Fuente: La Voz ~El robo de una pintura de Ricardo López Cabrera en el museo Genaro Pérez abre preguntas sobre el cumplimiento de los protocolos aplicados a la protección de bienes públicos. Desde la Municipalidad, afirman que se cuenta con vigilancia y custodia policial. Opinan especialistas.
Un cuadro del pintor andaluz Ricardo López Cabrera fue sustraído el pasado sábado del museo Genaro Pérez, ubicado en avenida General Paz 33, de la ciudad de Córdoba.
La noticia sacudió al ambiente cultural, generó preocupación y prendió una luz de alarma sobre la seguridad de los espacios donde se exhiben las colecciones oficiales y el patrimonio público.
En pleno feriado largo por la Semana Santa, los espacios municipales abrieron y recibieron una importante afluencia de visitantes. En ese contexto se produjo el robo de Alrededores de Córdoba, una pintura del artista español realizada en torno a 1918.
La obra formaba parte del acervo del museo Genaro Pérez, que depende del área de Cultura del municipio capitalino, y se exhibía como parte de la muestra “Recomienzo continuo” en una de las salas de la planta alta, en un sector que no cuenta con cámaras de seguridad.
Se trata de un óleo sobre cartón que mide 12 centímetros por 21,5 centímetros (es más chico que una hoja A5, aunque el marco le otorga una dimensión mayor).
Tras la denuncia, se inició una investigación judicial y la búsqueda de filmaciones de cámaras ubicadas en comercios de esa zona del Centro de Córdoba.
Según la opinión de varios especialistas en el tema, el robo podría desnudar una situación preocupante. Si bien la sustracción de obras de arte es un fenómeno mundial, endémico y complejo, existen cuestiones específicas a nivel local que abren preguntas sobre el cumplimiento efectivo de los protocolos aplicados a la protección de los bienes públicos.
La obra y el artista
La pintura sustraída es una de las obras que López Cabrera realizó en Córdoba, donde vivió durante 14 años, desarrollando una intensa actividad como retratista de miembros de la élite local y como un cultor entusiasta de la corriente “airelibrista”, práctica que incluía excursiones al campo y sesiones de pintura.
Nacido en 1864 en un pueblo cercano a Sevilla, el artista se radicó en Córdoba en 1911. Se desempeñó como profesor en la Academia de Bellas Artes y en 1915 hizo una pintura alegórica de gran formato en el techo del Salón de Grados de la Universidad. Por otra parte, su atracción por las sierras fue muy profunda, es por eso que un segmento importante de su producción estuvo dedicado a llevar a la tela paisajes de Tanti, Unquillo, Huerta Grande, La Falda o La Cumbre.
Toda esa información y un análisis del lugar del pintor en la historia del arte local se encuentra en el libro Ricardo López Cabrera, una investigación publicada en 2017 por el museólogo, curador e historiador Tomás Ezequiel Bondone.
El especialista ubica al artista en la saga de los pintores “olvidados”, y traza un periplo que va desde un momento de éxito y repercusión hasta su relegamiento detrás de figuras más conocidas, como José Malanca o Fernando Fader.
López Cabrera es importante para poder entender la genealogía del arte del siglo 20 en Córdoba, señala Bondone, quien se desempeñó como director del museo Evita-Palacio Ferreyra y actualmente dirige el Museo de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia.
Alrededores de Córdoba es parte de una serie de pinturas de periferias, confirma el historiador, en cuyo libro la obra figura con el título de Suburbios. Estima que su valor de mercado podría rondar los ocho mil euros (aproximadamente 1.850.000 pesos).
¿Azar o encargo?
En opinión de Bondone, el robo se da en un contexto de inseguridad de los museos en general, que incluye deficiencias y la obsolescencia de sistemas de vigilancia.
“El caso del reciente robo en el Museo Nacional de Arte Decorativo es un claro ejemplo”, señala en referencia a las sustracciones denunciadas recientemente en la institución ubicada en la ciudad de Buenos Aires. Se trata de un “robo hormiga” que se cobró jarrones, piezas de cristal, pinturas y otros objetos. El museo está intervenido desde principios de marzo tras una resolución del Ministerio de Cultura de la Nación.
