Fuente: Clarín ~ Muchos museos y galerías pudieron retomar cierta presencialidad con estrictos protocolos después de un 2020 a puertas cerradas. Los hitos del año.
Segundo año de pandemia y el mundo se muestra resentido y sacando fuerzas para seguir adelante: el campo artístico no es ajeno. En formato mixto –presencial y virtual–, se concretó el regreso de muchas exposiciones; lo mismo que las ferias, como la Feria de Arte Contemporáneo de Córdoba, BADA, BA Photo y arteBA, luego de un año y medio de permanecer cerradas, en stand by o apurando ediciones virtuales para no perder el año.
Los artistas, curadores, gestores, galeristas y especialistas volvieron a circular: las muestras, además de exhibir obras de arte, devinieron espacios de reencuentros. Al menos así se vivió en las reaperturas del Museo Benito Quinquela Martín, la Fundación Proa, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Moderno, galerías como Gachi Hasper, Ruth Benzacar, Piedras o Cecilia Caballero, y en los talleres abiertos de artistas, como los de la Paternal y URRA.
Se termina 2021. ¿Qué nos deja este año en que seguimos viviendo en pandemia, aunque con vacunas, incertidumbre y nuevas cepas de covid?
Podría decirse del arte que una de sus virtudes más poderosas es su fuerza salvadora y sanadora. Si el mundo tal como lo conocemos hasta ahora exhibe sus dificultades, la belleza –esa experiencia y momento de placer estético que para cada persona es distinto– hace mucho más amable el camino. Algo de esto pasó en 2021.
Muestra de Carlos Alonso, sobre Dante Alighieri, en el Museo de Bellas Artes
El cuidado ambiental como hecho artístico
El arte se hizo eco de las luchas por detener las catástrofes naturales, muchas de ellas vinculadas al desarrollo de algunas industrias, con la intención de generar consciencia sobre lo imperioso del cuidado del clima y del planeta.
El tema medioambiental y un volver a la naturaleza inundó muchas de las muestras al punto de dar vida a nuevos espacios: el Museo Campo se presentó hace días en Cañuelas, un espacio de 35 hectáreas con obras e intervenciones al aire libre. Proyecto Biológica, surgido en 2017 con el Bioparque en La Plata fue un proyecto pionero en este sentido.
Siguiendo esta línea, hasta febrero, se puede visitar en el CCK, la muestra Simbiología, prácticas artísticas en un planeta en emergencia, donde se exploran los vínculos entre la humanidad y el medioambiente.
Imagen del Museo del Neo-Extractivismo (MNE), del colectivo Etcétera, en «Simbiología» (CCK).
En un mundo cambiado por dos años de cuarentenas, cierres y aperturas, mayores y menores restricciones, la vida virtual pasó a tener un rol protagónico. Internet se transformó en un espacio de exposición y de difusión, plataformas y buscadores privados. Tanto artistas como instituciones se apoyaron en las redes sociales para dar visibilidad a sus trabajos o exposiciones virtuales, proyectos y expresiones.
En este sentido, se destacaron por su oferta las páginas web del Malba, del Centro Cultural Kirchner, de Fundación Proa y sobre todo la red Instagram (de las galerías de arte, de los artistas individuales, de los museos, de los proyectos colectivos).
Las muestras de arte online fueron muchas veces maravillosos “paseos” posibles: recordemos como ejemplo el ciclo virtual La historia como rumor en Malba, Postales pandémicas de la cuarentena en el Museo de la Ciudad; el ciclo Té con historias en las redes y web del Museo Nacional de la Historia del Traje; o una parte de la propuesta de arteBA en formato virtual.
«Cast & Model» (1985), de Luis Frangella, una de las obras consagradas en arteBA 2021. Foto Rafael Mario Quinteros
Presencialidad y protocolo
2021 fue el año en que poco a poco se retomó la posibilidad de, protocolo mediante, visitar museos nacionales, provinciales, municipales o privados, y observar obras de arte en vivo y en directo, luego de un año y medio de contemplarlas en pantallas.
Algunas instituciones resistieron, otras no y algunas se reconvirtieron, como el caso de FoLa, la Fototeca Latinoamericana, que cerró su sede en Distrito Arcos y pasó a ser un trailer ambulante que recorrerá todo el país.
