Fuente: La Nación ~ Tras la pausa impuesta por la pandemia, volvieron híbridas para confirmar que no hay nada como el encuentro presencial
Una “bomba”. Eso anticipó que sería la celebración de los treinta años de arteba Marta Minujín, la artista más popular de la Argentina. No se equivocó. El encuentro presencial que terminó el domingo último en La Boca representó un clímax festivo tras las duras pruebas impuestas por la pandemia, que desafiaron incluso hasta a los más resilientes.
“Esta edición va a ser fantástica, porque la gente está desesperada por vivir en arte”, sostuvo el día de la inauguración “la reina del pop”, después de un año maratónico de grandes obras en el que también sufrió la pérdida de su compañero de toda la vida. Se abrazó luego con Luis Felipe Noé, otro gran artista que también se refugió en el trabajo para sobrellevar una de las cuarentenas más extensas del planeta. “El arte nos protege, ¡es muy bueno que estemos vivos!”, le dijo a su amigo y colega, mientras le recordaba la época en que cuidaba a su hija en París, hace más de medio siglo.
El mismo día en Arenas Studios fue recibido con aplausos Jacobo Fiterman, uno de los fundadores de la organización sin fines de lucro que impulsa una de las ferias más importantes de América Latina. Fue él quien la presidía cuando debió atravesar la crisis de 2001, en la que también coincidieron el caos local y la incertidumbre global tras la caída de las Torres Gemelas.
La imagen sonriente de los tres fue el símbolo que se necesitaba: la demostración de que todo pasa. “Estamos felices con el resultado de la feria arteba 2021. Va a quedar en la historia como la feria del reencuentro y el fortalecimiento de la escena del arte argentino contemporáneo”, dijo Larisa Andreani, actual presidenta de arteba, como balance de una edición memorable que ofreció por primera vez actividades gratuitas al aire libre para garantizar una edición “inclusiva, arriesgada y atractiva”. A tono con la nueva era, incluyó además un cambio estratégico de sede y un programa especial en una flamante plataforma online. “El mundo cambió, y las necesidades son muy diferentes”, observó Andreani, al confirmar que reinventarse es posible y necesario.
Los galeristas respondieron a su vez con mayor flexibilidad a la hora de financiar los pagos, y algunos incluso aceptaron criptomonedas.
Los galeristas respondieron a su vez con mayor flexibilidad a la hora de financiar los pagos, y algunos incluso aceptaron criptomonedas. “Hay una fuerte reactivación del mercado, probablemente provocada por la vuelta a una cierta normalidad, con mucha conciencia del arte como resguardo de valor”, señaló Pablo de Sousa, presidente de la cámara de galerías Meridiano. Destacó también el creciente interés de nuevos clientes, más jóvenes de los habituales.
Esta reactivación había comenzado semanas antes en BAphoto, la primera feria presencial poscuarentena en Buenos Aires, que reunió a las galerías internacionales en su sitio web y cerró con un aplauso en su nueva sede de Casa Basavilbaso. “Las ferias son dinamizadoras, entusiasman a la gente –observó su director, Diego Costa Peuser–. El mundo del arte no es sólo ver la obra, es también el encuentro”.
Un encuentro a veces provocador, como el que propuso en BAphoto Isla Flotante. De alto contenido erótico, las fotografías de Valentín Demarco mostraban juguetes sexuales tallados por él mismo en plata, con los ornamentos tradicionales de su Olavarría natal, incrustados en cuerpos desnudos. Esa osada apropiación de un símbolo de lo gauchesco, que desató el año pasado un fuerte debate en un encuentro nacional de orfebres, cobrará una nueva forma en la próxima edición de Art Basel Miami, en la que Jorge Mara participará con fotografías de Ellen Auerbach, Grete Stern y Horacio Coppola.
Isla Flotante, en tanto, le dedicará un stand entero a un millar de dijes cincelados en bronce por el joven artista, que representan imágenes tan variadas como un Playmobil, el logo de Facebook o la polémica banana con cinta vendida en la misma feria hace dos años por Maurizio Cattelan. Mientras la obra titulada Comediante volvía entonces a polarizar a la escena global en el antiguo debate sobre lo que puede considerarse “arte”, también muchos se preguntaban por lo bajo si el apretado calendario global de ferias no había llegado a un punto de saturación.
Entonces llegó la pandemia.
La primera en cancelar su encuentro presencial de 2020 en Hong Kong fue Art Basel; luego siguieron las demás, como en un dominó. Para mantener los compromisos hubo todo tipo de propuestas virtuales, incluso con recorridos 360° por pasillos que recreaban el espacio físico, y se anunció que el futuro sería “híbrido”: en parte presencial y en parte virtual.
Si bien las ferias se adaptaron con velocidad a ese formato, el éxito de ventas registrado en las últimas semanas demostró que no hay nada como el encuentro físico. Entre galeristas, artistas, curadores y coleccionistas, pero también con las obras. Como la banana reinventada, que ya no parece un chiste sino una medalla de la victoria.