Fuente: La Nación ~ Primero en su programa de radio y esta noche con un comunicado, el periodista y su mujer, como abogada en su representación, dieron por terminado el tema; la historia se remonta hace cinco años.
Final del caso de la estafa artística, un chimento tardío y mal contado, un acuerdo entre privados ventilado y una empleada de una fundación damnificada. Hace menos de 48 horas comenzó a hablarse de una compra de tres cuadros falsos que había hecho Jorge Lanata a partir de lo que una panelista reveló en un programa de televisión. Esta mañana el propio engañado lo aclaró: “Lo de ayer me sirvió para ver lo brutos que somos los periodistas cuando hablamos de cosas que no conocemos”, explicó al aire en su programa de Radio Mitre. Además de hablar de la unidad ontológica de la témpera (es una y la misma para nenes de jardín y para pintores), explicó que los 45 millones de pesos que se mencionaban eran lo que demandaba, no lo que había gastado en las pinturas. “Yo soy víctima. No soy culpable de que una banda me haya estafado”, dijo Lanata, que atesora arte argentino en un 95% de su colección y un 5% uruguayo.
Juan Melé, el supuesto autor de tres obras que compró, es un maestro del arte local. “Es muy complicado conseguir peritos, porque son todos muy cagones y nadie se quiere tirar contra otro. Es un mercado chico y corporativo, y gran parte se maneja en negro”, apuntó al aire el periodista y coleccionista. Sobre este tema, justamente, diferentes especialistas opinaron hoy en una nota de LA NACION qué hacer para no ser engañado ni perder miles de dólares.
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“Este quilombo se arregló el 3 de junio. Ya está arreglado. No hay nada más que ver”, dijo Lanata, y dio por tierra las especulaciones de que esto fuera una discusión en curso. Ya está saldada, y así lo ratificó por la noche su esposa y abogada Elba Marcovecchio, en un comunicado firmado por ella en representación de Lanata y de José Antonio David, quien está al frente de Mundo Nuevo, espacio de exposiciones de Avenida Callao 1868 donde el periodista adquirió los cuadros: “Con fecha de 3 de junio de 2022, hemos arribado a una justa composición de derechos, tras haber sido la Fundación y Jorge Lanata víctimas de un engaño, dejando a salvo el buen nombre y honor de la Galería Fundación Mundo Nuevo, quien merece plena confianza como protagonista del arte argentino”.
El relato de la galerista
Diana García Calvo, la mencionada galerista de las crónicas de ayer, lleva dieciocho años al frente de Fundación Mundo Nuevo, como empleada multifunción. “Yo le vendí en 2017 varias obras de Melé a Lanata, entre esculturas y gofrados –cuenta a LA NACION–. Un día me llamó y me pidió que le buscara una obra de los años ‘50. Dos meses más tarde apareció Enrique Núñez, un personaje del mundo del arte que tiene galería en un departamento de la calle Tucumán, con obras de 1948 que no tenían papeles. Yo avisé que no había ningún certificado y que recomendaba hacerla ver por un experto. Lanata no lo hizo. Negociaron el precio, y la galería retuvo un 5% nada más. Núñez al año siguiente ofreció dos piezas más en las mismas condiciones, y yo volví a alertar sobre la falta de papeles”.
A los tres años, en 2020, Lanata volvió a llamar a Calvo con la noticia de que las obras eran falsas. “Se las hicimos ver en la galería a una experta del Banco Ciudad y no les encontró nada raro. Pero un restaurador determinó que la pintura era acrílica y que ese no era un material que Melé usara en aquel tiempo”, revela. El entuerto se resolvió con un acuerdo entre Núñez y Lanata. En noviembre de 2020, Lanata devolvió los Melé a Núñez y éste le dio en compensación una obra de otro maestro de la abstracción geométrica, Alfredo Hlito, y una diferencia de dinero.
“En junio me llamó otra vez el abogado para decir que la obra de Hlito era falsa. Yo ya no tenía nada que ver con lo que habían acordado con Núñez, y jamás vi la obra de Hlito. Pero la abogada me volvió a meter en la bolsa. El 29 de diciembre me cayó un embargo en mi cuenta bancaria. Tuve que pagar un abogado civil de mi bolsillo. Yo soy una empleada y no tuve nada que ver con esto. Pasé un momento horrible”, cuenta Calvo.
“En junio tuvimos un allanamiento buscando las obras de Melé, pero no las teníamos nosotros, sino el dueño”, sigue Calvo. La galería, que pertenece a una fundación que dirige José David, por estos días está cerrada y con las luces apagadas. “Recibí cientos de mensajes de apoyo que son una caricia para el alma”, manifiesta. Alivio necesario, porque ahora en cama con Covid. “Trabajé ahí 18 años en Mundo Nuevo. Hice todo sola. Fui curadora, montajista, iluminadora, secretaria, administrativa, atención a extranjeros, mucama, exportadora, albañila, portera… todo lo hice sola. Las cosas se van aclarando, y lo único que quiero es que mi nombre quede limpio. Es lo único que tengo: mi trabajo y mi buen nombre y honor”.