Fuente: Clarín ~ Críticas y sensibles, las obras seleccionadas expresan los rastros de esta época. La pandemia y la vida virtual aparecen como motivos, con la pintura al óleo como expresión predominante.
La segunda edición de la nueva etapa del Premio Fundación Fortabat –que recuerda y homenajea a los realizados en los años 80 y 90, aunque ahora abriéndolo a todas las disciplinas artísticas– constituye un buen panorama del arte contemporáneo local y, específicamente, de la producción más reciente de los artistas. En esta ocasión se presentaron más de 2000 trabajos. El jurado integrado por Laura Buccellato, Fabián Lebenglik, Rafael Cippolini, Alicia Herrero y Carla Barbero seleccionó 61 obras, de la cuales 45 son de la categoría mayores y 16 de la categoría menores de 35 años. Todos los premios son no adquisición, por lo cual los artistas conservan su obra, a la vez que reciben el reconocimiento económico.
El primer premio para mayores de 35 años fue para Marcolina Dipierro (500.000 pesos) por su obra “EAO0005”, en la cual de una fina varilla de acero inoxidable se continúa/muta/surge una delgada rama. A la síntesis geométrica y la economía de recursos se suma el fuerte contraste de materialidades (no exento del vínculo ser humano-naturaleza) y en relación a cierto decorativismo. El segundo premio de la misma categoría lo recibió Juan Sorrentino (350.000 pesos) por su trabajo “Quebrachos”. El residuo de la trama, donde un mecanismo hace subir y bajar dos troncos de quebracho y a partir de esa acción se genera una trama sobre la pared por la fricción del tronco y un residuo sobre el piso. Una propuesta también sonora, donde se combinan la naturaleza de una zona y el aspecto industrial, el paso del tiempo, lo que se pierde o transforma, el sentido y el sin sentido.
“El gato sangrante y el corazón barbudo”, 2020. Animación 2d, 6:18 min, de Mónica Heller, seleccionada para la Bienal de Venecia.
En tanto, el tercer premio fue para Mónica Heller (250.000 pesos) en reconocimiento a su animación en 2d, El gato sangrante y el corazón barbudo, en la cual se despliega su atrapante universo de seres en mutación configurados por mareas de líneas, que dan forma a escenas fantásticas con sus dosis de extrañamiento y variadas metáforas y significaciones. La artista ha sido recientemente seleccionada para representar a la Argentina en la 59ª edición de la Bienal de Venecia, que comenzará en abril.
La siempre vigente pintura y su potencia
En esta edición se sumó una nueva categoría, la del Premio Pintura Amalia Lacroze de Fortabat, de 500.000 pesos para la obra ganadora. Le fue otorgada a Leila Tschopp por un acrílico de la serie Una casa en llamas, donde el espacio pictórico adquiere una perspectiva y profundidad relacionadas con la arquitectura y en tensión con elementos de la realidad. Esta categoría surgió en homenaje a Amalia Lacroze de Fortabat, porque los premios realizados en los años 80 y 90 fueron para pintura, aunque en esa época también hubo algunos de escultura.
Primer premio de la categoría de menores de 35 años. Valeria López, “Constelaciones”, 2021. Grafito sobre papel. 46 x 168 cm.
De la categoría de menores de 35 años, el primer premio le correspondió a Valeria López (250.000 pesos), cuya obra “Constelaciones” está integrada por doce dibujos en grafito, en una figuración realista en blanco y negro, remitiendo en su mayoría a escenas de capturas de pantallas relacionadas con el mundo artístico y su dinámica virtual debido a la pandemia. También el segundo premio para Ramiro Quesada Pons (150.000 pesos) por su instalación de piezas escultóricas de la serie Los intercesores, en yeso, alude al vínculo con los dispositivos virtuales –con cierto humor–, a través de un ser fantástico entre la abstracción y la figuración mirando una pantalla y rodeado de otros objetos producidos por el ser humano. La mirada hacia la naturaleza surge con fuerza en la propuesta de bioarte de Penny Di Roma, Cuando despierte / Naturaleza viva (tercer premio con 100.000 pesos) constituida por un terrario.
Todos los trabajos son recientes y el conjunto permite observar características del arte contemporáneo local en este tiempo, más allá de las categorías por edades. Se evidencia una fuerte presencia de la pintura. En el inicio de la muestra, tres óleos de grandes dimensiones de Tiziana Pierri, Paola Vega y Déborah Pruden, respectivamente, reafirman no solo su vigencia, sino también la de la tradicional técnica del óleo con sus posibilidades puestas al servicio de tres poéticas distintas. También esta técnica configura el intrigante espacio interior de la obra de Víctor Florido, el paisaje fantástico de Max Gómez Canle y la abstracción matérica de Juan Astica.
