Cristina Rossi: “Para Arden Quin el arte debía ser plural y lúdico”

Fuente: Argentina ~ Hasta el 20 de noviembre se exhibe Carmelo Arden Quin, en la trama del arte constructivo en el Museo Nacional de Bellas Artes. Se trata de más de un centenar de obras del creador uruguayo y de los artistas constructivos con los que se vinculó a lo largo de su trayectoria. Sobre ello, conversamos con la curadora de la muestra Cristina Rossi.

La exhibición Carmelo Arden Quin, en la trama del arte constructivo expone gran parte del recorrido estético y político del artista uruguayo. Además, aborda sus vínculos con creadores argentinos desde que se radicó en Buenos Aires en 1938, la fundación del grupo MADI y el ejercicio de arte abstracto y constructivista.

El artista uruguayo, Carmelo Arden Quin. Foto: arteonline.net

A cargo de la historiadora e investigadora Cristina Rossi, el relato curatorial propuesto se inicia con las obras más tempranas del artista, en relación con ciertas ideas que comenzaron a surgir en 1945, por el Movimiento Arte Concreto Invención. Por supuesto y desde entonces, fue trabajando y desarrollando su impronta personal para dejar un sello propio en piezas cuyas características principales se encuentran en las formas irregulares y libres, los marcos recortados, las articulaciones de los coplanales, las formas cóncavas de las galbée, además de esculturas móviles que siempre incentivaron la participación activa de los espectadores.

Por otra parte, se exponen también obras de otros artistas argentinos y de la región que dialogaron con las preocupaciones estéticas del momento, por ejemplo, a través del grupo MADÍ. Este se trataba de una corriente artística iniciada en 1945 en la Argentina, que alcanzaba a todas las ramas del arte para llevar al extremo los conceptos de creación e invención, y liberar la creación artística de las limitaciones «externas».

Foto: MNBA

MADÍ, a su vez, se transformó en el único movimiento cultural de repercusión internacional creado desde Buenos Aires, fundado por Gyula Kosice y Carmelo Arden Quin, que luego incluyó a artistas como Rhod Rothfuss, Martín Blaszko, Waldo Longo, Diyi Laañ.

«Además, la muestra también abarca distintas publicaciones que circularon durante los años activos de Arden Quin. Por ejemplo, desde la participación del artista uruguayo en el comité de redacción de la revista Arturo. Revista de artes abstractas, hasta la fundación de la publicación literaria Ailleurs; desde la incipiente agrupación que dio lugar a las presentaciones del Movimiento Arte Concreto Invención (MACI), hasta el grupo MADI; desde el Centre de Recherches et d’Études MADI de la Rue Froidevaux, hasta la porteña Asociación de Arte Nuevo; desde su regreso definitivo a París, hasta su proyección en el extendido movimiento MADI Internacional. “En todos estos ámbitos, Arden Quin asumió el rol de catalizador de las relaciones colaborativas”, dijeron desde el MNBA.

Cristina Rossi, doctora en Historia y Teoría de las Artes (UBA), curadora, investigadora y docente, nos cuenta más sobre la producción del artista uruguayo radicado en Buenos Aires, y el gran legado plástico que dejó en esta parte de la región.

La curadora Cristina Rossi. Foto: MNBA

-¿Quién fue Carmelo Arden Quin y cuál es su influencia en las artes plásticas de esta parte de la región?

-Carmelo Arden Quin fue un artista uruguayo, nacido 1913 en Rivera, una ciudad ubicada en el límite con Brasil, en 1935, conoció a Joaquín Torres García, se interesó por su arte constructivo y –aunque no fue su discípulo directo–, tomó sus consejos. Era un joven ávido de lectura sobre cultura y política, que pronto entendió que para transformar la realidad era necesario agruparse. Así, cuando en 1938 se radicó en Buenos Aires, asistió como alumno libre a algunas clases de Filosofía y Letras, y se acercó a otros jóvenes que querían publicar una revista de vanguardia. En 1944 lograron editar Arturo. Revista de artes abstractas, que dio el puntapié inicial para la propuesta de un arte de “invención”, que se oponía a la figuración representativa que dominaba la escena artística hasta ese momento. Arden Quin formó parte del Movimiento MADI, uno de los grupos que impulsó ese arte nuevo a partir del cual se desarrolló el arte abstracto en la región. Se trataba de un arte que no representaba, sino que “presentaba” formas geométricas pintadas con colores planos en cuadros de formatos irregulares. Cuando en 1948 se radicó en París, relanzó el grupo MADI con artistas peruanos, venezolanos y franceses, conoció a Georges Vantongerloo, a partir del cual desarrolló un período de “plástica blanca”, y se acercó a Francis Picabia, que despertó su interés por el collage. Aunque ese grupo se desactivó hacia finales de los 50, en 1984 volvió a relanzar MADI, esta vez como un movimiento internacional al que, entre otros, adhirieron artistas franceses, belgas, italianos, húngaros, holandeses, venezolanos, brasileños, uruguayos y argentinos.

Foto: MNBA

-¿Cómo está diseñado el relato curatorial de esta muestra sobre Arden Quin? ¿Qué piezas se destacan?

