Fuente: Clarín by Revista Ñ – La directora del Museo Moderno cuenta de qué se trata la 55ª Conferencia Anual del CIMAM. La cita traerá a Buenos Aires a 200 profesionales del área; una chance de mostrar la escena argentina.
Buenos Aires se alista para recibir por segunda vez la Conferencia Anual del CIMAM. El evento, que sucede anualmente desde hace 60 años, tendrá lugar desde el jueves 9 al sábado 11 de noviembre en la ciudad, con el Museo de Arte Moderno como anfitrión. Lejos de ser un cónclave de expertos encerrados en un auditorio, promueve la asistencia de los más destacados profesionales de museos, críticos y curadores globales, a quienes el sistema local recibirá con un programa flexible de recorridos para mostrar el panorama más amplio y vital del arte argentino. Cuentan con el apoyo de instituciones centrales como Proa, Malba y la Colección Fortabat.
“Si los 200 asistentes se involucran activamente según su propios intereses con un solo agente de nuestra escena, ya son 200 proyectos para el arte argentino. Es concreto, no es ilusorio”, señala en la entrevista con Ñ Victoria Noorthoorn, directora del Museo y miembro del CIMAM –sigla del Consejo Internacional de Museos de Arte Moderno, es decir, quienes se ocupan de artistas vivos.
La obtención de la sede –Argentina había recibido a la conferencia en 1981, entre Buenos Aires y Rosario– se traduce en oportunidades para artistas e instituciones locales. Si bien cada asistente paga su ticket, de 490 euros, y hubo una instancia de becas para profesionales de museos nacionales auspiciada por ArtHaus, la conferencia se financia en parte con dinero público.”Ofrecemos que esto tenga un impacto en todo el ecosistema del arte contemporáneo en la Argentina”, resume Noorthoorn. Y así sigue la conversación.
–¿Cuál es la diferencia entre el CIMAM y la ICOM, más conocida desde que hace poco cambió el definición de museo?
–El Comité CIMAM es una organización internacional de profesionales de museos que se especializan, a grandes rasgos, en trabajar con artistas vivos, a diferencia de muchísimos otros tipos de museos. El CIMAM era parte del ICOM, la gran institución que nuclea a todos los museos, de muy variado tipo. Con el tiempo se independizó y hoy permanece como una institución afiliada pero autónoma.
-¿A qué se debe esta autonomía?
–Dentro del área de los museos de arte moderno y contemporáneo, se hizo patente que los artistas que traen las problemáticas de los contextos reales en los que vivimos necesitaban de una apoyatura específica, con todas sus complejidades, entendiendo que un museo tiene una posibilidad real de construir valores para una sociedad. Y que son los que tienen esa posibilidad de enunciación de valores a través de sus obras y de sus mensajes. Así nace CIMAM, primero como una comisión pequeña en Europa, que se fue globalizando. Incluye a 700 miembros de profesionales de museos de más de 80 países del mundo.
–¿Y quién puede ser miembro?
–Para pertenecer se requiere de ciertos requisitos de currícula. Las postulaciones son aprobadas por la Comisión Directiva. Fui convocada a formar parte de la comisión directiva en 2019, luego de que me invitaran a exponer el caso del Moderno en Estocolmo en 2018. El CIMAM tiene varios objetivos, entre ellos promover las mejores prácticas en los museos. Instalación escultórica de Ricardo Garabito; integra la exposición Manifiesto verde, en el Moderno. Foto: Juano Tesone.
–¿Cómo fue la selección de Buenos Aires?
–Yo ofrecí el Moderno como sede para la conferencia anual, con la plena convicción de que está preparado para acoger semejante evento y que la escena del arte argentino es monumental, de la más alta calidad a nivel internacional. Esto no es novedoso, lo pienso, lo siento y lo llevo en el cuerpo y el alma desde que soy profesional en el arte, solo que no ha tenido, a mi entender, una posibilidad concreta de internacionalización a gran escala. Y la oportunidad de que asistan a Buenos Aires 200 profesionales con capacidad de decisión sobre sus programaciones es una oportunidad única. A partir de un posicionamiento de museo público, donde la conferencia va a estar apoyada mayoritariamente por dinero público, es una responsabilidad nuestra que estos profesionales generen un impacto estimulante para todo el sistema del arte.
