Fuente: Clarín – Cecilia Calvet comenzó a tomar clases cuando se mudó a La Boca.Es una de las tantas mujeres que siguen el legado de un oficio que estuvo a punto de extinguirse.
Cecilia trae sus pinceles de pelo largo Carnevale, un frasco con agua para limpiarlos, sus pinturas, y se para frente al espacio en blanco de un tablero de madera. Ahí, con su mano izquierda, desliza sus trazos —de arriba hacia abajo— y escribe su nombre abreviado en rojo: “Ceci”. Su técnica se reconoce en el inconsciente colectivo de todo porteño. Es la del fileteado, unoficio ligado a la idea de “trabajo de hombre” en su origen. Mientras pinta en su local-taller de Bolívar 1049, Cecilia demuestra que las fronteras de género ya no existen. Las fileteadoras cada vez son más, y buscan profesionalizarse en esta ocupación que ha cambiado en las últimas dos décadas.
“Yo soy profesora de Lengua y Literatura. Empecé en 2015 a tomar clases de filete cuando me mudé a un alquiler en La Boca, que quedaba frente a un taller de un señor que era más letrista que fileteador. A mí siempre me había gustado, pero no es algo que haya visto mucho de chica. Yo soy de un pueblo que queda al noroeste de la Provincia de Buenos Aires, cerca de Pergamino. Nunca se me había ocurrido que eso se podía estudiar”, dice Cecilia Calvet, fileteadora y primera mujer en presidir la Asociación de Fileteadores desde hace medio año.
En diálogo con Clarín, Cecilia recuerda su camino en el oficio antiguo que nació con el tango a fines del siglo XIX, como si fueran hermanos, aunque el fileteado tiene un corazón completamente porteño. No siempre fue una ocupación que se pudiera transmitir, antes eran pocos los que sabían, porque la forma de aprender ocurría en los talleres, entre hombres obreros que tampoco reconocían en el filete un concepto artístico.
“En ese momento, en plena ola migratoria, se empiezan a decorar los carros tirados a caballo. El filete empezó siendo algo muy simple: una línea fina que sirve para decorar. Después comenzó a desarrollarse cada vez más. Se empezaron a copiar las molduras de los edificios antiguos. Todo lo que es el casco histórico, que tienen las casas molduras y que también tienen rejas con formas. Se hacía a pincel en los carros”, introduce Calvet, mientras muestra sobre la mesa de su local La Filetería un libro con los primeros filetes de inicios del siglo pasado.
De los carros a los camiones para trasladar mercaderías, y de ahí a los filetes de colectivos. Ese crecimiento, cuenta Cecilia, tuvo un stop cuando en la última dictadura militar se prohibió el filete. Ahí, muchos trabajadores perdieron sus entradas de dinero, y se vieron obligados a reinventarse, a expandirse hacia otras formas del oficio: filete publicitario, cartelería, entre otras.Cecilia Calvet, la primera mujer en presidir la Asociación de Fileteadores, un oficio en el que dominaron los hombres y cuando estaba a punto de extinguirse salvaron las mujeres. Foto: Enrique García Medina
“En los años 80 y 90 empieza a escasear cada vez más el trabajo, porque se deja de pintar a pincel, viene todo lo que es impresión digital, impresión de plotter, impresión de corte. Eso deja prácticamente herido de muerte al fileteado. Y ahí es cuando los fileteadores abren sus talleres y empiezan a dar clases abiertas al público en general. Entonces, recién ahí las mujeres comienzan a aprender”, explica.
El fileteador Ricardo Gómez fue uno de los primeros en lanzarse a la docencia. Y se encontró con que la mayoría de sus alumnos eran mujeres.
Cecilia rememora: “Él tenía miedo de que se muriera el oficio, entonces abrió su taller para dar clases y vinieron mujeres. Cuenta que la esposa le dijo ‘si vos no querés que pase eso, entonces enseñales a las mujeres’. Hoy en día hay mujeres que hace más de 15 años que hacen fileteado”.
Ella tiene nueve años de preparación. Tras aquella primera curiosidad que la movilizó a iniciar un curso descubrió que existía una Asociación Argentina de Fileteadores, fundada en 2013 por el fallecido fileteador Fernando “Memo” Caviglia.
