Fuente: Perfil ~ Un año después de que los trabajos de remodelación y puesta en valor de la Confitería Ideal se frenaron a raíz de la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus, desde hace dos semanas se retomaron las obras en el emblemático espacio gastronómico porteño. Un lugar que, como bien se sabe, fue símbolo de una época de esplendor de la ciudad de Buenos Aires, y uno de los que mejor representó el espíritu de principios y mediados del siglo pasado.
Entre los trabajos de restauración que volvieron a ponerse en marcha este año, y que se presume estarán terminados en 2022, se destaca la revalorización del vitral que se encuentra en el techo de la tradicional confitería de Suipacha y Corrientes. El vitral se erigía como uno de los detalles más característicos del lugar y le daba una impronta propia que la posiciona como una de las más selectas de la ciudad en su época, junto a las confiterías Del Molino y Las Violetas, entre otras.
Según explicó a PERFIL Alejandro Pereiro, responsable de las obras de restauración y puesta en valor de la histórica confitería, “el vitral está compuesto por dos semi bóvedas de paños de vidrios unidas por un cañón corrido, de unos ocho metros de largo, materializado en un labrado de cartapesta acabado en oro. Es decir, dorado a la hoja. “Estos tres elementos –continuó el arquitecto– juegan visualmente en conjunto componiendo un elemento único en Buenos Aires”.
Con el correr de los años, sumada la falta de un mantenimiento apropiado, el vitral se fue deteriorando al punto de perder algunos de los paños que lo componían, en especial, las de sus medias esferas, que se encuentran en las puntas del mismo. Atentos a esta situación y como parte de la restauración, los dueños del lugar, junto a Pereiro, convocaron a María Paula Farina Ruiz, una de las más reconocidas vitralistas del país.
“La restauración es parte de mi vida y me permite vivir de este trabajo. Sobre todo teniendo en cuenta que para muchos el vitralismo es un hobbie. Es algo que me gusta mucho y me formé especialmente para encarar este tipo de trabajos”, afirmó, a modo de presentación Farina Ruiz, en un alto de su trabajo en el techo de la Ideal. Un espacio en el que aún se pueden apreciar las vigas y ladrillos originales que se colocaron en su construcción en 1912, cuando el comerciante gallego Manuel Rosendo Fernández la fundó. “Apenas entré a la confitería y vi el vitral, me pareció muy interesante el desafío que representaba el trabajo. Estos paños tienen muchas idas y vueltas que me parecieron fascinantes. No dudé en aceptar la propuesta”, agregó.
Respecto a los trabajos que está realizando María Paula, que en esta oportunidad es acompañada por María Victoria Trípodi; Juan Pablo Delgado, y Nicolás Mustel a quienes enseñó los secretos del vitralismo desde cero, contó que lo primero que hizo fue buscar todo el material histórico y fotográfico del vitral. “Conocer la historia de un vitral en el que voy a trabajar es fundamental para mí. En este caso, tenía una mitad original y había que completar los paños faltantes. Como el vitral es en espejo, solo hubo que copiar las imágenes de los originales y realizar los paños de vidrios que hacían falta. Una vez hechos, los unimos con plomo, los reforzamos con hierros para que no se desprendan, y los colocamos”, relató Farina Ruiz, mientras se acomodaba el arnés –línea de vida– que engancha de diferentes puntos fijos y vigas cada vez que “se cuelga” para colocar uno de los paños del histórico vitral.
“Una de las etapas claves cuando hay que realizar paños nuevos porque no existen, es la correcta elección de los colores y los tonos de los vidrios de base, para que la diferencia visual sea mínima y puedan pasar desapercibidos de los paños originales. En este caso la diferencia de tonos entre las piezas originales, era muy variada e hizo que fuese un trabajo complejo. Este tipo de desafíos son los que más me gustan y atrapan en esta clase de proyectos”, aseguró quien fue la primera artista extranjera en ser aceptada en el Centre International du Vitrail de Chartres, Francia (ver aparte)
Otro de los trabajos que encaró María Paula en la confitería fue la puesta en valor de un bombonero que se encuentra en el lugar. En este caso, se restauró el techo del mismo que estaba compuesto por vitral de piezas muy pequeñas. “En el bombonero trabajamos de adentro hacia afuera. Además de realizar las piezas que faltaban, también pusimos en valor sus bronces, los cuales con la iluminación resaltará aún más los colores de los paños”, destacó la joven artista que también trabajó en Casa Rosada, del Molino, Palacio Paz y la cúpula de la estación Mitre.
QUIÉN ES
☛Antes de dedicarse a la restauración de vitrales, María Paula Farina Ruiz cursó la carrera de Odontología. El fallecimiento de su mentor la sumió en una depresión, y viajó a Europa con sus padres. Se deslumbró con los vitrales franceses.
☛ “Yo pensaba que ese trabajo solo lo podían hacer los gnomos en el sótano de la basílica. Ahí supe que quería hacer eso. Al volver, averigüé dónde se podía aprender esa técnica y llegué al Instituto Superior Catedral de La Plata”, cuenta.
☛ Tras recibirse, y a fin de perfeccionarse, en 2011 fue la primera artista extranjera aceptada para estudiar en el Centre International du Vitrail de Chartres, Francia, referente mundial del arte en vitrales.
☛ Al año siguiente realizó un curso en Conservación y Restauración de Vidrieras en la Escuela Superior del Vidrio ubicada en la Real Fábrica de Cristales en Segovia.