Fuente: Clarín – La galería Daniel Maman Fine Arts confirmó la venta de sus preciadas obras de Berni,del colombiano Fernando Botero y Guillermo Kuitca. Otras piezas de su stand, en su regreso a la feria luego de tres años, lucirán mañana el auspicioso botón rojo: Heredia, Benedit y Luis Wells. Las ventas récord son un paradójico síntoma de la incerteza económica general, que confirma el arte como reserva de valor.
Cuando caía la tarde del sábado y creíamos que, como es habitual, las ventas no resueltas seguirían su negociación luego de arteba, que termina mañana, la noticia sacudió el “modo pausa”. La galería Daniel Maman Fine Arts había vendido algunas de las obras más costosas y valoradas de la feria. Entre ellas, “El caballito”, de Antonio Berni, un óleo de 1956 en el que el pintor retrató a su hijo, una de las piezas destacadísimas de esta feria. No trascendió su precio.
La misma galería también vendió “Mujer con espejo”, una carbonilla sobre tela del colombiano Fernando Botero , a 380 mil dólares. Este ha sido uno de los precios tope de esta edición. Y el “Autorretrato” de Guillermo Kuitca, un óleo de 1985, período muy apreciado por los coleccionistas, salió finalmente en 250 mil. El galerista y su esposa, Patricia, lo celebraban aunque no estaban sorprendidos, porque todas estas piezas alcanzarían valores mucho más costosos en el exterior.
Luego de tres años de alejamiento de la feria, en los que se concentró en su nueva galería en el barrio Allapatah de Miami, Maman regresó con buena fortuna y destinando solo “masterpieces”. Por ejemplo, la “Lengua roja” –dibujo preparatorio y escultura en bronce de fines de los años 50–, que estuvo expuesto en la retrospectiva del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Y en el año de la muerte del artista informalista Luis Wells, vendió varias de sus emblemáticas “latas”, pequeñas esculturas, mientras que el “techo” de Wells, está “en conversación” todavía. También se vendió a un alto precio “Caciques”, la obra de Luis Benedit, en carbonilla y color sobre tela, que llamaba al espacio desde lejos como un imán visual. Los Maman incluyeron también entre sus artistas a la contemporánea Dolores Cáceres.
No hubo falta de Bernis en esta edición, como los ofrecidos por la galería Sur, de Montevideo, que trajo a maestros rioplatenses. La galería Palatina, que había faltado dos años a la cita, también ofreció un collage de Berni. Encontró nuevo dueño.“Mujer con espejo”, carbonilla sobre tela de Fernando Botero: 380 mil dólares.
La edición 2023 de arteba será recordada por su prodigalidad, en medio de una crisis económica que tampoco conoce límite. La contradicción es solo aparente; ha ocurrido antes que los torbellinos políticos y la incerteza sobre el futuro estimulen a los coleccionistas: ocurrió en el vendaval de 2002 y otra vez en 2008, cuando la crisis del campo por la circular 125 marcó el enfrentamiento entre el gobierno de Cristina Kirchner y los sectores adinerados. Este año, sin embargo, parece superar estos hitos negativos por su enrarecidos detalles y la doble cita eleccionaria, que difiere el desenlace y sus remedios.
En el primer día, algunas galerías confirmaban que a pocas horas de abrir habían cubierto los costos de su presencia en la feria. El jueves, la segunda jornada aun con asistencia solo de invitados y coleccionistas VIP, algunos artistas habían agotado su stock, como Juan Tessi, en la galería Nora Fisch, que vendió los cuatros grandes cuadros ofrecidos, mientras el espacio Barro, de La Boca, había vendido las 18 piezas traídas: se había quedado sin obra.
Las espectaculares ventas, en verdad, pueden leerse de manera bastante directa como desesperanza ante la moneda argentina. Todas las transacciones se pactan en dólares. Hablamos del reino de los privilegiados “caragrandes”, donde cesan las disquisiciones sobre la docena de cotizaciones en curso.Los galeristas Daniel Maman y su mujer, Patricia Pacino, junto al óleo de Guillermo Kuitca. Foto: Fernando de la Orden.
Al conocerse este jueves que esta edición marcaba un récord de ventas, la presidenta de la Fundación arteba, Larisa Andreani, reflexionaba que el arte se demuestra como reserva de valor pero apunta su motivación profunda como “refugio emocional”, ante la incertidumbre sobre el contexto argentino. Otros entendidos veían que esta vez ha tallado un nuevo factor de la economía pospandemia en el mundo entero, el factor YOLO, por sus siglas en inglés. ¿»Solo se vive una vez»? Claro, ¡a comprar que la vida son dos días!