¿Quién era la modelo del retrato de Klimt, hallado y rematado en 32 millones de dólares?

Fuente: Clarín – El pasado miércoles 24 una casa de subastas europea vendió un cuadro de Gustav Klimt por 32 millones de dólares. Quien lo haya comprado tiene ahora esa pintura de un artista cuyas obras principales rara vez aparecen en venta, pero también un retrato cuya protagonista, procedencia y propiedad hasta la fecha se desconocían, o no eran públicos ni motivo de debate.

La firma que remata la obra no es un peso pesado internacional como Sotheby’s o Christie’s, sino im Kinsky, una casa local de Viena cuya mayor venta hasta ahora fue en 2010: 6,1 millones de dólares por un cuadro de Egon Schiele.

En una conferencia de prensa celebrada en enero en la que se anunció la venta de la misteriosa obra de Klimt, Ernst Ploil, codirector ejecutivo de im Kinsky, dijo: “Todo está en la oscuridad. Siempre que surge un argumento a favor de algo determinado, una y otra vez se presentan contraargumentos”.

Parte del debate se centra en la identidad de la joven retratada. Otras preguntas aluden a qué pasó con la obra durante el Anschluss, la anexión de Austria llevada a cabo por el Tercer Reich.Fotografía de Helene Lieser extraída de un número de 1920 de Österreichische Illustrierte Zeitung. Foto NYTimesFotografía de Helene Lieser extraída de un número de 1920 de Österreichische Illustrierte Zeitung. Foto NYTimes

El cuadro era propiedad de una familia judía durante ese período y no existen documentos que registren qué sucedió con él en aquellos años en los que la población judía de Austria fue perseguida, deportada, asesinada y sus posesiones saqueadas por los nazis.

Dudas muy rentables

Las dudas en torno al retrato no han hecho más que aumentar el interés en la venta de esta obra de Klimt, uno de los fundadores del influyente movimiento secesionista de Viena, cuyas pinturas marcadamente decorativas se encuentran hoy entre los trofeos más codiciados del mercado del arte. Su «Dama con abanico» se vendió en Sotheby’s de Londres el mes de junio pasado en 108,4 millones de dólares.

La historia de esta pintura que reaparece, conocida como “Retrato de Fräulein Lieser”, empieza en Viena en 1917, cuando una hija adolescente de una familia judía adinerada hace la primera de sus nueve visitas al estudio de Klimt para posar.

El cuaderno de Klimt da una pista, si bien insatisfactoria, sobre la identidad de su modelo. Registra cada visita con el término «Lis», que alude a integrantes de la acomodada familia Lieser. Pero tanto Justus como Adolf Lieser, dos hermanos nacidos en Alemania que fundaron la primera fábrica mecánica de sogas y cuerdas de cáñamo de Austria, tenían hijas adolescentes.

El retrato nunca se terminó. Los historiadores creen que el lienzo, sin firmar, estaba en el estudio de Klimt cuando este murió en 1918 durante la pandemia de gripe española. A lo largo de décadas la pintura sólo se conoció a partir de una fotografía en blanco y negro tomada en la década de 1920. Posteriormente, el paradero del retrato fue mayormente desconocido.Margarethe con sus hijos William, a la izquierda, y Alexander, en Budapest hacia 1925. Foto: via Andrea Poremba / NYTimesMargarethe con sus hijos William, a la izquierda, y Alexander, en Budapest hacia 1925. Foto: via Andrea Poremba / NYTimes

La casa de subastas sugiere que “Fräulein Lieser” posiblemente represente a una de las dos hijas adolescentes de Henriette Lieser, a quien se conocía como Lilly: ya fuera Helene, que se convirtió en distinguida economista, o Annie, bailarina célebre. Perteneciente a la familia Landau, una de las más ricas de la Viena de fin de siglo, Lilly se divorció de Justus Lieser en 1905 y se convirtió en mecenas de la vanguardia vienesa.

