Fuente: Diario Uno ~ El laboratorio de restauración funcionará en el Museo Municipal de Arte Moderno. Además de la sala de exposiciones funcionará la biblioteca y un archivo de investigación
Desde septiembre, la ciudad no sólo abrirá las puertas del remozado Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (MMAMM). Lo que poseerán los mendocinos y mendocinas será un espacio dedicado al arte y a la cultura que trasciende la mera exposición de las obras para su contemplación.
El Espacio Cultural Plaza Independencia (ECPI) abarcará distintos espacios, pero sobre todo, se abrirá con nuevos objetivos y metas. Una de las más importantes es la conservación y restauración de la colección propia del museo, que alcanza las 1.800 obras. Para esto, el nuevo MMAMM poseerá un laboratorio de restauración (o restauro), un departamento dedicado a la puesta en valor de las obras para las generaciones futuras.
El equipo del MMAMM poniendo a punto los detalles para la reinauguración
El laboratorio, área que se encuentra bajo la dirección de la restauradora Cristina Sonego, es “el orgullo” del equipo del Espacio Cultural Plaza Independencia, que coordina Daniel Rueda y del que también participa Enrique Testaseca, el director del MMAMM.
Diario UNO dialogó con los hacedores de este proyecto único en el interior del país, que se está equipando con todas las condiciones y bajo reglamentaciones estándares a nivel mundial. Esto permitirá realizar el diagnóstico, clasificación, restauración y conservación de las obras, con los criterios que le abrirán al MMAMM la participación en los circuitos museográficos internacionales.
El abc del laboratorio de arte
Al ingresar al nuevo MMAMM por la remozada sala de arte, que ha ganado más de 200 m2 de espacio para exposiciones, la búsqueda del ingreso a la zona de restauro se realiza bajo totales preconceptos: la idea es que se encontrará a un grupo de gente con delantales completamente cubiertos de manchas de barnices y pinturas y que el olor a trementina invadirá el ambiente, desafiando los barbijos.
Pues no.
El área de restauración es lo más parecido a un laboratorio médico que se pueda percibir en un museo: un ambiente acético, de luz blanca, con aparatos que bien podría manipular un técnico químico o un radiólogo. En la entrada, un grupo de mujeres de guardapolvo blanco, hacen pensar si una no se equivocó de lugar.
El equipo de restauradoras del MMAMM en el laboratorio, que de a poco se está equipando con la tecnología adecuada para poner a punto la colección del museo
En realidad, justamente, se trata de un sitio ligado a la química, y en el que las obras de arte son consideradas “pacientes”, que necesitan un diagnóstico y un tratamiento.
Este proyecto, surgió de la cabeza y voluntad de Cristina Sonego, que se especializó en restauración en Italia, y que piensa en esta disciplina, como una forma de trabajar por las generaciones futuras, a quienes se les legarán las obras, si se realiza este proceso de restauro y conservación. Con ella trabajan la arquitecta Mariela Hug, y la técnica Claudia Parisi. Sin embargo, en el equipo recuerdan a Claudia Aldeco, una cuarta integrante que falleció el año pasado y en la memoria de quien desearon poner en marcha la iniciativa.
Rueda y Sonego cuentan cómo fue el paso de un simple taller a un laboratorio de restauro. Explican que, en primer lugar, se pensó como un concepto, pero para arrancar, fue necesario comprar equipamiento.
“En el interior del país no se conoce un laboratorio de restauro con este equipamiento, es básico para la disciplina de la restauración, pero implica todo un cambio de concepto. Aún falta que lleguen elementos, como la mesa de trabajo, pero nos va a permitir no solamente trabajar con las obras de la colección del museo, sino con obras externas y a futuro poder hacer proyectos de investigación, invitar a profesionales especializados en un área específica, para poder desarrollar esa disciplina” (Cristina Sonego)
Foto: Martin Pravata/ Diario UNO
Esos aparatos son una campana de extracción de gases o de humo, que permite no contaminar el laboratorio de restauro ni el museo, porque en diversos trabajos se utilizan combinaciones de químicos, por esto al mezclar o preparar estas soluciones se evaporan gases que contaminan el ambiente
Además, se adquirió una campana manga, que es la que uno coloca sobre la pintura para poder trabajar de manera apropiada.
A este equipamiento se sumó un armario ignífugo, que es la guarda reglamentaria para los químicos y disolventes, y además, un equipo de climatización para la sala de guarda, con todos los requerimientos necesarios para poder guardar, proteger y conservar la colección.
De esta manera, el taller se transformó en laboratorio de restauro, al adquirir todos estos equipamientos que son los que se utilizan de rigor.
“El taller no tenía las condiciones, pero así y todo había sido pionero en la provincia, una idea iniciada por Cristina y con un equipo de restauro que ella misma formó. Hoy la decisión política no es solo la compra de equipamiento, sino la proyección a largo plazo, porque hay que trabajar sobre las colecciones” (Daniel Rueda, director del Espacio Cultural Plaza independencia)
100 obras restauradas
El primer objetivo que se planteó el equipo de restauración, aún antes de convertirse en laboratorio, fue el de poner a punto 100 obras de la colección del museo para reinaugurar el espacio.
