Fuente: La Nación ~ Eduardo Costantini fundó el museo en 2001, en un mundo en crisis; hoy se celebrará el aniversario con la inauguración de una muestra de Rafael Barradas y el anuncio de una nueva adquisición
Hace dos décadas, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) abrió por primera vez sus puertas en el peor contexto posible: mientras el mundo y el país coincidían en una de las peores crisis de su historia. Las Torres Gemelas acababan de ser derribadas y la Argentina avanzaba hacia un derrumbe económico y político. El empresario Eduardo Costantini donó entonces su valiosa colección de arte para crear una institución abierta a una comunidad que, en estos días de pandemia y luchas por el poder, tampoco encuentra consuelo.
“Sin duda volvería a hacerlo, ¡y con más ganas!”, responde a LA NACION Costantini mientras recorre con orgullo la muestra Rafael Barradas: hombre flecha, que abrirá hoy al público con entrada gratis de 15 a 21. Una forma de celebrar volviendo a las raíces, ya que una de las pinturas del artista uruguayo que integran la exposición se contó entre sus primeras adquisiciones: Quiosco de canaletas (1918) fue una de las 223 obras de grandes maestros latinoamericanos modernos –incluidos Frida Kahlo, Diego Rivera, Tarsila do Amaral, Emilio Pettoruti, Antonio BerniyXul Solar– que integran la colección fundacional del museo.
Ese acervo abarca ahora más de 700 obras, alojadas en el segundo museo más visitado del país -después del Nacional de Bellas Artes-, que logró ganar un lugar de prestigio a nivel global. “Es el conjunto de arte latinoamericano exhibido más importante del mundo”, sostiene orgulloso el coleccionista, también fundador de Consultatio e impulsor de Nordelta, que adquirió sus primeras piezas a los 23 años. Como no tenía los 2000 dólares que pedían por un retrato de Antonio Berni en una galería de Acassuso, compró en cuotas otras dos de Leopoldo Presas e Iván Vasileff para decorar su casa.
¿Cuál fue el secreto del éxito del Malba? Según Costantini, cinco factores: el acervo inicial, la ubicación, el edificio, el grupo humano que integra el staff y el apoyo financiero sostenido. Si bien sigue asumiendo un déficit anual cercano a los dos millones de dólares para sostener el funcionamiento del museo, en noviembre último dejó en manos deTeresa Bulgheroni la presidencia de la fundación que lo administra para profundizar su transformación en una institución pública.
“Nos queda repensar los próximos veinte años. Tenemos la obligación de reinventar el museo”, dijo esta última ayer, al presentar a la prensa la muestra de Barradas. Según adelantó a LA NACION, una de las prioridades en ese proceso será intensificar la programación virtual. Incluirá una nueva plataforma educativa y un ciclo en torno a la obra Manifestación, una de las piezas icónicas del museo, a cuatro décadas de la muerte de Berni.
Mientras que hoy se anunciará la donación al museo de una obra comprada con fondos de la Asociación de Amigos y el banco ICBC, la proyección federal y los intercambios con instituciones extranjeras se retomarán a medida que lo permita la pandemia. También quedará pendiente para el año próximo cubrir el cargo de la dirección artística, que quedó vacante tras la reciente partida deGabriela Rangel. Y continúa vigente, aunque sin fecha estimada, el proyecto de ampliar el edificio por debajo de la Plaza República del Perú.
“El Malba se convirtió en una institución de referencia a nivel global porque inscribió en la Argentina un modelo expositivo internacional. No solo porque el edificio fue construido específicamente para alojar el museo sino también porque adelantó la figura del curador en nuestro circuito, innovó en la manera de conceptualizar las exposiciones, impulsó muestras de artistas argentinos y a la vez realizó alianzas con importantes instituciones de otros países”, opinaMaría Amalia García, flamante curadora en jefe, que asesoró aInés Katzensteinen una importante muestra de arte latinoamericano en el MoMA y trabajó junto al respetado curador e investigador Marcelo Pacheco.
Este último, curador en jefe de Malba desde 2003 hasta 2012, jugó un rol clave en crecimiento de la colección del museo. Similar al que cumplió el coleccionista y empresario Ricardo Esteves al orientar a Costantini en sus inicios. “No empecé a comprar en forma sistemática hasta que Ricardo comenzó a asesorarme. Reconozco su influencia en la compra de grandes obras como Abaporu”, dijo en una entrevista con la curadora Mari Carmen Ramírez, cuando presentó la colección del Malba en el Museo de Bellas Artes de Houston, en referencia a la codiciada pieza de arte moderno brasileño que había adquirido en 1995.
Dos décadas más tarde pagaría 15,7 millones de dólares por Baile en Tehuantepec, de Diego Rivera, la cifra más cara para una obra de arte latinoamericano. Aunque pertenece a su colección personal, fue prestada en comodato para ser exhibida en Malba. Lo mismo hará con Café (1918), obra de Barradas comprada durante la pandemia –entre varias que sumaron una inversión de 25 millones de dólares-, que se sumará a la muestra actual.
En los próximos meses, la programación continuará con muestras de fotografía dedicadas a Madalena Schwartz y Foto Estudio Luisita, además de un ciclo de cine destinado a celebrar el aniversario y sus habituales cursos que abarcan arte y literatura. Una sinergia interdisciplinaria que convierte al museo en un centro cultural, destinado a todo tipo de audiencias.
“El Malba encarna el concepto de museo como un laboratorio realmente vivo, que –desde mi perspectiva teórico-práctica- es el único modelo con alguna posibilidad de éxito en el siglo veintiuno”, opinó Mari Carmen Ramírez en la citada entrevista con Costantini, hace una década. Desde entonces, el Malba registró tres de sus muestras más taquilleras: Liminal, de Leandro Erlich (2019); Obsesión infinita, de Yayoi Kusama (2013), y Dream Come True, de Yoko Ono (2016). Apenas tres de los hitos que incluyeron intercambios con prestigiosas instituciones como el MoMA, el Met y la Pinacoteca de San Pablo, en un círculo virtuoso que hoy cumple veinte años y sigue creciendo.
Para agendar:
Rafael Barradas. Hombre flecha. Se inaugurará hoy de 15 a 21, con entrada gratis y reservas en malba.org.ar. Hasta el 14 de febrero.