Sus obras están diseminadas por el mundo. Solo las Villas están en Abu Dhabi, Bélgica, en colecciones públicas y privadas. A Houston, Texas, habrá que ir a buscar el retablo de doce metros. ¿Prestaría su retrato construido con espejitos de colores el Rey Juan Carlos I de Borbón? El dominio de la técnica y la compenetración en la tarea libran batalla contra la improvisación como idea de un mundo rápido. ¿Qué piensan?
-MM: En un momento, cuando estábamos más inmersos en el mercado del arte, hacíamos dos ferias anuales, una muestra aquí, otra allá, pero decidimos retirarnos de eso para poder volver a tener tiempo para trabajar en las obras.
–JL: El retablo de Houston nos tomó cuatro años, porque decidimos que no tenga un deadline, y también aprendimos a escuchar a los cuadros.
–MM: El tiempo es fundamental. Cada uno, además, hace lo que le interesa.
–JL: Nosotros esperamos conectar, comunicarnos, generar algún tipo de impacto, de preguntas; y lo que puede venir es diverso.
–¿Y cómo es la relación con el mercado del arte? ¿Ya no van a ferias?
–JL: Hace dos años volvimos a Art Basel.
–MM: Lo que el mercado del arte hace con los artistas es que cuando empieza a funcionar dentro del mercado, tenés que suplir la demanda que se genera. Solo para mantenerte en ese mundo: hacer la mayor cantidad de ferias posibles. Y nuestra obra de por sí no es adecuada para ese sistema. En un momento nos encontramos haciendo mucha obra y no nos gustaba. Pero nuestras obras se comercializan…
–¿Cómo fue el trabajo en equipo con los años?
–MM: Mutó de miles de maneras. Trabajamos diez años con ayudantes, después colaboramos con gente pero hoy frente al cuadro somos nosotros dos, nada más, desde hace como 15 años. Trabajar juntos nos dio tener una pasión por la experimentación. Siempre estamos buscando nuevas maneras de trabajar.
- Mondongo. Manifestación
- Lugar: Malba, Sala 1, Av. Figueroa Alcorta 3415
- Horario: mie a lun de 12 a 20
- Fecha: hasta el 23 de septiembre
- Entrada: general $5000.