Los curadores cuentan cómo será el pabellón del Vaticano en Venecia

Fuente: Clarín – Grandes intrigas rodean la apertura del pabellón del Vaticano, en la Bienal de Arte de Venecia, la cita del arte internacional más abarcativa, variopinta y estelarizada del mundo. La iniciativa de la Santa Sede sorprendió, al conocerse con apenas dos meses de anticipación, sobre todo en el marco de una Bienal enfocada en el concepto de Tercer Mundo, que se calcula muy politizada. Su lema es «Extranjeros por todas partes» (Stranieri Ovunque). El «Padiglione» de Francisco tendrá una preinauguración este martes 16 –para la crítica e invitados especiales, recibidos en pequeñas comitivas– y se inaugurará para el público general el 20 de abril. Se desplegará en la cárcel de mujeres de la Giudecca, y no en los espacios expositivos clásicos, Arsenales y Jardines.

La Giudecca es esa isla de enfrente, extendida todo a lo largo de la isla principal y tan delgada que en su origen fue llamada Spinalonga. Es un barrio de población veneciana y aloja tanto el palazzo de la colección Peggy Guggenheim como las cárceles desde fines del siglo XVIII, cuando cerraron los tétricos sótanos llamados Piombi (los Plomos del Palacio Ducal), de los que famosamente escapó Giacomo Casanova.La directora del Centro Pompidou-Metz, Chiara Parisi. (Foto de JEAN-CHRISTOPHE VERHAEGEN / AFP)La directora del Centro Pompidou-Metz, Chiara Parisi. (Foto de JEAN-CHRISTOPHE VERHAEGEN / AFP)

Hay disenso sobre el origen de su nombre actual, Giudecca, aunque se la asocia a la colectividad judía –judei–, muy añeja en Venecia, la ciudad que inspiró a Shakespeare para su Mercader avaricioso y donde se estableció el primer guetto judío, en 1516 (no localizado aquí sino en Cannaregio), y se acuñó la palabra –getate, fundir metal; allí se encontraban las fábricas de bombardas.

Aunque hoy el Vaticano da por sabido que no cuenta con un espacio propio en la Biennale, siempre se dijo que Arabia Saudita le alquilaba el pabellón nacional, en los Arsenales, de hecho, lindero del espacio argentino. En su conferencia de hace un mes, el cardenal portugués José Tolentino de Mendonca, al frente del Dicasterio papal para la Cultura y la Educación, contaba que la exposición desplegará una puesta multimedia que contiene instalaciones, cine y arte plástico, concebida con una fuerte interacción con el público y las reclusas. Francisco visitará el «Padiglione» el 28 de abril.Bruno Racine. Foto: AFPBruno Racine. Foto: AFP

Con curaduría de Bruno Racine y Chiara Parisi, la muestra se titula «Con mis ojos» y contará con obras de los artistas Maurizio Cattelan, Bintou Dembélé, Marco Perego & Zoe Saldana, Claire Tabouret, Simone Fattal, Sonia Gómez, Claire Fontaine y Corita Kent, todos ellos vivos y activos, excepto esta última. También participará de un conversatorio el suizo Hans Ulrich Obrist, uno de los curadores más influyentes del mundo.

Una palabra sobre Maurizio Cattelan; su elección conscita todas las especulaciones, por su independencia anticlerical. Y de hecho, muchas de sus obras hoy parecen haber anticipado los códigos y síntesis del meme, la expresión más actual y extendida de la sátira. En 2000 presentó en la Royal Academy de Londres La novena hora, una escultura satírica en la que el Papa Juan Pablo II es aplastado por un meteorito; la obra fue censurada en Polonia.

El cardenal Tolentino sorteó el aprieto con una paradoja argumental: «el iconoclasta reconstruye el ícono», y no le falta razón: canon, al igual que herejía, son palabras del campo eclesiástico. Cattelan también hizo un Hitler de rodillas y en oración, y a una jovencita crucificada en una pared con cinta aislante. También participó en Art Basel Cities, en Buenos Aires, con un concurso para un cementerio imaginario de los desaparecidos de la dictadura.Cárcel de mujeres de la Giudecca, en VeneciaCárcel de mujeres de la Giudecca, en Venecia

Con los curadores Racine y Parisi intercambiamos un extenso correo.

–Han pasado muchos años la visita de un Papa a la Bienal de Venecia; el último fue Benedicto XVI en 2011. ¿Qué motiva esta urgencia de Francisco por estar presente esta vez?

–Bruno Racine: La Santa Sede participó por primera vez en la Bienal de Venecia en 2013, así que el Papa Francisco será el primer Pontífice que visite un Pabellón de la Santa Sede. Esto hace que su visita sea muy especial, de hecho irrepetible.

–¿Ocupar la prisión de mujeres fue iniciativa de Francisco, de los curadores o del Discasterio, en diálogo entre Tolentino y el papa?

