Fuente: Clarín ~ Una exposición en Florencia sitúa al escultor del siglo XV en el epicentro del Renacimiento, presentando a un maestro cuyas innovaciones transformaron la historia del arte.
Al pasear por el centro de Florencia, inevitablemente el visitante se encuentra con el legado artístico del escultor renacentista Donatello. Copias de sus esculturas miran a los transeúntes desde el campanario de la catedral de la ciudad o desde nichos decorados a lo largo de una calle principal, mientras que los originales pueblan iglesias y museos. Dos obras –el león conocido como «Marzocco» y una estatua de «Judith y Holofernes»– están instaladas frente al Palazzo Vecchio, corazón cívico de la ciudad y prestigioso escaparate de obras maestras florentinas como el «David» de Miguel Ángel.
La exposición Donatello: El Renacimiento, que se inauguró el 19 de marzo y se prolongará hasta el 31 de julio, amplía esa experiencia para mostrar cómo las innovaciones que Donatello introdujo en la escultura influyeron en gran cantidad de artistas durante su vida y con posterioridad: escultores y pintores por igual, desde Masaccio a Mantegna o Miguel Ángel y muchos más.
También es una exposición de primicias: algunas piezas que se prestan o salen de sus ubicaciones originales por primera vez y algunas propuestas académicas que se presentan por primera vez.
De izquierda a derecha: una estatua de San Luis de Toulouse y un relicario de San Rossore de Donatello y un fresco de Andrea del Castagno. Estudio Ela Bialkowska/OKNO / NYT
«Se trata de una exposición extremadamente ambiciosa», señala Francesco Caglioti, profesor de historia del arte medieval de la Scuola Normale Superiore di Pisa y curador de la muestra, durante una visita relámpago antes de la inauguración. «Trasmite bien la sensación de Donatello como epicentro», puntualiza. «Porque Donatello», añade, es un «padre del Renacimiento».
Oportunidad única
La exhibición también da una oportunidad sin precedentes de ver muchas obras de Donatello, nacido en Florencia hacia 1386 y llamado Donato di Niccolò di Betto, reunidas en dos sedes, el Palacio Strozzi y el Museo Nacional del Bargello.
Muchas obras están siempre en Florencia, naturalmente, pero muchas otras han viajado desde decenas de museos e instituciones, como el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, el Louvre de París, la Galería Nacional de Arte de Washington y el Museo Kunsthistorisches de Viena, por no hablar de los Uffizi, rival del Bargello en su ciudad natal.
La exposición ha sido organizada por las dos sedes florentinas en colaboración con el Staatliche Museum de Berlín y el Victoria & Albert Museum de Londres, que albergarán sus propias ediciones de la muestra; Berlín este mismo año y Londres en 2023.
Las obras variarán en cada ciudad. Arturo Galansino, director general de la Fundación Palazzo Strozzi, describió las tres exposiciones como «distintas pero complementarias».
La “Madonna Dudley” de Donatello, generalmente en el Victoria & Albert Museum de Londres, ha viajado a Florencia para el espectáculo. Museo de Victoria y Alberto / NYT
Conseguir los préstamos de tantos museos e instituciones –incluidas algunas piezas que no se habían movido en unos 600 años– fue todo un desafío, según expresó Galansino. «Pero, claramente, el proyecto era tan importante que todos se tomaron muy en serio su participación en él», agregó.
Donatello fue un artista extremadamente prolífico. En su decimoséptima biografía del artista, Giorgio Vasari escribió: «Como se deleitaba con todo, ponía manos a la obra con lo que fuese, sin considerar si era insignificante o prestigioso».
Esto se manifiesta de manera evidente en la exposición de Florencia. Además de los costosos encargos de mármol y bronce para las cortes y los clérigos con mucho dinero, Donatello trabajó también para muchos mecenas particulares, a menudo creando obras devocionales que se legaron de generación en generación, antes de salir de Italia durante el siglo XIX para engrosar colecciones de museos de todo el mundo.
En una sala con un pequeño ejército de Madonnas de terracota, Caglioti hace un rápido inventario: «Esta pieza viene de Londres, aquella de Detroit, aquella de Berlín, aquella de Washington, aquella de París«.
