Fuente: Perfil ~ La curadora de la exhibición «Tejer las piedras» nos explica el origen del arte de Barboza y la importancia cultural del trabajo con textiles, en relación con la historia de su país, Perú.
Las obras de Ana Teresa Barboza despiertan el deseo de tocarlas y descubrir sus diferentes texturas: hilos de algodón, lanas, piedras, juncos. Sus colores, materiales y formas conversan con los textiles antiguos de la costa del Perú y narran la estrecha relación entre las comunidades locales y su entorno natural. A través de sus tapices, la artista teje un vínculo entre el paisaje que evoca y el espectador.
Nacida en Lima en 1981, Ana Teresa Barboza se expresa a través de sus tejidos y viaja extensamente a través del Perú buscando inspiración en paisajes, técnicas y materiales y recuperando las tradiciones ancestrales de las poblaciones locales donde aprendió diferentes técnicas como el tapiz y la cesteria. Barboza registra sus investigaciones para incorporarlas luego a su trabajo, que realiza en su estudio en Lima y en su taller en Lobitos, un pequeño pueblo costero al norte del país, cerca de la frontera con Ecuador. Estudió la carrera de Bellas Artes en Lima, donde comenzó tempranamente a experimentar con hilos y telas y, siendo todavía estudiante, realizó sus primeras obras con las técnicas de bordado, patchwork y quilting.
Inspirada en el recuerdo de su madre, fallecida en esa época, la artista creaba obras empleando el patchwork, una técnica históricamente ligada a la costura como memoria familiar y archivo. Su abuela cosía, bordaba y tejía, y le enseñó a utilizar la máquina de coser. Ya desde entonces Barboza utilizaba elementos que se mantendrían en su obra a través de los años: el bordado, el collage y el trabajo inacabado que realza la labor manual como proceso.
Conocí el trabajo de Ana Teresa Barboza en un taller de prácticas textiles contemporáneas que impartió la artista textil Guillermina Baiguera en 2011, en la galería Formosa de Buenos Aires donde asistíamos una vez por semana a bordar y a estudiar sobre artistas textiles históricos y actuales como referencia para nuestras investigaciones. Allí se gestó el germen de esta exhibición, entre telas, bordados y archivos, que derivaron en una visita a Lima para trabajar junto a Ana Teresa Barboza en el armado de la exhibición en Malba.
Las obras incluidas en “Tejer las piedras”, la primera exposición individual de Barboza en la Argentina, pertenecen a los últimos cinco años de su producción y condensan varios elementos recurrentes en su trabajo. Son fundamentales la observación del paisaje y el interés por la naturaleza y sus accidentes, pero también el respeto por las relaciones sociales de red, que refieren a su quehacer textil y a los vínculos comunitarios supuestos en los materiales destinados para sus piezas que son en su mayor parte tapices realizados a mano junto a un grupo de tejedoras de las comunidades costeras con las cuales trabaja.
Para la exhibicion en Malba realizó tres obras, una de ellas, “quebradas que forman redes” de gran formato que se puede ver colgando desde la entrada del museo y que materializa un trabajo de la artista durante 3 meses junto a 5 tejedoras, que vimos trabajar en nuestra visita a Lima, donde visitamos los restos arqueologicos en Pachacamac, lugar que fue un monasterio de tejedoras en el período incaico y donde se siente el clima desertico, vuela la tierra y nos topamos con piedras, las mismas que supieron cuidar los vestigios textiles desde tiempos muy pasados.
Las obras de Ana Teresa descubren los hilos invisibles que unen la práctica textil con el territorio habitado por generaciones, con sus técnicas y diversos lenguajes. Su trabajo entra y sale de los bordes de la tela sin clausurar su proceso virtuoso, desafiando los límites entre arte y artesanía.