La sugerencia de im Kinsky se basa en una ficha de inventario del negativo de esa antigua fotografía en blanco y negro del cuadro que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Austria. La tarjeta indica que en 1925 el retrato estaba colgado en la palaciega residencia de Lilly en Argentinierstrasse.

Lilly fue deportada por los nazis en 1942 y asesinada en Auschwitz en 1943, según el catálogo.

Pero las hijas sobrevivieron al holocausto. No se sabe de nadie de la familia que haya intentado encontrar o reclamar el Klimt después de la Segunda Guerra. Y el cuadro no aparece en la declaración de activos valiosos de Lilly Lieser que todos los judíos de Alemania y Austria tuvieron que elaborar para los nazis en 1938.

Un puñado de cartas

Sin embargo, investigaciones recientes y artículos del periódico austriaco Der Standard respaldan la opinión de que el retrato es de una de las hijas de Lilly. Los artículos mencionan cartas de 1961 descubiertas hace poco en el archivo del Mumok, el museo de arte moderno de Viena, que indican que en ese momento la pintura estaba en posesión de un hombre llamado Adolf Hagenauer.

En una de las cartas, Hagenauer es reprendido por un curador y futuro director del museo, Werner Hofmann, quien lo acusa de adquirir el retrato de una persona judía que había “muerto en las cámaras de gas”, como ocurrió con Lilly.

Durante el Anschluss, Hagenauer, director general de una empresa familiar de comestibles, estaba casado con la hija del mayordomo de Lilly Lieser, basándonos en una investigación de Georg Gaugusch, autor de una historia de 5.000 páginas sobre la clase media alta judía de Viena.

Gaugusch y Olga Kronsteiner, autores de los artículos de Der Standard, plantean la posibilidad de que Lilly le cambiara la pintura a Hagenauer por provisiones cuando la persecución de los judíos aumentó en 1938, año en el que se documenta que Hagenauer solicitó ser miembro del partido nazi.

Finalmente Hagenauer le regaló el Klimt a su hija, según Der Standard. El diario informó que la hija murió el año pasado, después de haberle legado el cuadro a un pariente lejano que hoy es el vendedor no revelado. Ernst Ploil asevera en un correo electrónico que Der Standard acierta en ese detalle.

Pero dos expertos en Klimt, Tobias Natter y Alfred Weidinger, sostienen que el cuadro en realidad representa a una adolescente diferente: Margarethe Constance Lieser, la hija del hermano de Justus, Adolf, y su esposa Silvia. Adolf murió en 1919. Margarethe se casó con el converso católico húngaro Henry de Gelsey en 1921 y se mudó a Budapest, seguida por su madre en 1938.Fotografía de Annie Lieser extraída de un número de 1920 de Wiener Salonblatt. Foto: NYTimesFotografía de Annie Lieser extraída de un número de 1920 de Wiener Salonblatt. Foto: NYTimes

Weidinger cuenta en un mail que en 2007 le presentaron al hijo de Margarethe, William de Gelsey, un banquero de inversiones. Dice en el mail que de Gelsey, quien murió en Londres en 2021 sin hijos, le había pedido ayuda para rastrear la pintura.

Estaba convencido de que Klimt había pintado a su madre, agrega Weidinger: «Me dijo que nunca había habido ninguna duda al respecto, porque su familia siempre hablaba del retrato de su madre».

De Gelsey estableció una cláusula de provisión en su testamento para hacer una donación a una organización benéfica católica si la pintura fuera redescubierta y vendida, pero nunca registró el retrato de Klimt como desaparecido en la base de datos de Art Loss Register (Registro de obras de arte perdidas), que localiza y recupera obras de arte robadas.

Weidinger y Natter dijeron que la casa de subastas no tomó contacto con ellos para pedirles sus opiniones sobre el cuadro. Por correo electrónico Tobias Natter hizo saber que «contrariamente a todos los estándares internacionales, la casa de subastas no ha logrado involucrar a los dos principales expertos de Klimt, quienes han publicado cada uno un catálogo razonado».