El curador señala que la recuperación de la terracota como material para la escultura por parte de Donatello fue uno de sus grandes aportes a la época.
Posiblemente la más famosa de las Madonnas de Donatello sea la llamada «Madonna Dudley», actualmente en el Victoria & Albert Museum, una pieza de mármol esculpida en relieve de forma tan mínima –técnica conocida como «schiacciato»– que parece un camafeo.
“La fiesta de Herodes” (1423-7), Siena, Baptisterio de San Giovanni, pila bautismal. Bruno Bruchi, a través del Palacio Strozzi / NYT
Su renombre tuvo tanto eco en vida del escultor y posteriormente que merece su propia sala en la exposición, junto a obras de artistas inspirados en ella, como Leonardo da Vinci y Miguel Ángel. «A esta Madonna la copiaron todos los grandes artistas del Renacimiento», cuenta Caglioti.
Fanático confeso de Donatello, el profesor Caglioti también ilustra a través de comparaciones con otros artistas el impacto de vasto alcance que el insigne escultor ha tenido en la historia del arte. Por ejemplo, las exploraciones de Donatello en la perspectiva racional desarrollada por Filippo Brunelleschi, arquitecto y también escultor algo mayor que trabajó y rivalizó con él durante décadas, como se aprecia en el complejo fondo de El festín de Herodes del Baptisterio de Siena, prestado por primera vez. «Aquí, Donatello se adelanta un siglo», dijo Caglioti.
Las innovadoras interpretaciones de Donatello de los temas –un San Juan Bautista adolescente, un David desnudo, los mártires nada fácilmente identificables de las puertas de la Sacristía Vieja de San Lorenzo (una de las 14 piezas que se restaurarán en relación con la exposición)– también renunciaron a la tradición y cuestionaron la antigüedad, abriendo nuevos caminos.
Donatello encontró una salida a su visión en los «spiritelli», los niños alados desnudos que utilizó como motivos decorativos y como sujetos en sí mismos. En el catálogo académico de la exhibición, Caglioti plantea que dos cabezas de «spiritelli», prestadas por el Met de Nueva York, podrían proceder de una Cantoria, o galería del coro, hoy en el Museo de la Ópera del Duomo.
En una de las salas se exponen obras de la estadía de Donatello en Padua, Italia, donde vivió durante 11 años, entre ellas un crucifijo de bronce de la Basílica de San Antonio de esa ciudad: «el primer crucifijo de bronce monumental del arte cristiano», precisa Caglioti.
El crucifijo se expone junto a cinco estatuas de bronce de Niccolò Baroncelli, alumno de Donatello, que salieron de la Catedral de Ferrara por primera vez para participar en esta exposición. «Pudimos convencer a los sacerdotes del lugar», confirma Caglioti.
En el Bargello, las estatuas que representan al héroe bíblico David, realizadas por diversos artistas, se han reunido en la Sala Donatello, llamada así en 1887, después de que se acogiera allí una muestra en conmemoración de los 500 años del nacimiento del artista.
El más conocido es el «David» de bronce que Donatello hizo para los Medici, la dinastía florentina que promovió al artista. Aquí, la escultura se yergue sobre una columna para mostrar cómo se la veía originalmente.
«Si hoy se le pregunta a cualquiera cuál es la obra que mejor representa a David, todos dirán que la versión de Miguel Ángel. Era importante mostrar que ese trabajo es resultado de una tradición de obras dedicadas a David que se desarrolló a lo largo del siglo XV», destaca la directora del Bargello, Paola D’Agostino.
«La idea fue mostrar que Donatello interpretó la iconografía de David en varios momentos de su vida y cómo se revoluciona la figura del héroe bíblico, generando una serie de imitaciones tanto grandes como pequeñas», estas últimas de amplia repercusión en toda Europa, explica.
Donatello fue «el artista más grande de todos los tiempos», sostiene Caglioti, un artista cuyo impacto eclipsó el de Giotto, Rafael, Miguel Ángel y Caravaggio. «Ellos dejaron su marca dándole forma a su época», precisa. «Donatello hizo más que eso, imprimiéndole un giro de 180 grados a la historia del arte.»
The New York Times. Desde Florencia
Traducción: Román García Azcárate