Fuente: La Nación ~ Un proyecto integral apuesta a recuperar la casona histórica para salvaguardar su valiosa biblioteca, el archivo documental y piezas personales del expresidente, a 200 años de su nacimiento
En la única casa colonial que queda en pie en Buenos Aires con patrimonio original se conservan tesoros de la historia nacional: una biblioteca con alrededor de 70 mil volúmenes; un archivo con documentación original de José de San Martín y Manuel Belgrano, entre otras figuras patrias; cuadros, muebles, vajilla y objetos personales de Bartolomé Mitre, que vivió allí hasta la muerte, el 19 de enero de 1906, a los 84 años. El edificio de la calle San Martín 336, donde funciona el Museo Mitre desde 1907, está cerrado al público a causa de la pandemia. Puertas adentro, un ejército de restauradores se encarga de poner en valor las piezas de su valiosa colección.
El 26 de junio, cuando se cumplan dos siglos del nacimiento del expresidente, quedará inaugurado el año Mitre, con distintas actividades virtuales en miras al Congreso del Bicentenario, programado para junio de 2022. Mientras tanto, el Ministerio de Cultura de la Nación avanza con las obras de infraestructura del edificio que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1942. Con un presupuesto de alrededor de 25 millones de pesos, el proyecto empezó en 2020 y se extenderá durante todo este año: incluye desde el arreglo y la impermeabilización de techos y paredes hasta la restauración, pieza por pieza, de libros, muebles, obras de arte y objetos.
“Nos propusimos preservar el edificio. Había innumerables ingresos de agua por filtraciones y problemas que había que resolver de manera urgente. Pensamos que no se puede concebir el guardado y la protección de nuestro acervo cultural e histórico sin tener un edificio en óptimas condiciones que lo pueda albergar”, dijo a LA NACION la arquitecta Patricia Cárcova, directora general de Infraestructura, Mantenimiento y Servicios de la Subsecretaría de Gestión Administrativa del Ministerio de Cultura de la Nación.
“Una de mis primeras visitas cuando me hice cargo del área fue el Museo Mitre, donde tuve la oportunidad de ver unos documentos maravillosos, que todavía me llevan de emoción cuando los recuerdo. Por ejemplo, las máximas que escribió José de San Martín para su hija Merceditas y una carta manuscrita de Manuel Belgrano dirigida a San Martín sobre la derrota en la batalla de Ayohuma. Estos documentos son parte de nuestra historia y es fundamental preservarlos para quienes nos seguirán”, agregó Cárcova.
Entre los distintos trabajos e intervenciones en el edificio se retomaron obras que habían quedado paralizadas por recortes de presupuesto: uno de los más importantes es la fachada de la casona, que se había empezado a restaurar. “Particularmente, en este período, estamos intentando resolver los ingresos de agua que son una amenaza para la preservación del patrimonio. Ya hicimos gran cantidad de trabajos parciales y ahora nos falta una última etapa que incluye la impermeabilización de la primera terraza y la fachada, que queremos recuperar. En los próximos meses empiezan las obras de la última etapa y esperemos terminarla hacia fin de año, aunque no lo puedo asegurar porque depende de varios factores. Pero vamos a hacer ese intento. La idea es terminar las obras cuanto antes”, completó la arquitecta, quien subrayó también que, como se trata de una construcción de la época colonial, se dio intervención a la Comisión Nacional de Monumentos para que aprobara las obras.
“Uno de los objetivos de la gestión es la puesta en valor de los edificios patrimoniales donde funcionan varios museos y en ese proyecto se inscriben los trabajos en el museo Mitre. La doble variable que está en juego en este proyecto integral es la puesta en valor y la restauración del edificio y también de las colecciones: es una casa de finales del siglo XVIII, refaccionada en el siglo XIX y que tuvo un lugar clave en la vida política de la ciudad y del país durante el siglo XIX. Por otro lado, hacemos una puesta en valor y accesibilidad de las colecciones: de la biblioteca, del archivo (con todas sus unidades documentales) y los bienes culturales que forman sus colecciones. Hay varias bibliotecas que dependen de la Dirección Nacional de Museos que son clave y la del Museo Mitre es una de ellas. Tiene material único”, aseguró María Isabel Baldasarre, Directora Nacional de Museos, área de la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación de la que dependen veintitrés museos nacionales: quince ubicados en la ciudad de Buenos Aires y ocho en distintas provincias.