–¿Y cómo va a suceder esto? ¿Cómo se puede medir este impacto?
–En la Argentina, por primera vez, la conferencia no va a ocupar toda la jornada sino solo las mañanas. Para que luego los 200 profesionales puedan transitar la escena porteña y en el resto del país. Invitamos a las instituciones de la ciudad a que tomen la responsabilidad de presentar un panorama federal. Fue muy emocionante ver la respuesta. La conferencia está siendo apoyada por Proa, Malba y Fortabat. Todos los museos, fundaciones y casi todas las galerías con las que hemos tomado contacto cambiaron sus programaciones a raíz de esta oportunidad. Asumiendo el desafío, museos que tenían agendados artistas de otros países cambiaron sus programas para que hagamos bandera por el arte argentino. Galerías que tenían pautado presentar un artista ahora están presentando tres, de distintas partes del país.
Por un museo poroso
–El tema de la conferencia en Buenos Aires será cómo “cocrear el museo”, o sea, el papel social que desempeñan. ¿Cuál cree que es ese papel? ¿Es posible coincidir cuando hay tan diferentes contextos y realidades en un mismo auditorio?
–Cuando se designó Buenos Aires como sede, tomé el liderazgo del grupo de contenidos del CIMAM y propuse el tema: El Museo, una creación compartida. Ética transformación social y legado cultural. Y para mí es importante saber qué significa concebir un museo rumbo a una creación compartida. Creo que lo logramos en el Moderno en los últimos años. Un museo que escucha, permeable y poroso a las inquietudes de los artistas y de los distintos públicos. El programa está orientado a poner en valor el arte argentino pero con igual responsabilidad se construye para esos públicos. Cuando armamos la exposición Manifiesto verde pensamos en todas las escuelas, en lo que el mensaje significa, en la importancia de la imaginación y la fantasía. El arte no es sólo agenda política dura; hay cuestiones mayores, valores que queremos promover. Es un museo que piensa en cómo incentivar a los artistas en una sociedad que está viviendo una crisis importante a nivel económico y social. Y es un museo que se transformó. Desde que llegué pasamos de un equipo de 23 personas a 130 profesionales en todas las áreas. Pudimos constituir un museo líder en prácticas profesionales. Y también, a través de sus publicaciones y sus programas editoriales, difundimos todo ese conocimiento que generan artistas, curadores, investigadores y educadores. Victoria Noorthoorn, con vista al café del Museo Moderno, con una intervención de Fábrica de estampas. Foto: Juano Tesone.
–¿Cambiaron también los perfiles de los profesionales? Siempre prevaleció y aún hoy prevalece el saber académico.
–Se valora siempre el saber académico. La gran invitación es cómo podemos posicionar a la Historia del arte viva para responder a las preguntas de la sociedad, cómo tornamos a la academia pertinente para nuestro presente y futuro. Tiene que haber una respuesta. El museo no puede seguir siendo una institución que almacena conocimiento histórico; la reflexión sobre la historia tiene que tener una relación directa con los mensajes que la historia nos imparte y nos permite dilucidar o imaginar como soluciones para el presente y el futuro de una sociedad en crisis. Y la sociedad, en todo el mundo, está en estado de dolor, con inequidades flagrantes. El museo es un espacio sanador, un refugio donde encontrarse con los imaginarios de distintos artistas, y donde poder imaginar otra manera de estar en el mundo. Un lugar de armonías en sus mensajes y también contestatario, cuando necesita serlo. No debe ser pasivo.
–Entre los grandes temas que discuten los museos globales está la restitución de piezas. ¿Qué podemos decir al respecto desde este confín del mundo?
