El Museo de Bellas Artes y una prioridad olvidada

Fuente: La Nueva – Por falta de un depósito para las obras el Museo de Bellas Artes lleva un año cerrado.

Se está por cumplir un año del cierre del Museo de Bellas Artes de nuestra ciudad, el cual ocupa, desde 1993, la hermosa casona La María Luisa, en calle Sarmiento 450.

La situación no ha tenido gran trascendencia y de alguna manera ha pasado desapercibida para la población, cuando realmente se trata de un hecho preocupante para una institución creada en 1931 y que atesora obras de arte valiosas y significativas de nuestra historia.

Se trata de un espacio cultural destacado, que tiene que ver con un costado que hace a la formación cívica de la sociedad y que, aun si advertirlo, afecta de gran modo al quehacer artístico local.

Lo llamativo de la cuestión es que las razones del cierre se relacionan con la falta de una obra que lleva casi tres décadas esperando se concrete y que recién ahora, gestión Federico Susbielles, ha comenzado a encontrar su camino trabajando en una aedcuación del proyecto para su pronta licitación.

Se trata de un local a materializarse en el patio trasero de la vivienda destinado a depósito de las obras que forman parte del inventario de la entidad, casi mil objetos entre cuadros, dibujos, esculturas e instalaciones.

A falta de ese depósito, diseñado con las condiciones adecuadas para que esas obras se mantengan en buenas condiciones –esto es control climático, hermeticidad, aireación–, es que la casona comenzó poco a poco a cumplir con esa función.

Primero se asignó una de las cuatro salas, la cual además de resultar insuficiente derivó en un apretujamiento de las obras que contribuyó aún más a afectarlas.

Luego se fue avanzando hacia los otros espacios, hasta que finalmente el museo en su totalidad hoy funciona como depósito, con lo cual se decidió cerrarlo al público porque además se necesita mantenerlo en esa condición para evitar la entrada de tierra y otros contaminantes.

La construcción entonces de esta ampliación es una necesidad y requiere de un gesto de reconocimiento hacia lo prioritario e importante de tener en condiciones los bienes del museo. La espera de casi tres décadas es una señal que no habla demasiado bien de la importancia que se le da a este componente de nuestra cultura.

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