Para poder trabajar en las cuestiones edilicias se retiraron las piezas de las exhibiciones permanentes a una sala transitoria de guardado, que fue acondicionada previamente para que tuviera condiciones óptimas de humedad y temperatura. “Creamos una reserva transitoria donde funciona el auditorio para acondicionar las colecciones”, explicó el historiador del arte Pablo Fasce, que participa del proyecto de restauración y lidera un trabajo transversal de la Dirección Nacional de Museos que tiene como objetivo mejorar la accesibilidad de las colecciones con una base única de registro.
“Encontramos una colección muy valiosa, pero hay objetos, muebles y pinturas con daños que requieren un trabajo de restauración. Algunas piezas estaban invadidas por hongos y otros agentes patógenos. La biblioteca, que es una de las más importantes del Ministerio de Cultura, tiene algunas obras que necesitan intervención. También es necesario hacer un trabajo más fino del registro de las colecciones porque hemos encontrado piezas de mucha importancia que no estaban asentadas en los inventarios. Ese es uno de los trabajos que estamos haciendo para lograr un inventario definitivo: un relevamiento de lo que hay, en qué estado está y qué trabajo requiere. Para sumar un objeto a la colección primero hay que investigar su historia, su valor, su procedencia”, comentó Fasce.
El equipo de trabajo está integrado por restauradores y conservadores de la Dirección Nacional de Museos (algunos están especializados en mobiliario, otros en libros antiguos y documentos, otros en textil y otros en pintura) y personal específico del museo. Para Gabriela Mirande Lamédica, directora del Museo Mitre, el relevamiento documental de la colección representa “una excelente oportunidad para tener un inventario más completo”.
“El museo tiene poco personal, así que agradecemos el trabajo que está haciendo el equipo de restauradores de la Dirección General de Museos. Es un proyecto completo e interesante, pero la pandemia lo hace un poco más lento”, dijo Mirande Lamédica, que trabaja en el museo hace unos años treinta años. Fue designada directora ad honorem el 26 de junio de 2015 y en agosto de 2018 ganó el concurso del Ministerio de Cultura y recibió el nombramiento oficial. Su dedicación a preservar y acrecentar con entusiasmo profesional el patrimonio que le ha sido confiado es destacada por las autoridades de la Asociación de Amigos del Museo Mitre.
La directora contó también que este año, por primera vez, el museo sumó una curadora para la colección de libros: “La licenciada Fabiana Savall, especialista en fondo antiguo, es una reconocida conservadora. Lo conseguimos a través de la apertura de búsquedas internas del ministerio”.
Mientras continúan las obras de reparación y restauración, el museo prepara el Congreso del Bicentenario de Mitre, que hace foco en las “nuevas perspectivas para el estudio del siglo XIX argentino y latinoamericano” y se realizará el 22, 23 y 24 de junio de 2022. “Para el año Mitre estamos invitando a numerosas instituciones históricas, sociales y culturales a adherir a la celebración. Ya hemos recibido una adhesión de la Academia Nacional de Historia, la Academia Nacional de Arte y Ciencias de la Comunicación, la Sociedad Jesuítica de Estudios de París, entre otras. Estas instituciones van a desarrollar actividades relacionadas con Mitre y su tiempo: charlas, conciertos, escritos. La propuesta está abierta y cerramos el año Mitre con un gran congreso. En paralelo estamos preparando una biblioteca digital con publicaciones escritas por Mitre o sobre su figura y dos publicaciones de investigadores externos sobre el patrimonio del museo, que vamos a presentar en adhesión al bicentenario”, detalló Mirande Lamédica.
