Fuente: Telam – Invitada especialmente en el marco de la exposición «Tercer ojo», que reúne las obras maestras de la colección Malba y de la colección Costantini, Anna Di Stasi -una de las principales subastadoras de arte del mercado mundial- brindó esta semana una conferencia en ese museo y conversó con Télam.
De visita en la Argentina, la vicepresidenta senior y directora de Arte Latinoamericano de Sotheby’s, Anna Di Stasi, analizó las tendencias y los retos del mercado de arte latinoamericano, en el que, aseguró, hay actualmente un fuerte interés por las mujeres surrealistas que trabajaron en México entre los años 40 y 60, aunque advirtió: «Llevo veinte años en el negocio de las subastas de arte y he visto un sinnúmero de tendencias: todo viene y va».
Invitada especialmente en el marco de la exposición «Tercer ojo», que reúne las obras maestras de la colección Malba y de la colección Costantini, Anna Di Stasi brindó esta semana una conferencia en ese museo -sólo para invitados- para hablar del mercado que mejor conoce. Junto con Christie’s, Sotheby’s es una de las principales subastadoras de arte del mercado mundial. Entre ambas, captan el 80% del mercado del mundo.
En 2018, Di Stasi logró un hito que fue integrar el arte latinoamericano en las subastas globales de arte moderno y contemporáneo.
La experta de Sotheby’s repasó algunos casos de artistas y movimientos que han logrado récords de venta, como el caso de Frida, «Diego y yo», o el de las mujeres surrealistas con la propia Kahlo, Leonora Carrington, Remedios Varo y Leonor Fini, que han despertado gran atención del coleccionismo en el último tiempo.
Durante su gestión como directora de Arte Latinoamericano, su equipo ha logrado récords de ventas y precios emblemáticos para obras de Frida Kahlo, Diego Rivera, Wifredo Lam, Remedios Varo, Leonora Carrington, Roberto Matta, Joaquín Torres-García y Fernando Botero entre otros.
«Integrar el arte latinoamericano al mercado global fue para mí un gran reto profesional pero hoy ya es una estrategia bien establecida. En las subastas de arte moderno representa un 35% de las ventas», explica en una entrevista con Télam Di Stasi, quien cuenta con una maestría en Historia de Arte y Arqueología del Instituto de Bellas Artes de la New York University.
-¿Qué circunstancias se dieron para que Frida se convierta en récord del arte latinoamericano?
–Hay veces que en este negocio de subastas y de coleccionismo a los más altos niveles, para vender una obra pasan décadas, hasta que llega un momento ideal para ofrecer una obra así y creo que en el caso de Frida pues fue ese momento donde todos los factores se dieron al mismo tiempo. Nunca se había estimado una obra latinoamericana a esos niveles, entonces lo primero fue la valoración y después la justificación. Los referentes de obras privadas o ventas de artistas similares en términos de importancia, que se consideran masterpieces. Uno de esos factores es el interés que existe en este momento por la producción de mujeres durante el siglo XX.
-¿Qué diferencia a las obras surrealistas hechas por mujeres de las realizadas por artistas varones?
-No hay una comparación, o sea, no existe en México un arte surrealista que sea un acompañante al arte de tres mujeres como Kahlo, Leonora Carrington y Remedios Varo. Tal vez porque los hombres en ese momento estaban volcados al muralismo. Era más «masculino» pintar un mural de cuatro metros que un panel de 30 centímetros. Para los tres grandes de México -Rivera, Siqueiros y Orozco- su misión era realmente el muralismo, con su ideología y su propósito educativo ligado a los intereses del gobierno y la política del momento. Las mujeres surrealistas, en cambio, estaban interesadas en los mitos, leyendas, experiencias íntimas, sueños, sufrimientos, a veces sus pérdidas y sus propias reflexiones. Es un arte mucho más íntimo y más fantasioso. En su momento ninguna fue reconocida como una gran artista. Nunca tuvieron el soporte comercial o crítico realmente. La lectura que se hizo entonces fue que ellas tenían un hobby pero no una profesión. Muchas mujeres han pasado por eso, por esa lectura muy masculina, de que no tenían realmente proyección. Eso cambió hace poco tiempo.
-¿Con qué tuvo que ver ese cambio?
-Con el interés institucional y también con cómo se exhibe hoy en día el arte latinoamericano. Cuando entras por ejemplo al MoMA no hay una sala que diga ‘Latin American Art’ sino un recorrido durante el cual descubres ciertos artistas completamente integrados en el arte del siglo XX, que es mucho más real, mucho más sincero que decir «aquí todos los latinos» o «aquí todos los africanos». Es otro tipo de lectura y creo que es algo que también ha influido mucho en cómo nosotros -como casa de subastas- exhibimos y proyectamos este tipo de arte.
-Sin embargo, la pulsión victoriana por clasificar el mundo del arte es difícil de suprimir.
-Sí, porque gran parte del valor de la obra está en la clasificación, el año, la medida, si pertenece aquí o allá. Pero cuando un coleccionista descubre una obra y tiene una atracción emocional -que muchas veces eso se traduce en una compra- no tiene nada que ver con etiquetas.
-¿El creciente interés por el surrealismo tiene que ver con la situación del mundo actual?
-Completamente. Creo que en este momento de conflicto y de incertidumbre muy real a nivel global, estas obras te permiten escapar de una realidad muy difícil. Como una necesidad de entender el mundo de otras maneras, o tal vez encontrar refugio en ellas, o encontrar fantasía, ya que tienen tanto que ver con cuentos y mitología tan específica del surrealismo. Es un momento ideal para ese tipo de conexión que no es intelectual sino más bien un escape del día a día. No veo, por ejemplo, un interés similar por la abstracción, por el arte rígido y geométrico. El interés por el surrealismo hoy se ve en las instituciones, en el coleccionismo, en los libros de estudio, en las investigaciones. De todos modos, llevo más de veinte años en este negocio y he visto ya un sinnúmero de ‘trends’ (tendencias). Todo viene y va. Es un vaivén.
-En el libro «Siete días en el mundo del arte», la autora Sarah Thornton decía que los coleccionistas tienen el rol más fácil del circuito, que es tan solo llenar un cheque en blanco. ¿Qué rol consideras que tiene el coleccionista?
-Uno muy importante. Sigue siendo esencial para el mercado del arte, pero no solamente a nivel de transacciones. Muchos coleccionistas han abierto museos privados y exhiben sus colecciones de forma pública, lo cual añade otra dimensión a la lectura de estas obras. Sin ellos no habría oportunidad de expandir el mercado ni de darle al público la oportunidad de conocer y aprender de esos acervos.
-¿Dónde se encuentran los principales compradores de arte latinoamericano?
-Es difícil responder. Creo que hay más compradores nuevos entrando al mercado latinoamericano desde EEUU o Europa, que desde la propia región. En Latinoamérica, siguen siendo las mismas personas que conocíamos y entre los más importantes está Eduardo Costantini, por sus últimas adquisiciones y porque ha continuado una colección de primer nivel desde los años 80. Pero también existen coleccionistas de obras de muy alto nivel en México y en Brasil.
Buenos días. Mi nombre es J. M. Alejandro Cordini y soy un enamorado de las obras de arte. Mi email es: alejandrocordini@gmail.com. Me encantó el artículo sobre Anna Di Stasi, pero, sinceramente, me sorprendió que no se haya mencionado a Tarsila do Amaral, una de las grandes en Latinoamerica y de quien el propio Constantini tiene una de sus obras emblemáticas. Por lo demás, todo excelente.