–El tercer día de la conferencia está dedicado al tema patrimonial, que va a incluir la restitución como uno de los temas a nivel internacional. Pero la invitación que hice al Comité fue si para el Sur tiene sentido, cuando los asuntos sociales y educativos de los museos resultan prioritarios. Y la propuesta fue hablar del rol social del patrimonio: por qué construimos una colección, cuál es su impacto social y cómo se construye ese patrimonio. El Moderno tiene como una de sus responsabilidades ser un museo representativo de la escena federal, así que nos hemos puesto como objetivo un plan federal de adquisiciones cada vez más activo, tanto de artistas históricos como contemporáneos. Pero hay muchas maneras en que una colección puede estar respondiendo al contexto. Son muchas las preguntas también sobre el tema del patrimonio. En su rol social o creación compartida, ¿cómo lograr un museo en diálogo pleno con la sociedad?
–¿Cuáles son tus expectativas para las elecciones? En la Ciudad, como sea, habrá cambio de jefe de gobierno.
–Esperemos que las nuevas autoridades elegidas entiendan el importantísimo rol del artista en la sociedad; es una voz que capta lo que está pasando y lo transforma en propuesta activa. El artista es un agente crucial de un mundo más sano. El planeta está en estado de dolor no solo por la falta de respeto ecológico, sino también por la falta de escucha al artista como un enunciador muy potente de posibilidades de armonía. Argentina cuenta con una de las comunidades artísticas más potentes del planeta; ponerla en valor y darle los recursos para que el arte pueda hacer bandera de una sociedad más sana para la Argentina del futuro.
El programa completo de CIMAM se puede consultar en museomoderno.org/cimam Entre los asistentes al CIMAM, la curadora española Chus Martínez. Fue miembro del Core Agent Group en la documenta (13). Hoy dirige una escuela de arte en Suiza.
Influyentes con GPS porteño
Después del café de bienvenida del jueves 9 de noviembre, el auditorio del Museo Moderno será el escenario de las mesas de diálogo y ponencias de la 55ª Conferencia Anual del CIMAM en Buenos Aires. A partir del mediodía, el contingente de influyentes profesionales de museos de todo el mundo tendrá un menú de actividades que invitan a conocer la potencia de la escena artística argentina, a través de sus espacios. Toda la programación estará disponible en la web del Moderno. La inscripción, con valor de 490 euros, está abierta hasta el 30 de septiembre.
El primer día los profesionales van a desplegarse por barrios del sur, con sus museos, fundaciones y galerías. Después de un almuerzo con vista a la Vuelta de Rocha, en Fundación Proa, se habilitan recorridos que alternan los distintos espacios, en grupos de unas 15 personas. Esa noche culmina con una función de Madame Butterfly en el Teatro Colón. El segundo día, la jornada de los grandes museos, incluirá en el recorrido el Malba, Bellas Artes, Museo Sívori, entre otros, y la posibilidad de visitar galerías aledañas.
El tercer día, en una modalidad inédita para la historia del CIMAM, se proyectó un recorrido personalizado según los propios intereses artísticos de cada asistente. Para construir el programa del tercer día, se gestó una página web llamada Mapa del arte contemporáneo argentino en construcción. De nombre explícito, este mapa abierto, no curado, va a incluir todos los museos dedicados al arte moderno y contemporáneo, además de fundaciones, galerías, archivos y programas universitarios. También va a tener una sección llamada Artistas AZ, un directorio. Y además un glosario de 140 palabras definidas como tags que los artistas de la escena del arte contemporáneo se adjudicaron en un porfolio. Cada uno se asignó cinco de las 140 palabras propuestas –entre ellas amor, ecología, activismo, poesía concreta, dictadura, derechos humanos, igualdad de género, trans, glitter, matemáticas, ciencias– que luego aparecen en orden alfabético de modo de elaborar un mapa “en construcción”, para que todos puedan ir navegando y encontrando artistas de su interés.