“Memo fue el primer presidente, y la primera sede de la Asociación fue en la Galería del Viejo Hotel. Cuando llegué, hacía muy poquito que el fileteado se había declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Había muchos videos para esa postulación en donde se recorrían talleres de filete y en uno de ellos hablaba Silvia Dotta, quien es socia y fundadora también. Contaba que el fileteado no era su primera carrera, pero se convirtió en su vocación a los 40 años, cuando la conoció de casualidad”, destaca.
Cecilia llegó como alumna, pero luego se convirtió en miembro de comisión y alcanzó el rango de prosecretaria. Luego, en diciembre de 2023, fue designada para ocupar la presidencia. La Asociación ya no tiene sede desde la pandemia, pero la integran 250 fileteadores profesionales, entre ellos, más hombres que mujeres. Recién en la última muestra anual de fileteo el prestigioso premio “Orden del Pincel” lo ganó por primera vez una mujer.
“Lo que se ve en los últimos años es que hay mucha más afluencia de mujeres en este oficio, sí, pero a ellas les cuesta mucho más profesionalizarse. Tal vez por esto de que las mujeres tienen que dividirse en muchas tareas, y este trabajo requiere mucha dedicación. Horas y horas de perfeccionarse”, comenta Calvet.
La fileteadora estuvo un año en un taller compartiendo con un colega, en Chile y Tacuarí. Y antes de eso, trabajaba en su casa. En mayo de 2023 abrió su local donde colaboran 15 fileteadores y que también funciona como taller los días viernes. Cecilia Calvet era profesora de Lengua y descubrió el arte del fileteado cuando se mudó a La Boca. Foto: Enrique García Medina
Dice que en las últimas décadas lo que cambió con el crecimiento del rol femenino en estas piezas es el mensaje a comunicar: “Antes, las frases eran súper machistas. Funcionaban de alguna manera como un refuerzo del sentido común de la época. Lo que creo es que hoy en día otros temas se fueron poniendo en agenda, como el feminismo, y eso cambió”.
Hay mujeres fileteadoras que llevan adelante sus propios talleres en sus casas, otras tienen locales como Cecilia, otras venden a través de redes sociales, exponen sus trabajos en la Feria de San Telmo de los domingos.El Gobierno de la Ciudad lanzó un concurso para que el arte del fileteado esté presente en los buses turísticos porteños. Foto: Enrique García Medina
Desde hace meses, en el Buenos Aires Museo hay una muestra que tiene una parte llamada “Del carro al cuadro”. En esa muestra de grandes maestros del fileteado participan 15 fileteadoras en un diálogo entre el presente y el pasado con el foco puesto en la mujer.
“Hay una búsqueda de revalorización del patrimonio. Por eso también el lanzamiento del ‘Concurso Fileteado Porteño’”, señala Cecilia.
Recientemente, el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través de la Dirección General Patrimonio, Museos y Casco Histórico anunció la apertura de esa convocatoria que invita a los fileteadores a presentar sus propuestas inéditas para ser exhibidas en los buses turísticos de la ciudad mediante la técnica de ploteo.
Diez propuestas serán seleccionadas y cada una recibirá un premio de $ 1.200.000. La idea es que el 14 de septiembre (Día del Fileteado Porteño) ya circulen con esos diseños.Cecilia Calvet, la primera mujer en presidir la Asociación de Fileteadores, un oficio en el que dominaron los hombres y cuando estaba a punto de extinguirse salvaron las mujeres. Foto: Enrique García Medina
“Es la primera vez que se hace un concurso así y me parece que está bueno porque empezás a difundir el oficio y a tener presente en el ámbito urbano la estética del filete. Hoy en día la ves en los barrios, por ahí en San Telmo, en La Boca, pero tampoco es una cantidad enorme. Como los que también más consumen el filete o buscan mucho el filete son turistas, creo que está bueno”.
Y agrega: “Me parece que está bueno esto de tratar de hacer cosas o eventos que busquen revalorizar la cultura o el patrimonio para los argentinos, el fileteado es parte de la identidad y tienen que darle el mismo espacio que al tango”.Cecilia Calvet, la primera mujer en presidir la Asociación de Fileteadores, un oficio en el que dominaron los hombres y cuando estaba a punto de extinguirse salvaron las mujeres. Foto: Enrique García Medina
El local de Cecilia tiene una gran cantidad de clientes del exterior, de los rincones más lejanos, y también muchos compradores de las provincias de la Argentina. Ella considera que es un momento de expansión y de ascenso de este oficio, sobre todo para las mujeres.