“Otra cuestión es el tamaño de este cuadro de López Cabrera, fácilmente transportable”, señala. La apreciación de Bondone es que no se trata de un robo por encargo, sino de “una sustracción casual, al azar”.
Consultada por La Voz, una fuente que conoce el caso señaló que uno de los factores que pueden haber facilitado el robo es que la vigilancia de salas en el Genaro Pérez no haya estado a cargo de personas idóneas. Esa versión, que este diario no pudo confirmar, señala que habrían sido trabajadores de Defensa Civil o del programa municipal de Servidores Urbanos quienes cubrieron esos puestos, que deberían estar a cargo de personal especializado.
El artista y exfuncionario provincial Pablo Canedo, quien dejó en 2015 el cargo de presidente de la Agencia Córdoba Cultura, tiene dos hipótesis.
“El cuadro puede tener valor en España, ese es un dato no menor –analiza–. Primera hipótesis de por qué pueden haberlo robado: alguien sabe que la pintura se puede vender afuera a un precio importante. La obra es muy pequeña, y sería muy fácil sacarla del país. Puede ir en una carpeta. Otra hipótesis: a alguien le gustó el cuadro, vio la oportunidad y se lo llevó. Pero eso sería raro. Al lado están colgadas obras mucho más valiosas, como una pintura de Emilio Caraffa, aunque su tamaño no hubiera permitido que se las metiera en un saco”.
En la pared donde se ubicaba Alrededores de Córdoba, además de una obra de Caraffa, se exhiben pinturas de Manuel Cardeñosa, José Malanca, Herminio Malvino, Fernando Fader y José de Monte, entre otras importantes figuras de la historia del arte local.
Por otra parte, Canedo se mostró sorprendido por un “grave error de comunicación”.
“Lo primero que salieron a decir es que el cuadro no tiene un alto valor comercial –describe–. Eso implica otorgarle importancia a un robo según el precio de mercado, y no pensar en su valor patrimonial como parte de la historia de la pintura local. Bajarle importancia al hecho bajándole el precio al cuadro me parece un error garrafal”.
Idoneidad y profesionalización
Canedo evalúa que posiblemente se hayan alterado algunos protocolos de custodia y manejo de la colección expuesta en el museo Genaro Pérez: “Si no hay control, para sacar un cuadro con una tela de 80 centímetros por 50 centímetros, necesitás 11 segundos y una trincheta, por ejemplo. Lo cortás, lo enrollás y te lo llevás. Me parece que hubo una falla. Lo mejor, por lejos, es el personal de sala. Después, las alarmas. Así y todo, se roban obras de arte todo el tiempo en todo el mundo”, matiza.
En opinión del exfuncionario, el museo Evita-Palacio Ferreyra y el museo Caraffa cuentan con buenas medidas de seguridad. “Después, tenés otros espacios, públicos y privados, cuyas condiciones de seguridad yo evaluaría de regular para abajo”, agrega.
“Creo que lo fundamental es trabajar con protocolos y practicarlos –resume–. Eso implica formar gente idónea para este trabajo específico”.
El problema debe pensarse abriendo el foco hacia la política en materia de cultura, piensa Alejandro Dávila, propietario de la galería Sasha D, quien posee además una amplia experiencia en la gestión pública. Fue director del museo Caraffa y del museo Genaro Pérez.
“La seguridad, en todos los museos del mundo, es algo que depende de las políticas culturales. Lamentablemente, por falta de conocimiento o por hacer ahorros en el presupuesto, no se le da importancia. Me ha pasado, siendo director del Genaro Pérez, tener que estar discutiendo para que me dejen o no a la Policía, porque era una forma de reducir gastos. La verdad es que no se reduce nada, y después vienen los dolores de cabeza, como este robo. Creo que muchas veces la seguridad no está contemplada como se debe. Debiera haber más cámaras, al igual que en el Cabildo. Y la presencia policial es clave”, enfatiza Dávila.