-El relato curatorial despliega la obra de Arden Quin a través de toda su trayectoria y, al mismo tiempo, teniendo en cuenta su interés por el trabajo colectivo, presenta diálogos entre su producción y la obra de quienes integraron el grupo de Arturo, el Movimiento Arte Concreto Invención (MACI) y el Movimiento MADI que integró en el área rioplatense; el Centre de Recherches et d’Études MADI que formó en París, Asociación de Arte Nuevo que impulsó en Buenos Aires y el Movimiento MADI Internacional, con sedes en diferentes países. En la última sala se exhiben las tipologías inventadas en el período temprano que desarrolló en Buenos Aires, luego reelaboradas en París y alimentadas en la última etapa por la incorporación de nuevos materiales y los intercambios con otros artistas. En ese sentido, «Carmelo Arden Quin en la trama del arte constructivo» sostiene que la visión integradora de este artista impulsó la construcción de una red cuyos aportes se proyectaron, al mismo tiempo, sobre su propia obra.

Foto: MNBA

-¿De qué se trata el grupo MADI del que Arden Quin formó parte? ¿De qué manera aportó a los modos de hacer y entender el arte en la Argentina?

-El grupo MADI –formado en 1945 por Gyula Kosice, Rodh Rothfuss, Diyi Laañ, Martín Blaszko y Esteban Eitler, entre otros– propuso un arte de invención que no solo presentaba formas simples pintadas con colores planos cuyos bordes se ajustaban a un marco recortado, según propuso Rothfuss en la revista Arturo, sino que buscaban el movimiento y la posibilidad de transformación.
Arden Quin realizó muchas variantes de obras con partes articuladas y extraíbles. En el caso de los coplanales, se trata de formas geométricas recortadas y colocadas directamente sobre el muro, unidas por medio de varillas que permiten diferentes movimientos. Las obras MADI de Arden Quin se caracterizaron por presentar orificios y caladuras para que penetrara el espacio como elemento real, por curvar la superficie del soporte de las pinturas que denominó galbée y por proponer todo tipo de transformación, que diera participación al espectador.

Para Arden Quin y los artistas MADI el arte debía ser plural y lúdico porque consideraban que el espectador podía tomar conciencia de sus propias capacidades creativas, a través de la participación en la conformación definitiva de la obra. Tanto su insistencia en el arte plural y lúdico como la convicción por el trabajo grupal fueron aportes medulares de Arden Quin para el arte y la cultura latinoamericana. Con más de 70 años, volvió a relanzar el grupo, esta vez como un movimiento MADI Internacional que, sin abandonar la geometría y los formatos irregulares, incorporó las innovaciones de la tecnología, los intercambios con artistas de otras culturas y le imprimió un nuevo giro a la libertad creativa.

Foto: MNBA

-¿Qué relación con el arte constructivo, especialmente con la expresión de las revoluciones, sobre todo la rusa, tuvo el arte MADI?

-Así como los artistas de las vanguardias europeas de las dos primeras décadas del siglo XX, desde sus ideales políticos, habían trasladado sus ideas utópicas a las formas sensibles y consideraban que los esquemas o maquetas industriales ya anticipaban la vida cotidiana en la futura sociedad socialista deseada, los artistas MADI presentaban sus esculturas como prototipos que se proyectaban hacia el espacio público, mientras que en las pinturas se asoma un universo plantas urbanas, máquinas y circuitos eléctricos. También en los escritos y poemas se despliega una imaginación anticipatoria con frecuentes apelaciones a los avances científicos y al espacio interestelar.

-¿Qué diálogos establece la obra de Arden Quin con otros artistas de la región y el grupo MADI internacional?

-Arden Quin construyó una red de vinculaciones con colegas latinoamericanos, que comenzó cuando el núcleo de la revista Arturo se acercó a los pintores y poetas uruguayos, brasileños, argentinos y chilenos. Esta trama continuó en Francia, donde se refundó el grupo MADI con artistas locales y con José Bresciani y Jorge Eielson (Perú), Rubén Núñez y Luis Guevara Moreno (Venezuela), y Volf Roitman (Uruguay).
Para difundir las ideas MADI, Arden Quin viajó a Brasil en 1953. Tomó contacto con los concretos de Río de Janeiro y los del grupo Ruptura, entre ellos, Waldemar Cordeiro, Kazmer Féjer, Lothar Charoux y los poetas Décio Pignatari y Augusto de Campos. En París, la presencia de Godofredo Iommi imprimió un nuevo giro a los proyectos literarios de Arden Quin, mientras que el arribo de Gustavo Poblete reforzó la divulgación del arte MADI en la escena constructiva chilena. Posteriormente, argentinos, uruguayos, venezolanos y brasileños integraron el movimiento MADI Internacional.

Foto: MNBA

-Para quienes todavía no vieron la exposición, ¿qué debían tener en cuenta para un recorrido mucho más productivo?

-La muestra recorre secuencialmente las obras de Arden Quin, y en un doble registro presenta diálogos con los colegas que formaron las diferentes agrupaciones. Esas conversaciones con las obras de otros artistas están acompañadas por unos breves videos que presentan fotografías y documentos que sitúan en la época y despliegan los deseos y proyectos de quienes intentaban transformar la escena artística de esa época. Además de presentar la obra del periodo en el que trabajó en el grupo MADI- Buenos Aires, reconocido por nuestra historia del arte, la exposición ubica su trabajo mucho menos conocido localmente en el grupo MADI-París y MADI Internacional e, incluso, dedica un sector a sus poemas móviles, obras que reúnen lo visual, lo verbal y lo performático, y no admiten una lectura convencional sino que por su carácter lúdico –como en una tirada de dados– la organización de la lectura dependerá del azar.

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