Copyright en tiempos de IA: ¿qué pasa con las obras creadas artificialmente?

Fuente: BAE – Es difícil establecer un marco legal para las obras creadas con IA generativa. Cómo funciona la IA y por qué buscan regularla.

Es un momento complejo para la regulación de la IA, puesto que se encuentra en su etapa de surgimiento. Los esfuerzos para esbozar alguna legislación al respecto comenzaron en noviembre, durante la primera cumbre de Inteligencia Artificial. Siguió la conversación en la UE a lo largo de marzo en el Parlamento Europeo, y en mayo se avanzará aún más en la segunda Cumbre Internacional de IA, cuya ciudad sede será Seúl

Los debates sobre el tema serán centrales en el marco de las Jornadas Profesionales de la Feria del Libro. A lo largo de la charla titulada «El uso de la inteligencia artificial (IA) y la propiedad intelectual en la industria del libro» se abordó sobre las complicaciones que surgen a la hora de registrar contenidos creados por IA generativa.

La mesa estuvoconformada por Mónica Boretto (Abogada especializada en Propiedad Intelectual), Daniel Benchimol (consultor editorial y fundador de Proyecto451), Valentina Cuneo (investigadora del Centro de Estudios y Políticas Públicas del Libro EIDAES) y Trini Vergara (CEO en Trini Vergara Ediciones).

Los contenidos «de entrenamiento»

El primer punto controversial es el contenido que se empleó para entrenar a estas inteligencias creadoras. Es de público conocimiento a estas alturas que las compañías no solo emplearon elementos de dominio público, sino obras protegidas por derechos de autor.

«Muchos lo han señalado como el robo del siglo» afirmó Daniel Benchimol, dada la gran cantidad de contenido que se utilizó para este propósito, sin pagar un centavo a fin de obtener autorización.

El New York Times fue de las pocas -si no la única- gran empresa que denunció el uso infractorio de su contenido

¿Y por qué pudieron acceder a este contenido? Es la pregunta que puede surgir. «En sus inicios -explicó Benchimol- estas herramientas surgieron como proyectos de investigación, con fines académicos. Para este tipo de uso no se necesita de licencias». Comenzaron siendo open source, de código abierto, por lo que cualquiera podía acceder y los creadores no obtenían beneficios. Tiempo más tarde, estas IA’s pasaron a convertirse en algo lucrativo, un negocio multimillonario. 

Este escenario dejó perplejas a las grandes empresas cuyo contenido había sido robado para entrenar a las IA, quienes en su mayoría decidieron no apresurarse a plantear un juicio, sino analizar cómo se desenvolvía este «nuevo ordenamiento económico» esbozó Benchimol.

A excepción del New York Times, que sí denunció a OpenAI y Microsoft por el uso de sus artículos, el resto mantuvo su silencio.

Un sistema de propiedad intelectual «muy humano»

Mónica Boretto, abogada, observó la problemática desde el aspecto legal: «el sistema de propiedad intelectual está basado en la condición humana, solo se apoya en la originalidad«. Por tanto, la IA generativa se encuentra en una zona gris. El contenido que utiliza para aprender es de otros, pero aquello que crea es único. 

«Los sistemas automatizados quedan por fuera de los derechos de autor y de las patentes» siguiendo con las normativas actuales, afirma Boretto. La clave está en que su autor es incierto, ya que la IA generativa es un sistema de aprendizaje autónomo, del que no sabemos la procedencia de la información que provee. Podría ser algo completamente inédito, o un copy-paste de una obra protegida.

Otra cuestión que Boretto trae a la mesa: «Siempre hay un riesgo de desactualización de la normativa por la dinámica evolutiva propia de las tecnologías». Como se mencionó anteriormente, esta clase de IA se encuentra aún en su fase inicial, en la que todavía se encuentran nuevas capacidades, se solucionan fallos y limitaciones. Cualquier reglamentación corre riesgo de quedar obsoleta en cuestión de meses.

¿La inteligencia artificial puede crear «arte»?

La IA generativa es capaz de generar texto, imágenes, incluso videos, a día de hoy. Todo lo que crea «es inédito, nuevo, no es un copia y pega», explicó el consultor Benchimol, «van aprendiendo y reproducen el modo en que los humanos actúan y procesan las cosas». Es decir, su proceso creativo es similar -por no llamarlo igual- al nuestro.

En la conferencia: “Inteligencia Artificial: una mirada profunda sobre su impacto en la industria del libro”, todo el contenido audiovisual que se presentó fue creado con herramientas de Inteligencia Artificial. Daniel Benchimol dejó perplejos a los presentes con las fotos realistas. «Nada de lo que están viendo es real» repetía.

La IA construyó un modelo de mundo a partir de toda la información recopilada, y desde allí puede ver, discernir, abstraer de forma cuasi humana. «Tiene la capacidad técnica» para poder crear aquello que a uno se le ocurra. Incluso, teoriza el especialista, «han escrito todos los textos que es posible sean escritos; la historia de nuestra vida, lo que hemos vivido y lo que estamos por vivir. Gracias a su capacidad de mover todos los puntos en combinaciones infinitas, es probable que hayan creado imágenes de todo lo que es posible…»

Hay sistemas donde estas inteligencias lo crean todo y otros que son de cocreación, en los que se puede ir modificando lo que la IA modela. Los límites son difusos, pero, sin lugar a dudas, de técnica y potencial artísticos no carece. ¿Podríamos considerar arte a las obras? El debate permanece.

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