Fuente: La Nación ~ Investigadora y curadora formada en el Pompidou, inaugura la muestra Lalana: una colección de alfombras artesanales inspiradas en obras de artistas argentinos que nació gracias a un revelador viaje a Salta.
A los 14 decidió que quería estudiar afuera. Viajar y conocer otros horizontes, aprender idiomas, degustar otras culturas. Cuando terminó la secundaria armó una valija para pasar tres meses en París, pero se terminó quedando 12 años. “Me enamoré de la ciudad”, dice Florencia Cherñajovsky, investigadora y curadora de arte, de espíritu nómade y alma curiosa.
Cursó en la Sorbona de París un módulo intensivo para extranjeros, apenas la entrada de un menú de decenas de pasos que la llevaron a organizar muestras y festivales en el Centro Pompidou. En el corazón de una de las mejores colecciones de arte moderno y contemporáneo Florencia se transformó en mujer esponja. Absorbió las experiencias, atesoró proyectos interdisciplinarios, se sumergió en un tsunami de estímulos que fluyeron entre artes plásticas, danza, cine y literatura. De la pasantía en el Departamento de Creación Contemporánea y Prospectiva a trabajar codo a codo con Emma Lavigne, actual presidenta del Palais de Tokyo, otro faro cultural icónico de París.
Incansable, se anotó en la reconocida Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales. Su tesis fue apenas uno de los hilos que tejerían su vínculo con Buenos Aires: “Investigué la historia del arte conceptual argentino en el contexto socio-político latinoamericano”, dice hoy Florencia desde el showroom de Balvanera, una casona antigua de techos altos y pisos de madera. “El Pompidou era una burbuja, un estímulo constante. Ese vacío me generó una crisis existencial y profesional –recuerda–, por eso me dediqué a generar un proyecto en Argentina que pusiera en valor el diseño, el arte y la artesanía con una impronta disruptiva”.
El resultado de ese ímpetu es su flamante muestra Lalana, una colección de alfombras artesanales inspiradas en obras de artistas argentinos. Se inaugura el sábado que viene en la galería Nora Fisch y es fruto de un proceso que condensa no solo su propia historia sino que además involucra el entramado familiar. En 2016 la peor noticia la trajo en un vuelo relámpago a Buenos Aires: a su hermana Lucía le detectaron cáncer de ovarios y Florencia viajó para acompañar su tratamiento. “Fue largo y tortuoso, dejó a un hijo de 3 años, que ahora tiene 7. Era psicoanalista, emprendedora. Como todos nosotros. Somos muy unidos, aprendimos haciendo y siguiendo el mandato de mi viejo que nos marcó siempre. Es muy hacedor y exigente, siempre busca el mejor rendimiento, potenciando nuestras capacidades”, apunta.
El papá que la llevaba “de las orejas” a toda muestra que hubiera en la ciudad se llama Rubén Cherñajovsky y es uno de los empresarios industriales más importantes del país, al frente de la compañía Newsan. Su hermana, María Cher, es diseñadora y dueña de la marca de indumentaria Cher. Nicolás es arquitecto y Matías, economista. “Es el más chico y al que más le interesa el legado empresarial. Es que mi papá nos abrió un camino vinculado con el arte y las ciencias sociales. Ahora se enfrenta con el tema de la continuidad, cómo pasar la posta. Estamos en pleno trabajo familiar para formarnos y preservar su legado, más allá de las expansiones de la empresa, lo que a nosotros nos interesa es garantizar el laburo de miles de personas”, afirma Florencia, mamá de Amancio, de 2 años.
La pasión por el arte acercó al empresario al coleccionismo. Y quién sino Florencia para organizar las obras dispersas en departamentos familiares y depósitos. “Estoy ordenando el inventario en una nube digital abierta a profesionales y curadores”, señala la especialista, sobre el acervo de autores argentinos e internacionales. “Empecé a llenar agujeros, sumé artistas conceptuales y fortalecí la presencia de artistas mujeres, como Marta Minujín y Elda Cerrato”.
Su experiencia como curadora (en Buenos Aires trabajó en muestras del Malba y galería Barro) y especialista a cargo de catálogos y publicaciones del Pompidou llevó a Florencia a impulsar su propia muestra, basada en alfombras artesanales, objetos, sillas y picaportes inspirados en diversos artistas de nuestro país.
Los viajes a Salta para recorrer la ruta del telar fueron decisivos. Allí conoció el tejido sobre la urdimbre, la lana de llama hilado a mano y los procesos artesanales que encierran técnicas ancestrales. La convocatoria a María Sánchez (diseñadora industrial y directora de Diseño de la Universidad Austral) fue clave para pensar el formato y organizar el material. Con bocetos y prototipos inéditos, la colección articula un diálogo entre diseños innovadores de artistas visuales con técnicas tradicionales de producción artesanal. Piezas de autor seriadas que toman cuerpo a partir de materias primas autóctonas. “La idea es revalorizar las distintas técnicas de producción”, señala Florencia, que concibió Lalana en colaboración con Osías Yanov.
Así, desde la semana que viene, en la galería Nora Fisch (Av. Córdoba 5222) se podrán disfrutar desde picaportes de Marcial Berro y de Valentín Demarco probados en resina, al desarrollo de una silla inédita de Luis F. Benedit de 1996, que dialoga con el prototipo de la silla original realizado un año antes por Ricardo Blanco. También la alfombra de Victoria Colmegna o de María Sánchez, concebida en un lenguaje pop que remite a su colaboración con el colectivo de diseño italiano Memphis de los años 80. Además, una alfombra de Víctor Grippo dominará el espacio central. Para ahondar conceptualmente sobre estas esculturas pragmáticas Florencia convocó a María Sánchez y Wustavo Quiroga (el 27 a las 18.30), a Delia Cancela, que además presenta una obra (sábado 4 de diciembre a las 17) y a Julián Benedit, hijo de Luis F. Benedit (el 9 de diciembre a las 18).
Luego Florencia volverá a armar las valijas para instalarse en Madrid, donde acaba de abrir un espacio dedicado al arte, su pasión y su legado. Viajar y palpitar otras culturas sigue siendo parte de su adn.