Fuente: Clarín – Es director del Museo de Bellas Artes y guionista de gran parte de las producciones de Mariano Cohn y Gastón Duprat, su hermano.
Andrés Duprat se desempeña, desde 2015, como director del Museo Nacional de Bellas Artes. Eslabón fundamental de la dupla Mariano Cohn y Gastón Duprat, tal vez el menos visible de los tres; es, además del hermano de Gastón, el guionista de los productos audiovisuales que dirigen los creadores de Televisión Abierta desde 2008, cuando se estrenó El artista. Aquel había sido su primer guion mientras trabajaba como curador, algo que para Mariano Cohn era una ventaja porque, según dijo a la prensa, “Andrés vive desde adentro todo el mundo del arte”.
Eso mismo podría repetirse ahora. Implicado de pies a cabeza en Bellas Artes, Andrés Duprat dice que comprende el museo como un campo de batalla político. En la serie trazó los pequeños acontecimientos que llevaban a Antonio Dumas (Oscar Martínez) a encontrarse en situaciones algo disparatadas, absurdas, propias de su rol como también del arte contemporáneo. Acontecimientos que, tal como están acostumbrados, luego se enriquecieron bajo la mirada de Gastón Duprat y Mariano Cohn en la dirección.Backstage «Bellas Artes 2»: Ángela Molina, Gastón y Andrés Duprat.
–En la segunda temporada de Bellas Artes hay una ironía recargada ya en la publicidad de la serie respecto a la corrección política. Con distintos tipos de manifestaciones, desde la cuestión del género al maltrato animal. ¿De qué modo las fuiste eligiendo en el guion?
–Esas manifestaciones son corrientes en el mundo del arte. El arte es un territorio en tensión y en expansión. Y el arte contemporáneo tiene el deber de correr límites, de interpelar, de incomodar, de desafiar las convenciones. Varias de las situaciones plasmadas en la serie han sucedido de una u otra forma en la vida real. Por ejemplo, la serie de atentados y vandalizaciones a pinturas en los museos para llamar la atención por alguna causa, o performances en las que el límite entre realidad y representación es por lo menos confuso.
También juega ese respeto reverencial que en general el público tiene en relación al arte contemporáneo: nadie se atreve a decir que una obra le parece horrible por miedo a que sea una obra maestra y estar cometiendo un error garrafal. Por eso proliferaron los mediadores en el arte, los curadores, los catálogos que explican. Y en esa confusión general se mezclan buenas obras y buenos artistas con distintas clases de bodrios y oportunistas. Eso en el cine y las series no pasa, cualquiera se siente con derecho a opinar y opina, y eso me parece mucho mejor.Andrés Duprat, Mariano Cohn y Gastón Duprat, en 2010 por el éxito de «El hombre de al lado».
–Alrededor del museo hay esnobismo, están el mercado, la pose de los artistas, los jurados y los premios, los límites de qué es arte y qué no. ¿Qué tipo de debates impulsa la serie?
–En el mundo del arte se potencian más los debates que en otros ámbitos que están quizás más velados o disimulados. El del arte es un espacio de mayor libertad en el que se pueden expresar posiciones que en otros contextos serían demasiado radicales o agresivas. Las manifestaciones artísticas permiten expresar situaciones y posiciones controvertidas y extremas sin exponernos personalmente (ya que una obra de arte es esencialmente una ficción).
Pensemos por ejemplo en la famosa obra de León Ferrari La civilización occidental y cristiana (1965) que consiste en un Cristo crucificado en un avión de guerra. La potencia polisémica de esa obra, el modo en que nos interpela y nos hace reflexionar acerca de las guerras, la religión, la desigualdad y la interpretación de la historia. En la serie vemos desfilar múltiples y variadas obras que convocan debates actuales como la cancelación, el revisionismo histórico, la ideología de género, el medio ambiente y los límites del arte.
–Respecto a las obras de arte que se ven en la serie, ¿cuál fue el criterio de selección?
–Armamos un conjunto de piezas muy potente que contempla las numerosas variantes estéticas y los diferentes soportes. Vemos obras cubistas, abstractas, conceptuales, informalistas, minimalistas, geométricas, pop, etcétera. Y en cuanto al soporte hay pinturas, objetos, fotografías, instalaciones, esculturas, dibujos, videoarte, performance.
Algunas de las obras son de artistas consagrados como León Ferrari, Alejandro Kuropatwa, Mariana Bellotto, Agustí Puig, Graciela Sacco o Marcelo Torretta y otras fueron creadas especialmente por nosotros en función de la trama. Quedó una colección absolutamente verosímil, como podría tener cualquier museo de primera línea en la realidad. También en cuanto a las diferentes exposiciones temporarias que allí suceden.