La activa directora del museo agregó que el próximo 26 de junio habrá un acto en homenaje a Mitre, organizado en esta oportunidad por la Asociación Amigos del cementerio de la Recoleta: “Según cómo esté la situación sanitaria por la pandemia se hará en el atrio o en el mausoleo de Mitre con banda de música y oradores, ente los cuales estarán familiares del expresidente y directivos de LA NACION”.
En 2020, entre las celebraciones por los 150 años de este diario, fundado por Bartolomé Mitre el 4 de enero de 1870, el museo recibió una cápsula del tiempo con mensajes de las máximas autoridades, un resumen de un siglo y medio de historia, una edición del diario en papel del día y una imagen de la versión digital. Guardada dentro de una nave espacial construida a escala, la cápsula con el material se abrirá dentro de cincuenta años, para el 200º aniversario de LA NACION.
Hacia la reapertura
Con el objetivo de reabrir el museo a mediados de 2022, Baldasarre adelantó que “la idea es que, en sus salas permanentes, se siga contando la historia de la familia Mitre, que no es solo eso, es mucho más: es el trabajo de Mitre como historiador, como presidente, como periodista y fundador de un periódico nacional clave, y también, los modos de vivir de Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XIX. El museo tiene como eje la figura de Mitre, pero es un testimonio más amplio. Además, el edificio tiene unos patios hermosos para transitar. Queremos recuperar también esa función del museo; que sea un lugar de paseo y de encuentro”.
Así, entre las joyas que pueden admirarse en detalle en las fotografías que acompañan este artículo se destacan, además de la biblioteca americana y el archivo documental, la vajilla presidencial de porcelana de origen francés, decorada con el monograma personal de Mitre y una serie de imágenes de la guerra del Paraguay. También, un retrato de Mitre, pintado al óleo por Cándido López, en 1862, “que tiene la particularidad de haber sido pintado por Cándido con la mano derecha, antes de perderla durante su participación en la Guerra del Paraguay”, como explicó Fasce. Y un retrato ecuestre de Mitre de grandes dimensiones, pintado por el pintor español Ulpiano Checa en 1906. Ambas obras están en proceso de restauración.
“Tenemos cuatro o cinco pinturas que estamos comenzando a restaurar porque son muy valiosas y necesitan una intervención bastante urgente: entre ellas, está el Cándido López que pertenecía a la colección personal de Mitre. Es una rareza, uno de los tesoros del museo”, aseguró el historiador del arte.
Durante el trabajo de traslado de las piezas a la sala de guardado transitoria, el equipo de especialistas encontró algunas que no figuraban en el inventario. Así lo describe Fasce: “Hemos hecho algunos hallazgos muy interesantes, como una serie de pequeñas acuarelas y pinturas que se correspondían con los proyectos presentados para concurso del monumento a Mitre en Buenos Aires, que fue posterior a su muerte. En torno a ese material estamos empezando un proyecto muy atractivo porque cruza todas las tareas de gestión de colecciones: además de restaurarlos, el equipo de Registro y el referente del archivo del museo van a reunir esas acuarelas con los documentos de la época del Instituto Mitre para reintegrarlos al archivo institucional. Sería la historia y las imágenes de la creación del monumento. La idea sería en un futuro crear una exhibición de esos materiales”.
Con respecto a ese material, Mirande Lamédica aclaró que había sido guardado en su momento “como memoria, como documento, y ahora va a convertirse en pieza museológica. Eso va a dar lugar a un nuevo corpus vinculado a la creación del monumento y al concurso público para su emplazamiento en esa plazoleta hermosa con lomada en plaza Francia”.
Entre las piezas valiosas, Fasce también destaca el archivo del museo, que tiene el fondo personal de Mitre que atesora la historia de la historiografía argentina. “Como padre de la disciplina, Mitre reunió una gran cantidad de documentos históricos, de figuras como San Martín y Belgrano, de los cuales el archivo tiene series documentales. Es un archivo fundamental del siglo XIX y uno los más valiosos para la historia argentina. Tiene una hemeroteca del siglo XIX muy completa, además de los álbumes fotográficos que son muy importantes, de los que existen muy pocos en el país. Además, gran parte de la historia del diario está en su archivo personal”.