El trailer de la nueva FOLA. Foto Prensa
Entre las muestras más destacadas del año se encuentran, entre otras, la de Santiago García Sáenz en la Fundación Fortabat, así como actualmente allí se exhibe la del búlgaro Freisztav; Panorama Cándido, en el Museo Histórico Nacional; Alberto Greco, ¡qué grande sos” en el Moderno; Implosión de Marta Minujín en la Fundación Santander (además de su Big Ben acostado en el Festival Internacional de Manchester); Dante x Alonso en el Bellas Artes; Entramar la Nación en el Museo Nacional de la Historia del Traje; Las oportunidades en el Centro Cultural Recoleta; Tres miradas sobre Mar del Plata en el MAR y en el Fondo Nacional de las Artes; En terapia, la muestra sobre arte y psicoanálisis que se vio en el Malba, y Cuando cambia el mundo en Nosotras movemos el mundo, en el Centro Cultural Kirchner.
Ella, siempre vigente. «Implosión!», de Marta Minujín, en la Fundación Santander. Foto Fernando de la Orden
Doble aniversario
Así como la feria arteBa festejó su 30 aniversario, lo mismo ocurrió con el Malba, que el día de la primavera cumplió 20 años de existencia.
Entre las propuestas por las dos décadas de este museo, se destacan una colección actual de 600 obras, una exposición dedicada al uruguayo Rafael Barradas, que se podrá visitar hasta el 14 de febrero, y un homenaje al artista rosarino Antonio Berni a 40 años de su muerte, con el título Manifestación en foco, que investiga la vigencia de Manifestación, la emblemática pieza sobre desocupados e inmigrantes.Pero el Malba sorprendió al anunciar la adquisición de la célebre obra Cabalgata, del artista argentino Juan Carlos Distéfano, una obra de 1966 en la que se observan colores vibrantes, en capas y un grupo de animales verdes corriendo desbocados.
El artista argentino, Juan Carlos Distéfano, posa para una fotografía frente a su obra «Cabalgata» que adquirió el Malba en el marco del 20 aniversario de su fundación. Foto Xinhua/Martín Zabala
Dos meses después, el empresario Eduardo Costantini, fundador del museo, dio el batacazo al quedarse con el emblemático cuadro Diego y yo, de la mexicana Frida Kahlo, luego de ganar una subasta en la que desembolsó cerca de 35 millones de dólares, cifra récord para una obra de arte latinoamericano. La operación se concretó en Sotheby’s de Nueva York.
En el caso de arteBA –que por la pandemia debió suspender la edición presencial de 2020 y tuvo un recambio dirigencial luego de la salida de Amalia Amoedo– finalmente a principios de noviembre la edición número treinta de la feria se concretó en el Arenas Studios de La Boca y no en La Rural, como en ediciones anteriores: 59 galerías expusieron la obra de 300 artistas.
Economía cultural y mercado
Si el 2020 fue el año de la catástrofe para la mayoría de los artistas, gestores, curadores y actores culturales en nuestro mercado, 2021 fue el momento en que los diferentes ecosistemas (pequeños y grandes) volvieron a ponerse en marcha.
Las industrias culturales se reactivaron, con gran presencia del Estado (nacional, provincial, municipal) apoyando mediante programas, subsidios y trainings; la reactivación de algunos apoyos desde las diferentes embajadas (como la de Italia), y de empresas privadas a través de fundaciones específicas.
Mencionemos la aparición, desde 2020, de nuevas fundaciones dedicadas al arte, inaugurando tanto sedes físicas como acciones: Fundación Andreani, Fundación Santander, Fundación Ama (de Amalia Amoedo en Uruguay), próximamente ArtHaus, el cambio de rumbo y dirección en arteBA; entró Larisa Andreani como directora y la feria muestra un perfil más discreto.
La muestra, además, dejó su sede tradicional en La Rural y se hizo en el Arenas Studios de La Boca, donde ya se había realizado en 2017. Contó con la participación de 59 galerías que expusieron obras de más de 300 artistas.
Ficha del cuadro «Diego y yo», de Frida Kahlo, comprado por el empresario Eduardo Costantini.
