La Usina del Arte

Fuente: Clarin – La recuperación del edificio de valor histórico transforma una infraestructura obsoleta en un faro para la cultura.

Pensar en las piezas infraestructurales de la ciudad siempre estuvo involucrado con los temas específicos y pragmáticos que se desprenden del funcionamiento de las mismas; tuberías, conexiones, bombas, transformadores, redes, etc…

Hoy, desde una perspectiva más actual, también reviste la oportunidad de construir una serie de paisajes útiles, plagados de complejidad programática; parques, lugares para la cultura y el deporte y, en algunos casos incluso, atractores de flora y fauna.

El High Line de Nueva York de Diller Scofidio + Renfro, o las piletas de tratamiento de agua en Medellín, transformadas en espacios públicos por la compañía estatal colombiana EPM (Empresas Públicas de Medellín), son claras muestras de ello.

Dentro de estas nuevas categorías podemos incorporar a los edificios que en algún momento fueron parte de la red de servicios que atendían a la ciudad y que, debido a los avances de la tecnología o la mudanza necesaria de estas piezas a los suburbios, han quedado obsoletos por años, para después ser descubiertos por esta mirada contemporánea, cambiando su historia, los sistemas de referencia urbanos y apoyando con esto el nacimiento de nuevas centralidades barriales.El edificio original fue inaugurada en 1916, con diseño de Juan Chiogna.

El edificio original fue inaugurada en 1916, con diseño de Juan Chiogna.

Además, estos edificios, contenedores de espacios casi mágicos, de una escala poco aprehensible, con vacíos plagados de máquinas, tuberías, tanques, puentes y grúas, estructuras enormes al desnudo ahora desprovistas de su funcionamiento específico, aportan con su imaginería vacante y su tamaño, espacios únicos para eventos culturales y artísticos, tan diversos y osados como las salas mismas.

Imposible al pensar en esto no recordar el efecto casi irreal logrado por “Proyecto Clima”, del danés Olafur Eliasson en la Tate Gallery de Londres y su enorme Hall de turbinas. ¿Esa increíble “pieza-atmósfera” nace de la mente del artista y encuentra lugar en el espacio vacío reformado por Herzog y de Meuron?, ¿o la existencia de ese preciso lugar con esa escala logra inspirar nuevas formas de expresión artística?

Seguramente, ambos se retroalimentan, así como la arquitectura y el arte se retroalimentan, y cada vez son más los espacios similares refuncionalizados con la suficiente habilidad como para que todo funcione como debiera sin perder la lógica industrial que los caracteriza.Espacios refuncionalizados sin perder la lógica industrial.

Espacios refuncionalizados sin perder la lógica industrial.

Dentro de estas corrientes encontramos intervenciones que van desde las muy osadas como el reciente Museo Zeitz de Arte Contemporáneo de África (Zeitz MOCAA), de Heatherwick Studio, un histórico complejo de silos de granos en Ciudad del Cabo que, luego de su transformación, parece haber sido cortado con un láser caprichoso e irreverente que desafía a la gravedad.

O aquellas muy estratégicas que juegan con el estado de la ruina como estilo, defendiendo la idea de que todo prevalezca con sus viejas heridas, como si el edificio nunca hubiera sido parte de una renovación. Un caso referencial de esta postura es el Palais de Tokyo, en París, del estudio de Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal.

La Usina, reformada por el equipo de proyectos de la Dirección General de Infraestructura del Ministerio de Cultura de la Ciudad, encuentra un lugar muy digno en este listado mundial de ejemplos que se multiplican, no solo por lo ya mencionado en términos generales, sino por la calidad de la obra lograda post reforma y por el éxito de su uso.Las grandes salas conviven con otras pequeñas e íntimas.

Las grandes salas conviven con otras pequeñas e íntimas.

Las grandes salas conviven con otras pequeñas e íntimas, “manejando” al público con naturalidad en la superposición de funciones diversas. Con muestras interiores y exteriores, recitales en el patio o en la nueva plaza frente al acceso y un barrio que se activa cuando todo esto sucede.

Quedará por ver si, con el tiempo, finalmente se logra la conexión lógica buscada con el inicio de Puerto Madero o la Costanera Sur como para que este sector de la ciudad se transforme como se esperaba en los planes iniciales de recuperación.

Una red de museos que además incluye al inconcluso Museo de Arte Constructivo sobre la avenida Almirante Brown y que llega hasta Proa o el recién inaugurado “Colón Fábrica”, encontrando ese interesante equilibrio cultural entre el norte y el sur de la ciudad.

Para sumar virtudes, la Compañía Italo Argentina de Electricidad es un increíble ejemplo que destaca esa sabia mirada de la antigüedad que, ignorando en definitiva su programa específico, una gran sala de máquinas, ha dejado para la historia una huella innegable de entrega ciudadana, al generar edificios únicos, con torres, relojes y bellos ornamentos traídos de los más diversos rincones del mundo.

Ficha técnica

Autores. Dirección General de Infraestructura del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad Ubicación. Caffarena 45, Ciudad de Buenos Aires, Argentina Año. 2007-2013.

Alejandro Borrachia es arquitecto, Decano de la Escuela Superior de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Morón

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