Una deuda pendiente: buscan abrir el primer museo dedicado al diseño argentino

Fuente: Grupo La Provincia ~ El mayor patrimonio de diseño argentino, el acervo de la Fundación IDA que reúne un millón de objetos y que incluye desde el prototipo de la silla BKF hasta la gráfica original del instituto Di Tella, o los modelos de indumentaria de Mary Tapia, por nombrar algunos ejemplos, busca convertirse en el primer museo del país dedicado exclusivamente a la exhibición de piezas que den cuenta de la innovación nacional en mobiliario, gráfica e indumentaria, entre otros campos.

Por estos días la Fundación IDA celebra ocho años desde su nacimiento con el anuncio de la futura creación, estimada para 2023, de lo que se llamará el Museo Argentino del Diseño, por el cual han estado trabajando en la restauración y puesta en valor de su colección, abocada al diseño industrial, gráfico, de indumentaria y textil.

La colección del futuro museo abarca un arco temporal de cien años, que va de 1920 a 2020 y en este recorrido por la historia del diseño aparecen de manera ineludible algunos objetos icónicos, como la cabeza con clavos de Geniol (escultura del artista italiano Sergio Sergi), las alpargatas del fabricante homónimo, los televisores Noblex, o la heladera Siam Di Tella, que en los años 30 se promocionaba con el eslogan “lo que puede hacer una máquina no debe hacerlo una mujer”.

Otro clásico de esta amplísima disciplina es la silla BKF, símbolo del diseño nacional argentino en el mundo: un sillón de acero y cuero diseñado en 1938 en Buenos Aires por los arquitectos Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari -cuyas iniciales dan nombre al mueble-, quienes habían trabajado previamente en el estudio de Le Corbusier, en París.

“El diseño es una manera de producir y pensar, que muta en el tiempo: lo que en los años 50 se llamaba diseño era la programación, pero tiene que ver principalmente con la configuración de los espacios o los entornos. El cruce con inmigrantes, las cualidades locales, los recursos naturales y simbólicos propios, la riqueza es la conjunción de lo que llamamos diseño argentino”, explica a Télam Wustavo Quiroga, presidente de la fundación que impulsa el museo, arrimando una definición de lo que conocemos como diseño nacional.

“Visto desde afuera, el diseño argentino está muy vinculado con la artesanía, con los materiales nobles, con las producciones del cuero, del tejido, con cuestiones identitarias, pero desde adentro, tiene que ver con una manera flexible de adaptarse en el tiempo. Argentina ha tenido muchos ciclos críticos, crisis económicas, políticas y el diseño está muy vinculado al objeto que produce una empresa, y cómo se han mantenido en el tiempo, a veces con estrategias estéticas, a veces, productivas”, agrega Quiroga.

Si se piensa en moda argentina, no faltan en esta colección que será parte del futuro museo los primeros modelos realizados por Mary Tapia, la artista tucumana pionera en incorporar las raíces autóctonas en el vestir, quien exhibió sus piezas en el Di Tella, a fines de los 60, y se terminó de consagrar así en las galerías chic de la época.

Fue justamente la década de los 60 y la vanguardia del Instituto Di Tella una “época dorada del diseño”, con múltiples creaciones donde destacó “el proyecto ‘fuera de caja’ que hizo Romero Brest junto con el artista pop Edgardo Giménez, donde producían (los artistas que allí participaban) tazas, papeles de correspondencia, lámparas, indumentaria, mobiliario, concebido como una manera integral del arte en la vida, una incubadora”, detalla el presidente de la fundación IDA.

Son muchísimos los documentos en papel que se conservan en el futuro museo, donde alberga también todo lo que refiere al diseño gráfico del mítico Instituto Di Tella, un departamento de aquel espacio de vanguardia que llevaba adelante el reconocido artista Juan Carlos Distéfano.

¿Pero por qué Argentina no tiene un museo dedicado al diseño argentino? “En primer lugar los museos siempre estuvieron más abocados a las artes visuales y el diseño quedó relegado, pero además no existía acervos patrimoniales sistematizados, como el que estamos llevando adelante desde IDA, con archivos y piezas, que permite cambiar el sentido de la enseñanza del diseño. Hubo en los años 60 un intento pero no prosperó”, destaca Quiroga.