La acción de grandes coleccionistas y asociaciones de amigos también tomó primer plano: la Asociación de Amigos del Museo Nacional cumplió 90 años, y abrió todo un sector de bares y restaurantes que atraerá nuevos públicos y un nuevo tipo de paseo, al MNBA, que une gastronomía y arte.
En cuanto a adquisiciones, fue resonante la compra de la pintura Diego y yo, de Frida Kahlo, por parte de Eduardo Costantini, por 34,8 millones de dólares, el precio más caro pagado jamás por Frida y el mayor de la historia por una obra de arte latinoamericana.
Este 2021 que se va, fue también el de la despedida a grandes artistas, como Norberto Gómez, Guillermo Roux y Jorge Gumier Maier.
El artista Guillermo Roux falleció el 28 de noviembre, a los 92 años.
Qué dice el mundo del arte de este 2021
Andrea Giunta
Historiadora del arte y curadora
2021. Segundo año de pandemia. Nuestras vidas, nuestros afectos, la relación con nuestro trabajo cambiaron radicalmente. Quizás no cambió tanto el mundo del arte. No tanto como anticipaba en 2020. Las instituciones volvieron a exponer, y aunque las inauguraciones restringen el público (ahora se llama ‘aforo’), estas han sido, sobre todo desde septiembre, lugares de encuentro.
Lejos de ver todo lo que las instituciones ofrecieron en la puesta al día de sus espacios de exhibición, conservo momentos, pantallazos, imágenes que involucraron descubrimientos y ese estar con las obras frente a frente, momento, experiencia, que no puede reemplazar el universo digital.
«Inventar a la intemperie», muestra en el Parque de la Memoria. Fotos Federico Lo Bianco/Gentileza
Enumero lo que recuerdo, sin sistematicidad: la exposición 19y20 en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (ex Esma); Inventar a la intemperie en la sala Pays del Parque de la Memoria; la exposición de Alberto Greco en el Museo de Arte Moderno; la exposición de Cristina Schiavi en la galería Walden; la exposición Simbiología en el Centro Cultural Kirchner.
También el nuevo espacio en el que se hizo arteBA; la turbulencia de una escena que dinamizaron les artistas en múltiples galerías ad hoc; los recorridos por esa escena en el Instagram de Gustavo Bruzzone; las Desesperadas por el Ritmo en el Centro Cultural Recoleta; la convocatoria a nuevas generaciones que propone el CCR.
Destaco la transformación de los parámetros patriarcales que dominaban en el mundo del arte en la Argentina
Andrea Giunta
Y el apoyo que desde las instituciones públicas se brindó a la comunidad artística, muy afectada por el aislamiento; el homenaje a Jorge Gumier Maier en el Museo Nacional de Bellas Artes; la transformación de los parámetros patriarcales que dominaban en el mundo del arte en la Argentina y los aprendizajes en pos de la paridad y la representación de las artistas mujeres y las personas LGBTI+.
Los premios dejaron de distribuirse casi en forma excluyente entre artistas varones y las instituciones internalizaron las miradas amplias, enriquecidas, en lugar de la repetición de unos pocos nombres. El mundo del arte en la Argentina se ha ampliado, es más federal, es más diverso, es más inclusivo.
La curadora Andrea Giunta, historiadora del arte. Foto Fernando de la Orden
Guillermo Alonso
Director de Patrimonio y Museos de Córdoba
El año 2020 sacudió al mundo de los museos como nunca antes. Más del 90 por ciento de los museos del mundo tuvo que cerrar sus puertas de manera simultánea. Nunca en toda su historia, ni siquiera el momento más destructivo e inseguro del siglo XX en Europa, la Segunda Guerra Mundial, hirió a las instituciones culturales tanto como el Covid 19.
La pandemia afectó no solo el aspecto financiero de la operativa de los museos, causando pérdidas dramáticas de ingresos y generación de recursos, también en las condiciones de trabajo y el bienestar mental de su personal.
