Fuente: Infobae ~ Se llama Casa Libre y su ubicación es un secreto. En los días de confinamiento, más de 40 artistas intervinieron el interior de una propiedad en la Capital Federal, para reencontrarse en las paredes
Ahora que los noticieros ya no abren sus emisiones con las cifras mortales del COVID-19, empiezan a aparecer las historias que se escribieron desde el encierro. Un caserón, oculto en algún rincón de Buenos Aires, se convirtió entonces, queriendo o sin querer, en una bitácora, en una postal enviada desde el confinamiento.
El cadáver exquisito es un juego de palabras creado por el movimiento surrealista en la década de 1920. Alguien escribe algo en un papel y lo dobla, dejando al descubierto sólo la última parte de eso que fue escrito. Pasa la hoja al siguiente jugador que repite y así sucesivamente. Lo que se obtiene es un texto colectivo, del que nadie y al mismo tiempo todos, son los autores.PUBLICIDAD
Dijo uno de esos jugadores surrealistas, el escritor francés André Bretón: “Lo emocionante para nosotros en este tipo de producciones era la certeza de que, para bien o para mal, representaban algo que no era posible por el trabajo de una sola mente”.
Ahora, 100 años más tarde, artistas en Buenos Aires reescriben a su manera el juego, en medio de una pandemia.La primera de las habitaciones de Casa Libre con trabajos de artistas como K2man, Pum Pum y Leti B
El 20 de marzo del 2020 en Argentina comenzó el confinamiento social, preventivo y obligatorio. El primer comunicado habló de 11 días de aislamiento que fueron muchos más. Fue entonces, en medio del encierro y la distancia, que Martín Barca a.k.a.* Fofue, pensó que en la casa que había sido de sus abuelos, el silencio era demasiado grande (*a.k.a.: el término hace referencia a “also known as”, también conocido como, y es utilizado por muchos grafiteros y artistas urbanos para anteceder al pseudónimo por el que son conocidos en las calles).
En los últimos meses artistas urbanos y de otros géneros se turnaron para pintar en las habitaciones de la planta baja de la casa. Comenzaron a hacerlo cuando la calle se cerró y fue paredes adentro donde empezaron a ocurrir las cosas, a transcurrir las vidas de todos.En la habitación central la primera obra de Casa Libre fue de ICE, una casa de techo a dos aguas, en medio de un bosque, de la que emanaban luces rojizas
“Esta es la casa donde vivía mi bisabuela, acá nacieron mi papá y mi tío; y mi hija. Así que es una casa con mucho cariño. Lo que sucedió también es que al quedar la casa vacía, pesaba mucho”, le dice Fofue a Infobae, rodeado de paredes intervenidas por muralistas, grafiteros, aerógrafos y ceramistas. Paredes que guardan al mismo tiempo su infancia y la de distintas generaciones de su familia.
“Me comuniqué con Oveja MPC porque él suele pintar mucho en las calles de Buenos Aires, y al tener la casa vacía, le dije si quería venir a hacer algo algo y su contraoferta fue demoledora”, explica, sobre la charla que hizo de la casa de sus abuelos Casa Libre.Martín Barca a.k.a. Fofue decidió convertir la que había sido la casa de su familia en Casa Libre
Santiago Fallon a.k.a. Oveja MPC es un artista con base de operaciones en el barrio de Coghlan. Pinta desde hace años, tras el anonimato de su alterego, las calles de la Capital Federal y más allá. Sus personajes predilectos, un “jester”, especie de bufón colorado, y sus “cerdos voladores”, deambulan por edificios y bajo puentes, muros y portones. A él llamó Fofue en días del “Quedate en casa”.
“¿Cómo le decís a un artista urbano que se quede en su casa?”, tira sobre la mesa Oveja MPC apenas empieza la charla y con la pregunta, responde de antemano a muchos lugares comunes que podrían indagar sobre los orígenes de Casa Libre. A su espalda, en la pared, su clásico arlequín sostiene una lata gigante de aerosol en la que se lee una leyenda en latín: pingendi cacohetes, según su traducción, “el irrefrenable deseo de hacer algo”.Santiago Fallon a.k.a. Oveja MPC, recibió la propuesta de usar la casa para dar sus talleres de arte urbano y la convirtió en una obra colectiva
Para Oveja Casa Libre nació del que llama un “acto reflejo” a la “herida” que provocó la pandemia: “apareció Fofue ofreciéndome usar en algún momento, a futuro, la casa de sus abuelos para dar mi taller de arte urbano y yo no dudé. Pensé ‘se alinearon los planetas, es el momento, ¿cómo después?, nosotros necesitamos hoy un lugar para hacer cosas’”.
El primero en sumarse al proyecto fue Lucho Gatti a.k.a. ICE, que se convirtió en uno de los pilares del proyecto. En diálogo con Infobae, junto a la pared en la que pintó la primera de las obras de ese texto colectivo que hoy es Casa Libre, asegura: “Casa libre no hubiera existido sin la pandemia”.Lucho Gatti a.k.a. ICE creció en las calles donde hoy está Casa Libre y fue el primero en pintarla
“Las reglas eran más que nada a nivel protocolar por el tema del COVID. Que los artistas vinieran de a uno, no más de dos de los que estábamos organizando, que estuviera todo abierto para que haya ventilación, tratar de que pinten lo más chico posible para que puedan venir más artistas y terminar el trabajo en un día”, enumera ICE los cinco puntos que conformaron las bases del proyecto.