Para el presidente de IDA, “el diseño está infiltrado en todos los ámbitos de la vida de una manera permanente y con la creación del museo lograremos que se genere un espacio de reflexión y de exposición, porque en definitiva el diseño le da sentido a muchas cosas que nos rodean. Ayuda a tener una visión sociológica y antropológica del hombre con los entornos, con los objetos, con la comunicación, con la vestimenta, con la arquitectura”.

Es por eso que la colección incluye íconos del diseño seleccionados por su impronta territorial, su calidad integral y su innovación estética, social y tecnológica; piezas que están acompañadas a su vez, con elementos clave de las etapas previas a la propuesta final, como maquetas, ensayos materiales y prototipos.

De este modo, el conjunto patrimonial se nuclea en cuatro grandes áreas delimitadas como “Diseño Industrial y de Producto”, “Diseño Gráfico y Comunicación Visual”, “Diseño de Indumentaria y Textil” y “Pensamiento y Gestión”, que a su vez albergan otras subramas como diseño arquitectónico, de interiores, paisajístico, audiovisual o multimedia.

“La idea del museo es poner en valor el diseño como un elemento en la vida cotidiana -insiste Quiroga-. Dar cuenta de cómo pensamos el diseño en el tiempo, y cómo lo pensamos en la actualidad”, destaca sobre este acervo que no solo conserva piezas sino también su comunicación, las campañas gráficas, los balances, los productos, la prensa, la difusión en medios y más.

En la actual fundación y futuro museo, los archivos están compuestos por diferentes formatos de documentos que en su totalidad evidencian sus técnicas de desarrollo y el aspecto creativo, estratégico y productivo del diseño.

Es así que este inmenso corpus incluye procesos de trabajo (cuadernos, bitácoras, bocetos, anotaciones, planos); procesos tridimensionales (pruebas de materiales, maquetas, moldes, matricería, piezas componentes y de diseños); registros orales, visuales y audiovisuales de proyectos específicos y exposiciones (fotografías, negativos, diapositivas, placas, audios y videos); documentos de difusión y comunicación (prensa, carpetas, catálogos, afiches, invitaciones); escritos y documentos legales (cartas, informes, patentes, certificados).

Según el especialista, responsable de la colección más grande en Latinoamérica de diseño, “en el último tiempo hubo que incorporar las producciones que se dieron en época de pandemia, donde todo se ha digitalizado, porque el diseño acompaña los movimientos de la vida, entonces si la pandemia dice ‘nos vamos a comunicar distinto’ el diseño va para ese lado”, ejemplifica.

Y para remarcar la importancia del diseño en la vida cotidiana apela a un ejemplo mucho más contundente y actual: “El diseño debe abarcar lo federal, la equidad y tratar de ser lo más plural posible. Pensá en las campañas que se dieron para la equidad de género, donde convirtieron un color y una bandera en un objeto político. Un pañuelo verde o uno celeste se convirtieron casi en manifiesto, una declaración que marca una comunicación en la calle. Hace años era impensado ver a los pañuelos verde o celeste de ese modo”.

“Las cosas cambian y el diseño tiene que ir acompañando y modelando todo eso -reflexiona Quiroga, en referencia a la importancia de abrir el primer museo de diseño argentino-. La pandemia, por ejemplo, nos hizo utilizar otra vez diseños para emergencias, para resolver de manera rápida una catástrofe, estructuras para la emergencia, arquitecturas efímeras, hospitalarias, señalización de emergencia».

En este tiempo, de cara a la inauguración, la fundación que integran 30 profesionales organizó nueve exposiciones en museos y centros culturales nacionales, como por ejemplo la muestra “Matrices, mujeres del diseño” que se vio en 2020 en el Centro Cultural Kirchner para visibilizar el trabajo de grandes mujeres argentinas hasta ahora no historiografiadas, con obras de Victoria Ocampo, Grete Stern, Mary Tapia, Dalila Puzzovio, Renata Schussheim y más.

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