Penny Di Roma. Cuando despierte / Naturaleza viva, 2020.
Humor, pandemia y materia
Hay obras que recurren al humor y al juego para evidenciar la construcción de categorías y conceptos. La video performance Macedonia, de Facundo Belén, parodia el género artístico de la naturaleza muerta, en tanto la instalación de Kaplan & Dal Verme juega con la idea de proyección virtual/material de una imagen, la geometría y el espacio. También Irina Kirchuk plantea un trabajo entre la geometría, el color y el humor a través del doble sentido en Nado sincronizado V. Mientras que el políptico de pinturas al óleo de Laura Ojeda Bär apela a la idea de prestidigitación para ofrecer una instalación cuya dimensión lúdica se sirve de la aparición y desaparición de partes de un aparente cuadro desmembrado.
Los rastros de esta época de pandemia se hacen presentes, asimismo, en la obra de Lucrecia Lionti con términos alusivos al contexto a la manera de un pizarrón sobre el que se escribe, y en la pintura al óleo de Manuel Aja Espil, quien recurre a la ironía ya desde su título –¡Pandemia! (¡Batman Es Un Científico!)– remitiendo a su vez a la escena del célebre e histórico cuadro “Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires”, de Juan Manuel Blanes. Y podemos sumar la obra bidimensional de Tamara Stuby, “Si el tiempo no fuera dinero…no lo podrías apostar”, en birome sobre bata hospitalaria, la cual se sirve del esquema gráfico de la rayuela.
En este tiempo de intensificación de los vínculos a través de las redes sociales y de diversos programas para reunirse es muy minoritaria la presencia de obras que trabajen con la virtualidad y, cuando lo hacen, es para dar cuenta de cierta exacerbación. Por el contrario, los artistas recurren a técnicas tradicionales que suponen una percepción matérica y visual alejada de la virtualidad, como el dibujo en tinta o lápiz, la pintura con óleo o acrílico, el textil y otros materiales para hablar de esa otra realidad acontecida en las pantallas. En general, el arte no suele ser complaciente con su tiempo y apela a su inteligencia para arrojar luz a través de propuestas críticas y sensibles.
La ganadora Premio Pintura Amalia Lacroze de Fortabat. Leila Tschopp. Sin título, 2021. De la serie “Una casa en llamas”. Acrílico sobre tela. 150 x 180 x 10 cm.
El objeto escultórico de Ariadna Pastorini pone en evidencia las posibilidades de la materia en relación a la percepción cromática y corporal con sus “repliegues”; el cuerpo con sus movimientos y lecturas metafóricas protagoniza la destacada videoinstalación de Silvia Rivas; el lápiz color se expresa en el dibujo de Lux Lindner con sus connotaciones a la historia política y a la literatura en clave paródica, y en la sensible geometría de Karina Peisajovich. La fotografía se hace presente en esta edición no tanto en cantidad de propuestas como en la calidad a través de consagrados nombres, entre otros, los de Esteban Pastorino, Alberto Goldenstein en coautoría con Bruno Dubner y Jorge Miño.
La categoría de mayores de 35 años se completa con las producciones de Esteban Álvarez, Majo Arrigoni, Amadeo Azar, Daniel Basso, Sergio Bazán, Diego Bianchi, Adriana Bustos, Eduardo Costa, Soledad Dahbar, Andrés Denegri, Bruno Dubner, María Guadalupe Fernández Santamaría, Jorge González Perrin, Ana María López, Leonel Luna, Gustavo Marrone, María Laura Martínez Spaggiari, Rosalba Mirabella, Nushi Muntaabski, Paula Pellejero, Cristina Schiavi, Guillermo Srodek-Hart, Mónica Van Asperen y Augusto Zanela. Y en la categoría menores de 35 años se encuentran también Valentina Ansaldi, Carolina Basi, Malcon D’Stefano, Matías Ercole, Clara Esborraz, Matías Nicolás Guirao, Julia Padilla, Gisella Scotta, Julieta Tarraubella, Clara López Verrilli y Mayra vom Brocke.
Un premio que desde su regreso, en 2018, se plantea con frecuencia bianual. Y se celebra al ofrecer oportunidades de reconocimiento simbólico y material, de difusión de las obras y de los artistas y el indispensable aporte al dinamismo artístico de la sociedad.
Premio Fundación Fortabat 2021 – VVAA
Lugar: Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat. Olga Cossettini 141.
Hasta: 27 de febrero de 2022.
Horario: Jueves a domingos de 12 a 20, con reserva.
Entrada: tarifa normal $200.