Fuente: El Dia de La Plata – Luego del éxito rotundo de las muestras inmersivas de Van Gogh y Frida Kahlo, Buenos Aires se suma con fuerza al fenómeno global de las experiencias envolventes. ¿Es esto arte o simple espectáculo? Esta pregunta resuena en la mente de críticos y entusiastas mientras el arte inmersivo se abre paso en la capital argentina, y el mundo entero observa y participa de este nuevo formato.
En el siglo XXI, la tecnología ha permitido que los espectadores se sumerjan en ambientes históricos y artísticos con una intensidad sin precedentes. En 2022, una muestra inmersiva en el Museo de Artes Digitales de Madrid permitió a los visitantes caminar virtualmente por un templo egipcio dorado, conservando su esplendor de 1300 a.C. De manera similar, las obras de artistas como Salvador Dalí, Gustav Klimt, Vincent Van Gogh, Frida Kahlo y Banksy han sido reinterpretadas en formato inmersivo, llevando a los espectadores a una nueva dimensión de la apreciación artística.
En Buenos Aires, las muestras Imagine Van Gogh y Meet Vincent Van Gogh marcaron el inicio de esta tendencia en 2022. Imagine Van Gogh, realizada en La Rural, proyectó y animó 200 obras del pintor impresionista en un entorno que envolvía al público, convocando a más de 300.000 espectadores y logrando un récord mundial en la venta de entradas anticipadas. Meet Vincent Van Gogh, directamente desde el museo dedicado al artista en Amsterdam, ofreció una experiencia igualmente impresionante en el Campo Argentino de Polo.
El fenómeno continuó con Frida Kahlo en el Centro de Convenciones de Buenos Aires, reafirmando la capacidad de la ciudad para convertirse en un nodo de arte inmersivo, al igual que otras metrópolis como Nueva York, Miami, Ciudad de México, Barcelona y Beijing.
El arte inmersivo ha transformado la forma en que el público interactúa con las obras de arte. La historiadora del arte Janet Kraynak argumenta que, en la era digital, los museos no están siendo reemplazados por Internet, sino reconfigurados. Esta transformación permite a los museos y galerías atraer a un público más joven y ávido de experiencias intensas en paisajes virtuales.
Buenos Aires no se queda atrás en esta tendencia. El Centro Cultural Kirchner (CCK) ofrece una sala inmersiva equipada con 14 proyectores de última generación, alternando entre funciones didácticas y experimentos estéticos. Desde octubre pasado, también funciona el primer Centro Audiovisual Inmersivo (CAI) en Colegiales, abierto no solo al arte contemporáneo sino también a eventos privados y lanzamientos de marcas.
La naturaleza del arte inmersivo, que combina tecnología y entretenimiento, ha suscitado un debate sobre su valor artístico. Eventos como Blow Up Experience en La Rural, con sus objetos inflables y su invitación al “Kidulting” (padres e hijos jugando juntos), destacan la intersección entre arte y espectáculo. Daniel Grinbank, productor del evento, señaló la importancia de las selfies y la viralización en redes sociales, lo que indica una evolución del arte hacia formas más interactivas y accesibles.
El arte inmersivo ha generado opiniones encontradas entre críticos y académicos. Elena Oliveras, miembro de la Asociación Argentina e Internacional de Críticos de Arte, sostiene que aunque el arte inmersivo forma parte de la sociedad del espectáculo, podría tener el potencial de acercar al público a la profundidad simbólica de las obras.