El trabajo comenzó en 2019, y se eligieron obras emblemáticas, de Antonio Berni, Lino Spilimbergo, Leonidas Gambartes, Roberto Azzoni, Carlos Alonso y Benito Quinquela Martín, entre otros.
“La razón de ser de un museo es su colección y desde ahí se disparan los objetivos y misiones: restauro, pedagogía y producción” (Cristina Sonego)
Sonego explicó que, si bien ya se venía trabajando en la conservación, restauración e investigación de la colección, la tarea coyuntural fue abocarse a las cien obras de la exposición inaugural, entre papel, pintura y escultura, que contarán con un guión museográfico.
Foto: Martin Pravata/ Diario UNO
Un trabajo de “hormigas”
Daniel Rueda, director del Espacio Cultural Plaza Independencia y Enrique Testaseca, director del MMAMM, en la sala, próxima a reinaugurar
Para determinar qué obras necesitan una restauración y conservación urgente, y cuáles pueden esperar, lo que se realiza es todo un trabajo previo de registro, catalogación y diagnóstico de las obras, al que los entrevistados se refirieron como un verdadero “trabajo de hormigas”.
Sonego explicó que este trabajo se realiza desde distintas áreas. Es decir que en el momento de registrar una obra, debe por diversos exámenes para determinar el estado en el que se encuentra: bueno, regular o malo (códigos verde, amarillo y rojo, respectivamente)
Esto se realiza en base a criterios internaciones, para que, en un futuro, pueda cumplir con estándares y entrar en red con los otros museos del mundo. Los pasos mencionados permiten saber a qué temperatura y humedad conservar las obras, determinar qué obras tienen mayor urgencia de restauración y conservación y cuáles tienen un “código verde”, y pueden permanecer sin este tratamiento inmediato.
“Las obras que están en regular o mal estado (códigos amarillo y rojo) no se pueden exponer hasta tanto no pasen por el laboratorio de restauro. Como tampoco se pueden intercambiar con otro museo, pero para tener el detalle de toda esta información, hay que realizar este “trabajo de hormiga”, previo, que es lo que está haciendo el equipo del MMAMM antes de la reinauguración” (Enrique Testaseca, director del MMAMM)
Foto: Martin Pravata/ Diario UNO
Foto: Martin Pravata/ Diario UNO
Los por qué de la restauración
La directora del laboratorio de restauro explicó cuáles son las causas por las que es necesario restaurar una obra.
Básicamente, hay dos grandes grupos de causas que pueden poner en peligro a una obra: las exógenas, todo lo externo que rodea una obra, lo que también incluye la seguridad, la manipulación, el vandalismo, la inadecuada climatización y humedad, o contaminantes aéreos y rayos UV. Por otra parte, se encuentran las endógenas: factores, patologías o efectos concomitantes, que pueden tener un bien. Uno de ellos puede ser la antigüedad, aunque no se la considera una patología agresiva.
La nueva entrada del remozado MMAMM, que ha ganado en espacio y condiciones para la restauración y conservación de las obras de su colección
Una de las razones de ser de la restauración es que es una disciplina que permite atender y hacer que muchas obras históricas de siglos puedan existir. Porque el rigor del restaurador es restaurar para las generaciones futuras: uno restaura y conserva para los que vienen”
La idea del laboratorio de restauro es que se sienten las bases, por primera vez en la historia de Mendoza, para poder recibir profesionales que vengan a dar cursos y a formar en un aspecto específico de la restauración.
El área de restauración es nueva, antes se contrataba gente externa para realizar trabajos de restauración específicos, pero no se encargaban de la colección, este trabajo se ha hecho por primera vez. Es un proyecto de conservación que data desde el 2006.
Foto: Martin Pravata/ Diario UNO
Cómo se incrementó la colección del MMAMM
La colección del MMAMM supera las 1.200 obras de arte, más las tres nuevas colecciones que hemos recibido, ya que gestionamos una donación de la Fundación del Interior. Incrementamos con esto el patrimonio de obras de arte del museo casi en un 50%, es decir que actualmente, la colección del MMAMM llega a las 1800 obras-
Esto fue un gran logro de equipo. El museo desde su fundación, hace más de 50 años, no había sido revisado, como proyecto institucional. Hemos hecho este trabajo también.
“Hemos hecho mucho trabajo interno y silencioso, que es lo que no se ve. Sin embargo, estamos trabajando en base a un proyecto, con objetivos y por esto sabemos hacia donde queremos ir. Lo que queremos es devolver el museo a la comunidad” (D. Rueda)
Durante mucho tiempo se quiso donar pero no estaban dadas las condiciones parar recibir esta donación. El museo ahora está en condiciones para recibir esta donación.
Foto: Martin Pravata/ Diario UNO