Pandemia y después
Fuentes de la Municipalidad de Córdoba indicaron a La Voz que los espacios de exhibición tienen cámaras de vigilancia que controlan el movimiento de cada lugar, aunque no es el caso del sector donde estaba la obra de López Cabrera.
“Los museos cuentan con adicionales de policía y personal de Defensa Civil. Así, cada espacio está cuidado las 24 horas”, remarcaron.
También señalaron que el movimiento de público fue el habitual el día del robo, y que en eventos de mayor masividad, como la Noche de los Museos, se refuerza el personal de seguridad.
“Hay personal municipal permanente desde el momento de apertura y hasta el cierre. Son personas que trabajan en cada espacio. También se cuenta con la presencia de autoridades de la secretaría de Cultura”, precisaron.
Un dato relevante es la reducción de personal que se produjo durante la pandemia. Desde el municipio, sin embargo, aclararon que “en pandemia los espacios estuvieron cerrados, sin visita de vecinos y turistas. Eso permitió reducir el personal que recorre por dentro cada edificio mientras se encuentran los visitantes. El personal que trabaja en el cuidado de los edificios no se redujo”.
Desde la Agencia Córdoba Cultura, que gestiona los museos provinciales, también se brindó información solicitada por La Voz. “Los sitios tienen cámaras de seguridad, alarmas y hay custodia policial y de empresa de seguridad privada”, reportó el área.
Además de la contratación de adicionales de la Policía de la Provincia de Córdoba y de guardias privados, en casos en los que cabe esperar mucha afluencia de público se contrata seguridad extra, afirmaron desde la Agencia. Y añadieron que, con la vuelta a la presencialidad y la apertura al público de los espacios, se restituyó el personal dedicado a la tarea.
Desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad, diversos órganos de la Policía realizaron controles apuntando a posibles robos en museos y también en cementerios, plazas o parques, respondiendo a una solicitud del Comité Provincial de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales que coordina el arqueólogo Alfonso Uribe.
Parte de situación
“Tanto Patrulla Ambiental de la Policía como la División Delitos Culturales nos pasan partes sobre las situaciones. Por ejemplo, que no funcionen las cámaras en el museo de un municipio. Y a partir de eso se hacen recomendaciones”, describe Uribe, quien además se desempeña en la Dirección de Patrimonio Cultural de la Provincia.
El Comité, que trabajó en la recuperación de la cabeza de la estatua de Ana Frank, por ejemplo, está a la espera de que evolucione la investigación y hasta el jueves no había intervenido en el caso del robo en el museo Genaro Pérez. “Una vez que la Policía investiga, trabajamos el marco de lo que está sucediendo socialmente, culturalmente, por qué se están produciendo estas acciones y qué medidas se podrían tomar”, explica Uribe.
Desde 2016 hasta el comienzo de la pandemia, según datos que aporta Uribe se habían recuperado más de 12 mil objetos. “Creo que ahora estamos en unos 20 mil –añade–. La mayoría son piezas arqueológicas. Normalmente, en los últimos años se realizan, como mínimo, cuatro procedimientos de recuperación de bienes culturales por año, y un máximo de 15. También se hace mucho ciberpatrullaje”.
El Comité está conformado por Policía Federal Argentina, Policía de la Provincia de Córdoba, Gendarmería, Aduana, Agencia Córdoba Cultura y la Municipalidad.
El arqueólogo y especialista en tráfico ilícito afirma que la sustracción de arte está asociada muchas veces al lavado de activos y al narcotráfico, y sostiene que en el caso de la obra de López Cabrera se trata con toda evidencia de un robo por encargo: “Alguien hizo inteligencia. Van a decir que al lado del cuadro robado había obra más valiosa, pero no es así. Es un cuadro puntual que fueron a sacar. No es una casualidad. No creo que sea un pobre hombre muerto de hambre quien cometió el robo”.