El equipo lo completa Ana Barca, que se sumó en un espacio clave. Si la calle, ese lugar donde el arte se democratiza y es de todos, está cerrada, prohibida ¿dónde ir? La respuesta fue; internet. Ana fue la encargada de las redes, de las transmisiones en vivo, de registrar el proceso y las obras que se iban sumando y reconfigurando, tomando nuevos sentidos cuando se mezclaban y hacían crecer la casa.Casa Libre es hoy una bitácora, una mixtura de géneros y estilos, una postal enviada desde el centro de la pandemia
“En la pandemia el que le gustaba jugar a la pelota me imagino que habrá agarrado el patio de la casa y le habrá pegado 20 mil pelotazos. Nosotros lo que necesitábamos era una cosa así”, intenta explicar Oveja MPC y busca una imagen para bosquejar su metáfora, que no tarda en encontrar: “Hubo mucha gente que quedó varada el primer año de la pandemia, bueno, esto es como si 50 artistas urbanos se hubieran quedado varados en una estación de tren. Casa Libre es el baño de la estación”.
La imagen no es casual. Los baños públicos, de estaciones, de bares y los cafés, son desde siempre un lugar donde el grafiti, las leyendas, la ironía, el arte, la provocación y también la oferta sexual, convivieron -y aún hoy conviven- a fuerza de fibrón y marcadores. Un confesionario, una hoja en blanco, un texto hecho por muchos, compartido, que crece en las diferencias, igual que Casa Libre .Una obra de Ale Chuca, junto a otra de Marian Calle en Casa Libre
La lucha a veces encarnizada por las paredes de la calle, encontró en esa casa oculta un lugar no sólo en el que vivir sino también donde juntarse, en tiempos de distancias sociales. “Tiene ese punto interesante de haber podido unir a grafiteros con artistas urbanos, con gente que no suele pintar a la calle, fileteadores, ceramistas, aerografistas. Tratamos de invitar a gente que queremos, que admiramos y también que les iba a hacer bien venir a pintar”, dice ICE.
Pintar sin contraprestaciones, por la necesidad del contacto con otros aún en ausencia, otro de los rasgos que surcan las paredes de la casa y la hacen diferente. Poniendo la experiencia por encima de un género y de una escena, que cada vez menos se manifiesta sin que haya algo a cambio.K2man junto a El Doc, sus obras le dan marco, en el interior, a la puerta de entrada a la casa
“No es que uno contrataba un artista y le ofrecía algo que le podía redituar económicamente. Cada uno venía acá por lazos de amistad, de solidaridad, por ganas, necesidad de encontrarse con otros, aunque sea en la pared. Y funcionó sólo en ese momento, porque en el momento en que la gente tuvo que empezar a laburar y se fue abriendo todo, se volvió más difícil”, repasa Oveja el pasado y el presente de la casa.
“Cuando vi la primera pintada me sentí mal”, admite Fofue a Infobae, sobre cuando vio en la casa de sus bisabuelos la primera obra solitaria en una de las habitaciones. Una sensación que iría cambiando pintada a pintada. Él puso una sola condición: no tocar la cocina. La mesada, el horno y los azulejos color beige, un recuerdo familiar que se coló en ese cadáver exquisito surrealista que es Casa Libre.Graffiti y muralismo encontraron en Casa Libre un lugar donde convivir. Una armonía entre los géneros que no siempre se da en la calle
“Casa Libre es una oportunidad hermosa en un momento donde es difícil proyectar algo, como lo es una pandemia. Algo que no estábamos acostumbrados a vivir y donde nos teníamos que quedar adentro. Romper un poco ese molde sin romper las reglas. Casa Libre a mí me ayudó a volver a dibujar como cuando era chico y a tratar de llegar a pintar una pared”, describe el dueño de casa.
Mientras lo dice, en la habitación de al lado hay un boceto en la pared, basado en un cuento infantil que le lee por la noche a su hija. Junto al modelo en miniatura pegado con cinta, la misma figura a gran escala en un rincón que aún no termina de pintar, sobre el empapelado floreado, junto a una ventana, de esa casa en la que alguna vez fue chico.La obra en proceso de Fofue, basada en un cuento que él le lee a su hija
No es el único para el que en la casa se juega parte de su historia. ICE creció en esas calles, fue en ese barrio al colegio y en esas paredes empezó a pintar. Sobre el futuro, sobre qué será de ese lugar donde hoy conviven los trabajos de artistas primerizos, con los de los pioneros del arte urbano porteño, no duda; cualquier cosa puede pasar: “Casa Libre es orgánica. En este momento está estática, pero no quiere decir que esté muerta”.ICE junto a su obra y en la parte superior la leyenda «Casa Libre», hoy rodeada por los trabajos de 40 artistas
Por casa libre pasaron 41 artistas que juntos, pero manteniendo las distancias, le hicieron frente a la pandemia y lo dejaron escrito en las paredes: Fofue, Oveja MPC, ICE, Piki Farelli, Tony Fantaloni, Mauro Gauto Swam, Nerf, Lala GG, Lucio Cres, El Keni, Graciela Cid Benitez, Ezequiel Robledo, Fede Minuchin, Dardo Malatesta, Emmanuel Alfonso, Pablo Valentino, Alan J. Mayers, Ale Chuca, Rodrigo Acra, Ran, K2man, Mojo, Leti. B, Sergio González, Cuore Favale, Pum Pum, Cabe, El Doc, Marian Calle, Dame Morales, Mujeres Toro, Lady B, Christian Hernán, Zeta Yeyati, Peck 94, Ana Barca, La Barba, Unidos Crew, Maic Bruera, Lucas Piacentini Rivera y Didi Amata.