No hay duda que el contacto con el objeto y la visita a un museo para estar frente a la obra de arte es irremplazable
Guillermo Alonso
Sin embargo, toda crisis conlleva una ventana de oportunidades, y esto ha motivado a los museos a evolucionar y cambiar: en 2020 tuvo lugar un impulso inédito en el uso de la tecnología y un profundo reconocimiento de la necesidad de digitalización en el sector.
Observo que es una discusión abstracta la presencialidad ante la obra de arte versus los medios digitales, ya que (como en todos los órdenes de nuestras vidas, de las empresas, de las instituciones) no fue una decisión tomada por los museos sino impuesta por la realidad pandémica mundial.
No hay duda que el contacto con el objeto y la visita a un museo para estar frente a la obra de arte es irremplazable.
Merece una reflexión el análisis posterior que deberá, necesariamente hacerse, del desempeño de cada institución y sus recursos.
Es para celebrar que los museos de nuestro país hayan podido, aún con las restricciones del caso, abrir nuevamente sus puertas al público y que inclusive La Boche de los Museos haya sido de manera presencial en casi todas las ciudades de nuestro país.
Finalmente destacar la necesidad de mayores aportes financieros y permitir nuevas formas de búsqueda de recursos para instituciones, con patrimonios tan relevantes, que en nuestro país en la mayoría de los casos, funciona con presupuestos insuficientes.
Eleonora Jaureguiberry
Subsecretaria de Cultura de San Isidro
La pandemia impactó en el campo de la cultura de modo paradojal: por un lado, dejó al descubierto su precariedad; por el otro, confirmó que su producción es una usina de sentido y bienestar.
Para nuestros museos, cerrar las puertas pero seguir abiertos fue un desafío complejo. Entre todos logramos mantenernos relevantes: produjimos guías didácticas y videos que compartimos con docentes, y luego con toda América Latina. Estas prácticas llegaron a nuestros museos para quedarse.
La programación se vio alterada, pero la necesidad de replantear y el tiempo para reflexionar generaron buenas noticias. El Museo Beccar Varela, que trabaja sobre la historia local, incorporó microhistorias aportadas por vecinos que, en el furor desatado por la pandemia, desenterraron fotografías y objetos que pronto se verán exhibidos.
Lo más interesante es, quizás, el esfuerzo compartido para ponerle número a la economía de la cultura
Eleonora Jaureguiberry
El tiempo entre aperturas nos permitió pensar todo de nuevo. El Museo Pueyrredón comenzó a trabajar en su guión. El Museo del Juguete renueva sus prácticas con la construcción de un espacio de libre acceso.
La pausa permitió también diálogos entre gestores culturales con responsabilidades en ámbitos oficiales. Muchos de nosotros armamos redes de cooperación entre provincias y ciudades afines y generamos lazos de confianza.
Eleonora Jaureguiberry, Subsecretaria General de Cultura de San Isidro.
Allí discutimos legislación que proteja a los artistas, y pensamos modelos de regulación para el mercado del arte. Lo más interesante es, quizás, el esfuerzo compartido para ponerle número a la economía de la cultura, que abarca una importante cantidad de actividades relacionadas, muchas de ellas en negro o ingresadas en otros rubros.
Tenemos confianza en que la solidez de esos números sacará a la cultura del papel secundario que se le asigna en las mesas en donde se toman decisiones. Conocemos nuestro papel en la tarea de sensibilizar a quienes deciden y a una amplia red de personas que ya intuyen que sin cultura no hay verdadera felicidad.
Mariana Marchesi
Directora Artística del Museo Nacional de Bellas Artes
El cierre total de los museos el 20 de marzo de 2020 colocó en primer plano una serie de preguntas relativas al rol y la función social de nuestras instituciones culturales.
En el caso del Museo Nacional de Bellas Artes, uno de los desafíos más urgentes en ese contexto, fue la necesidad de garantizar la preservación de las colecciones que alberga la institución.
La seguridad del personal también fue prioridad, por lo que, durante aquellos meses, se decidió que las autoridades quedáramos a cargo del cuidado integral del patrimonio que alberga el Museo.
Mientras las actividades y los servicios de consulta especializados se adaptaban al mundo virtual para acercar el museo al público en su casa, otra dimensión vinculada a la materialidad del patrimonio nos recordó la importancia del arte como experiencia de vida.