–Bruno Racine: La elección de la prisión fue hecha por los curadores y el cardenal José Tolentino de Mendonça, y luego aprobada por el Papa. Dado que el Vaticano no cuenta con una escena artística propia, el lugar en sí tenía que transmitir un mensaje. El Papa Francisco insiste en la necesidad de atender a las personas aisladas de la sociedad. Por eso, la instalación del Pabellón en una cárcel está en perfecta consonancia con este mensaje.Maurizio Cattelan, Sin título, 2007.Maurizio Cattelan, Sin título, 2007.

– En ocasiones, el Papa ha tenido iniciativas y fijado sus posiciones en temas de arte, desde una perspectiva evangelizadora. Creó un jardín de esculturas en el Vaticano, de imaginería católica. ¿Cómo ha sido esta vez?

–Bruno Racine: El Papa Francisco dejó plena libertad a los curadores y al Dicasterio y no participó activamente en la concepción y el diseño de la propuesta para el Pabellón de la Santa Sede.

–Ocho artistas participan de «Con mis ojos»; ¿qué relato unirá las obras?

–Chiara Parisi: Todos los proyectos ponen de relieve la importancia de la colaboración y la constatación de que nuestra percepción es limitada. Ver más, observar lo que antes pasábamos por alto, puede ser la clave. Cada uno de nosotros tiene una visión única, influida por su propia posición; compartiendo estas perspectivas, sin tratar de imponer las nuestras, podemos ampliar nuestro horizonte. Ningún grupo puede afrontar por sí solo retos tan vastos como la libertad; sólo uniendo nuestras fuerzas podremos superarlos. Esta es la base sobre la que se asientan todos los proyectos.

– ¿Qué los llevó a Cattelan, quien siempre ha enarbolado su autonomía?

–Bruno Racine: El arte no puede subordinarse ni instrumentalizarse. El diálogo entre arte y religión debe tener en cuenta ciertos riesgos. Pero la fe también puede cuestionar nuestras creencias o prejuicios. Cattelan es un artista de gran profundidad, que nos invita a mirar más allá de la superficie. Su poderosa contribución al Pabellón significa precisamente eso.Maurizio Cattelan: "Él". Foto: APMaurizio Cattelan: «Él». Foto: AP

–Chiara Parisi: Maurizio Cattelan es fundamental por su combinación única de ingenio artístico y profundidad filosófica. Reconocido no sólo como artista sino también como filósofo que siente todo intensa e inmediatamente, la obra de Cattelan explora también cuestiones de prejuicios. Sus creaciones desafían las percepciones de los visitantes, ampliando los límites entre el arte y las normas sociales. Al presentar la obra de Cattelan, invitamos a los visitantes a experimentar un arte que no sólo atrapa visualmente, sino que también provoca una reflexión y un diálogo profundos.

–¿A quién refiere el título de la exposición: a los ojos de las detenidas, a los ojos de Francisco? ¿Y qué relación guarda la ubicación de la Giudecca con «Extranjeros por todas partes», el lema general del curador general de la Biennale, el brasileño Adriano Pedrosa?

–Bruno Racine: Entrar en una prisión es como cruzar una frontera. Cada visitante tendrá que dejar su teléfono móvil para poder entrar, y la visita al Pabellón se realizará también con la ayuda y participación de los reclusos. El proyecto invita a salir del propio punto de vista para acceder a la mirada del otro, ya sean los artistas, los internos o los propios visitantes, en una relación y experiencia directa y profunda.

–El sistema carcelario, sus fallas y límites, es uno de los debates más acuciantes y politizados en Latinoamérica. ¿Cómo influyó esto en su concepción de la exposición?

–Bruno Racine: No se trata sólo de un tema y una cuestión locales, sino que todos los países se enfrentan a ellos. Es precisamente con la intención y compartiendo el objetivo de una reconstrucción personal por parte de quienes se encuentran en estado de detención como se concibió este Pabellón.Maurizio Cattelan. Foto: Alberto Zanetti / Archivo ClarínMaurizio Cattelan. Foto: Alberto Zanetti / Archivo Clarín

-Por tratarse de una cárcel de mujeres, y dado que las monjas siguen sin acceder a los atribuciones del clero masculino, ¿qué lectura contempla de las instancias actuales del feminismo?

–Chiara Parisi: En la cárcel, uno se enfrenta a las profundas injusticias y desigualdades que persisten en la sociedad. El feminismo, en este contexto, invita a una exploración crítica de las raíces de la injusticia y la exclusión, suscitando una reflexión sobre la libertad, la identidad y la resistencia. El arte debe entenderse como un espacio para la acción y el diálogo, que conduzca a una profunda reflexión sobre las formas en que las sociedades pueden reconocer y abordar las raíces de la desigualdad, promoviendo el cambio y renovando los principios de justicia e igualdad para todos.

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