Tres historiadores

También por mail, im Kinsky observó que no se había puesto en contacto con Natter porque sus opiniones sobre la pintura se conocían en base a su catálogo, pero que había consultado al menos a tres historiadores de arte independientes.

El catálogo de la subasta de im Kinsky informa que, como parte del propósito de vender la pintura, los actuales propietarios reconocieron las “muchas ambigüedades y lagunas históricas” de su procedencia y alcanzaron “una solución justa y equitativa” con los sucesores legales de la familia Lieser. Este acuerdo denota que, desde un “punto de vista puramente jurídico”, es “irrelevante” quién encargó el cuadro y cuál de las tres señoritas Lieser es la representada.

Ernst Ploil subraya que, independientemente de quién haya posado para el retrato, el cuadro se adquirió ilegalmente durante el período nazi. «Cualquier forma de sustracción durante la época nazi debe tratarse como ilegal», afirma.Margarethe Constance Lieser y su marido, de un número de 1921 de Wiener Salonblatt. Foto NYTimesMargarethe Constance Lieser y su marido, de un número de 1921 de Wiener Salonblatt. Foto NYTimes

Cuando se le preguntó si la organización caritativa nominada por de Gelsey sería también beneficiaria de la subasta, Ploil, que además es socio del estudio de abogados vienés Ploil Boesch, se refirió en un correo electrónico a que, aunque una cláusula de confidencialidad le impedía comentar ese punto específico, «todos los sucesores legales de Adolf, Justus y Henriette Lieser forman parte del acuerdo”.

Jil Birnbaum, abogada del estudio jurídico londinense Wedlake Bell que maneja el patrimonio de Gelsey, confirmó que los herederos de William y su hermano Alexander, que murió en 2006, están incluidos en el acuerdo.

En virtud de la reglamentación austriaca, los convenios legales entre propietarios y sucesores pueden, en determinadas circunstancias, resolver una cuestión de restitución en lugar de la devolución formal de una obra de arte saqueada. Luego el Estado debe conceder a la obra una licencia de exportación. La Autoridad Federal de Monumentos de Austria emitió dicha licencia al cuadro de Klimt el 23 de octubre de 2023.

Restituciones espinosas

«La restitución es una cuestión muy delicada y tenemos que investigar mucho y ser muy precisos con la información», manifiesta Erika Jakubovits, directora ejecutiva de la presidencia de Israelitische Kultusgemeinde Wien, la Comunidad Judía de Viena.

«Sólo los herederos legítimos deberían ser con quienes llegar a un acuerdo», recalca. «Antes de iniciar los trámites de conciliación se debería preparar un informe jurídico sobre los herederos«, añade en alusión a lo que estima dudas pendientes sobre quiénes son los herederos legales del «Retrato de Fräulein Lieser».

Aun cuando la última investigación publicada en Der Standard se muestra a favor de que la chica Lieser sea más probablemente Helene, la futura economista, Ploil insistió por mail en que era importante no ir demasiado lejos en la identificación específica de la persona del retrato en esta coyuntura.

Hizo hincapié en que los abogados de la familia de Gelsey “aún mantienen su opinión contraria, o sea que Adolf Lieser encargó la pintura, que muestra a Margarethe Lieser y no a Helene”.

Debido a la falta de resultados concluyentes, Ploil aclaró que “no se cambiará ni modificará el catálogo”.

Tobias Natter, el estudioso de Klimt, pone de relieve que la identidad de la joven retratada tiene implicancias más vastas. «La identidad es importante puesto que nos permite volver al comitente y nos dice mucho acerca de la procedencia y el historial de propiedad», precisa. «Eso realmente marca una diferencia.»

© The New York Times / Traducción: Román García Azcárate

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