La apertura del museo en octubre de 2020 y el nuevo cierre de abril de 2021, dejaron claro que en el futuro cercano habría (y habrá) avances y retrocesos. En función de estos escenarios potenciales se planificaron las asistencias del público y de los equipos de trabajo.
El desafío fue y es encontrar el equilibrio entre la seguridad de las y los trabajadores y el cuidado de la colección.
Sin dudas, la reapertura definitiva de museos y espacios culturales es uno de los aspectos para celebrar de este 2021.
Aquí también se hizo evidente el rol fundamental del arte y la cultura en una comunidad, y cuán necesarios son en situaciones límite y desafiantes como las que nos tocan vivir.
Los museos son generadores de múltiples experiencias, nos permiten construir sentido, son espacios de libertad. Son justamente esas experiencias las que pueden ayudarnos a pensar y atravesar la adversidad.
Victoria Noorthoorn
Directora del Museo Moderno de Arte Moderno de Buenos Aires
2021 fue el año en que el Museo de Arte Moderno pudo afianzar su misión de ser el museo público federal, inclusivo y accesible que apoya y da visibilidad a un número cada vez más creciente de artistas argentinos de todas las generaciones.
Con exposiciones dedicadas a figuras históricas como Alberto Greco y Elda Cerrato, a artistas de referencia como Nicanor Aráoz, Adriana Bustos y Washington Cucurto, a las escenas más jóvenes en todo el país a través de exposiciones como la colectiva de 34 artistas.
En el eje federal, destaco la incorporación de 224 obras de artistas de todo el país que ingresaron al patrimonio, y la consolidación del Premio Azcuy aún en los momentos más críticos.
En el eje inclusivo, destaco el importante trabajo educativo y editorial del Museo, con sus capacitaciones a más de 4.000 docentes de todo el país y el ofrecimiento constante de propuestas presenciales y virtuales para todos los públicos.
También la inauguración de la nueva sede de nuestra Biblioteca histórica, así como los nuevos programas del Museo en el Barrio, que incluyen a KM1 – con artistas trabajando en plazas, cafés y comercios -, Mi Vereda, y Patio Moderno, abierto por la calle Defensa ofreciendo encuentros con talleres y presencia de libreros cada fin de semana.
El nuevo Museo Moderno dio visibilidad a más de 400 artistas argentinos y logró involucrar a más de 8 millones de personas en 2020 y a más de 6 millones de personas en 2021.
La directora del Moderno, Victoria Noorthoorn, junto a unos De Loof.
Victoria Salías
Directora del Museo Nacional de la Historia del Traje
Si 2020 fue el año en el cual tuvimos que aprender a vivir en virtualidad al 100 por cien, 2021 fue el del reajuste a la presencialidad, y de hacer convivir nuestra vida “normal” con la digital.
La tan mentada “nueva normalidad” tuvo sus efectos también en los espacios comerciales, tanto de arte como de moda, que debieron valerse de las herramientas informáticas para poder seguir ofreciendo sus productos y servicios, con estrategias varias, a prueba y error.
Se sumaron a nuestro Instagram algo más de 26.000 seguidores posicionándonos en el top 5 de museos de moda del mundo.
Victoria Saldías
Para el Museo de la Historia del Traje, la prueba fue más que exitosa. A nuestros 6.000 seguidores de Instagram de principios de 2020, se sumaron enérgicamente algo más de 26.000, posicionándonos en el top 5 de museos de moda del mundo.
Esta audiencia virtual nos plantea un gran desafío, ya que entendemos que es un público que posiblemente jamás sea presencial, sino que quedará fiel a nuestras redes, en la medida que continuemos ofreciéndole contenidos.
Museo del traje. «Animalia», una exposición sobre la relación de la moda con los animales, en 2019.
El Museo ha pasado a ser tan virtual como presencial. Esto obliga a diversificar programaciones y actividades, agendas, realidades aumentadas, recorridos virtuales y demás. Casi todas las experiencias museales son válidas en formato digital, salvo el momento de la comunión sagrada que se produce en una inauguración.
Los mundos del arte y la moda están más vivos que nunca, reencontrando su paso presencial, sin descuidar la presencia digital en esta nueva realidad bifurcada.