Como el archivo está en buen estado y está clasificado, está previsto un trabajo de digitalización que se sumará a lo ya realizado a pulmón –con una computadora y un scaner viejos- por el personal estable del museo. Según detalló Fasce, “asociados con la Biblioteca del Congreso, que nos brinda soporte técnico, empezamos a digitalizar una parte del fondo Mitre, que se encuentra inédita. Hace varios años, el museo publicó un libro con una parte del archivo y cuando se finalice esta etapa de digitalización estará disponible por completo”.
La directora del museo, Mirande Lamónica, resalta que el archivo histórico es el segundo en importancia del país, después del Archivo General de la Nación. Y entre las piezas que conserva destaca “las máximas de San Martín porque nos ha marcado desde chicos”. Dice emocionada: “Es un material muy sencillo, parece una servilletita de papel, escrito de ese modo tan especial que aprendimos en la escuela”. Todos los documentos originales de San Martín fueron donados por sus nietas.
La biblioteca, donde se harán tareas de conservación preventiva para evitar daños en los papeles antiguos y las portadas de los ejemplares, representa para Mirande Lamédica “el pensamiento político de Mitre”. “Es su cerebro. Están todas las obras que fueron de importancia para él, que lo formaron, que lo hicieron reflexionar. Todos los libros tienen anotaciones en los márgenes. Fueron material de trabajo. Mitre fue un americanista. Tenemos, por ejemplo, el catálogo de lenguas aborígenes, que hoy estudian nuevas generaciones y ha sido tema de tesis de doctorado, algo que nos da mucha satisfacción”.
En la biblioteca se conserva también el manuscrito de la traducción de Mitre de La divina comedia, de Dante Alighieri, la primera realizada en la Argentina.
Las joyas del museo
Cándido López, Retrato de Bartolomé Mitre,1862, óleo sobre tela
Retrato de Mitre presentado como héroe militar y figura central de la reforma constitucional de 1860; tiene la particularidad de haber sido pintado por Cándido López con la mano derecha, antes de perderla durante su participación en la Guerra del Paraguay.
Ulpiano Checa, Retrato ecuestre de Mitre, 1906, óleo sobre tela
Retrato de dimensiones monumentales pintado por el pintor español Ulpiano Checa en su último viaje a Buenos Aires. Es el último retrato de grandes dimensiones realizado a Mitre en vida, dado que murió ese mismo año.
Biblioteca americana
Es una de las bibliotecas más nutridas entre los museos nacionales (tiene más de 70 mil volúmenes) y alberga una de las colecciones de ediciones del siglo XIX más importantes del país. La colección bibliográfica fue construida en una gran proporción por el propio Bartolomé Mitre, que incorporó libros sobre historia del continente americano, publicaciones periódicas y mapas de toda la región.
Archivo documental
El archivo es uno de los más importantes del Ministerio de Cultura, no solo por su extensión (alrededor de 60 mil documentos y objetos) sino por su relevancia para la investigación, ya que alberga fondos documentales con los que Mitre escribió los textos fundadores de la historiografía argentina. Resguarda series de documentos escritos por Belgrano y San Martín y una extensa colección de monedas y medallas antiguas.
Vajilla presidencial
Porcelana de origen francés, fue realizada especialmente para Mitre y decorada con su monograma personal. Es uno de los ejemplos más relevantes de artes decorativas del siglo XIX en nuestro país.
Fotografías de la Guerra del Paraguay
Conjunto de diez albúminas (seis realizadas por la casa Bate, de Montevideo; cuatro sin autoría conocida) que muestran escenas del conflicto bélico. Fueron donadas en 1952 al museo por Delfina Klappenbach, descendiente de Bartolomé Mitre.