Fuente: Clarín ~ Fue escrachada en las redes por sus pinturas sobre Evita, de fuerte semejanza con personajes y cuadros de historietas japonesas. Dice que es violencia machista.
El efecto expansivo de una bomba que explota en el mundo del arte pueden tener alcance internacional. Es lo que ocurre por estas horas con la artista Fátima Pecci Carou, integrante del colectivo feminista “Nosotras proponemos”, 37 años, a quien varios artistas denuncian por supuesto plagio de obras de otros colegas del exterior.
Elegida por los coleccionistas en ArteBA 2018 y ganadora del Premio en Obra en Barrio Joven, en abril de este año, y también a raíz de su primera exposición individual en el Museo Evita, “ Banderas y banderines”, de pronto Pecci Carou pasó de ser una desconocida a una artista que vende obra a precios jugosos, aun en pandemia.
El pasado abril, con motivo de la apertura de su muestra en el Museo Evita, la artista le dijo a la revista Ñ que piensa en “la historia como una ficción, un relato que aprendemos en la escuela, pero también en la universidad con otra parte de la historia”. Y agregó: “Todo para mí es insumo. No pinto solo con una paleta, pinto con todo lo que miro…”
La estrella de su muestra era una Eva Perón ninja, que incluso ya había sido parte de una muestra de retratos a los que tituló Femininjas.
El asunto estalló, como cabe en la cultura digital, en las redes. Un artista de animé, identificado como @agavoart denunció en su cuenta de Twitter: “Mi fanart ha sido plagiado. La plagiaria es una argentina llamada Fátima Pecci Carou. Esta pintura ya ha sido vendida al Museo Evita, un museo público, por un precio muy alto. No sé quién es ella, pero por favor no compre su arte”.
En su siguiente tuit el artista dice: “No creo que todos los argentinos sean como esta. Estoy agradecido a los buenos argentinos que me hablaron sobre el tema”.
De inmediato aparecieron hilos donde se comparaban originales de piezas de distintos artistas de manga, animé e historietas, y las obras de Fátima Pecci Carou, que a simple vista son idénticas.
“Todos los artistas han tomado imágenes… me quieren correr por ahí, pero lo que les molesta es el tema”
Incluso desde Argentina algunos se disculparon y desde una cuenta norteamericana le sugirieron al artista de Tokio denunciarlo a los responsables de las redes. La información arde, sobre todo porque crece el número de artistas enojados por las supuestas copias de sus obras que reconocen en los trabajos de Pecci Carou y qué ella vende en abultados montos en dólares.
El youtuber @tipitoenojado descubrió a otros artistas de animé presuntamente plagiados y la similitud de trabajos es innegable.
La artista, mientras tanto, respondió a la consulta de March Mazzei, la periodista de la revista Ñ que la había entrevistado. Le dijo que que hace tres días está siendo atacada por los trolls.
“Me están acusando de plagio y ponen mi obra en paralelo a una ilustración de una chica de Japón, que a su vez está basada en una película, My Little Pony. En ese caso ella también está plagiando”.
Habla la artista
Su utilización de personajes de animé, un género de arte popular japonés, para la artista “son referencias estéticas de personajes”: imágenes de apoyo que, modificadas, no permiten hablar de plagio porque tienen en su caso además “un tratamiento pictórico”. La artista concedió que está asesorada sobre el tema. “Todos los artistas han tomado imágenes… me quieren correr por ahí, pero lo que les molesta es el tema”.
Para ella se trata de “un ensañamiento con sesgo machista”, dado el título del video que enciende la polémica ¿Feminista estafa un museo nacional?, que hace referencia directa a su participación como militante del colectivo Nosotras proponemos.
“Esto es parte de un tipo de violencia que yo recibí como mujer, como artista; es violencia política y psicológica”, agregó. “Es una forma de disciplinamiento, porque el día de mañana quizás me va a dar miedo volver a decir algo, ya difundieron mis datos personales y no puede ser que tenga que cerrar mis redes, es grave”.
Clarín intentó hablar con la directora del Museo Evita, Aída Carranza, quien expresó vía whatsapp que se encontraba “en la ruta con mala señal” y que respondería más tarde. Pero como por arte de magia sus obras fueron retiradas de la plataforma Artsy.
Horas más tarde, Carranza explicó que, pese a lo que se decía en redes y algunos sitios web, «las obras NO fueron adquiridas por el Museo, tampoco por el Ministerio de Cultura». Y que «son de propiedad de la artista, quien las retiraría al finalizar la exposición».
¿Qué harán con la obras de la artista, ahora cuestionadas? Carranza señaló que «al momento de escribir no conocemos que exista denuncia formal contra la artista. Si bien estas denuncias son del ambito privado y ajenas al Museo y al Ministerio, estamos evaluando la forma de proceder y sin duda serán retiradas de la exposición en caso de que se pruebe alguna irregularidad.»
Inspirada en Eva Perón, la muestra Banderas y banderines retoma su transitada iconografía, para reinterpretarla desde la estética animé que, según Pecci Carou, le suma «una cuota de fantasía».
Si bien el título de la muestra alude a las luchas y los estandartes de las calles, también a los kakemonos, unos tapices de circulación popular en las culturas orientales.
La llamada «abanderada de los humildes» aparece en estas pinturas como Sailor Moon, como una Ninja en la obra central de esta exposición de 16 pinturas (y una de las acusadas de plagio) pero además aparecen distintas escenas secundarias de hechos menos transitados de su biografía: la militancia en las calles, la joven Eva en su cuarto empapelado de tapas de revistas, las delegadas censistas y las mujeres reunidas por temas políticos en el espacio doméstico: todas imágenes inspiradas en una investigación histórica de Julia Rosenberg.
También están las aguerridas Evita Montonera, la glamorosa Evita con su vestido de Dior y la del renunciamiento.
El plagio de obras de arte no es un asunto nuevo y los museos pueden exigir certificaciones de autor pero es más difícil legitimar el copyright con este arte basado en géneros como animé, manga e historietas.
También se señaló que esta artista ha sido subvencionada por el Ministerio de Cultura de la Nación, a través de la beca Activar Patrimonio, que otorga 50.000 pesos a sus ganadores. Sin embargo, tanto Pecci Carou como Carranza aclararon que ella no recibió la beca sino Eva Grinstein, curadora de la muestra.
En la presentación de la artista, el Ministerio destacaba que «en Occidente se conoce como cultura otaku al fanatismo por el manga y el animé, elementos que son constantes en el estilo pictórico de Fátima Pecci Carou». Y señalaba que usaba ese lenguaje para recuperar «los hitos más destacados en torno a la vida y obra de Eva Duarte de Perón».
«Al cruzar otaku y peronismo, la artista erige a una Evita super heroína, guerrera y justiciera, munida de ojos enormes y resuelta, en colores vibrantes», decía el ministerio. Lástima que gran parte de la obra de la artista sea tan tan parecida a la de otros.