Fuente: Página12 ~ Hace varios años Carlos Gómez Centurión dejó atrás las formas narrativas de la pintura para dar un giro hacia la observación, la exploración y la experiencia.
El Centro Cultural Rojas reabrió la fotogalería y la galería de arte, luego de una serie de arreglos edilicios, puesta en valor y nueva iluminación de sus espacios, con la inauguración de dos muestras: “Lo Mineral”, de Carlos Gómez Centurión, curada por Roberto Amigo (en la galería) y, “Coalescencia” una muestra colectiva en la fotogalería.
Hace varios años Carlos Gómez Centurión decidió dejar atrás las formas narrativas de la pintura para dar un giro en su obra, de modo que la pintura pasara a formar parte de una experiencia, de una exploración.
Desde los primeros años del siglo XXI, al modo de los pintores viajeros y de los naturalistas europeos que durante el siglo XIX se dedicaron a relevar la biodiversidad y los paisajes americanos, se lanzó con sus herramientas de pintor para realizar una serie de expediciones a lomo de mula, con baqueanos y un reducido equipo, con la finalidad de relevar por etapas la Cordillera de los Andes, de punta a punta. El artista sanjuanino, cuya casa taller está en el Valle de Zonda, tiene una vista privilegiada de la cordillera, que pasó a ser el tema (literal, material y metafórico) de sus obras. Había llegado el tiempo de ponerle el cuerpo a la pintura y de que el lenguaje pictórico pasara por el filtro de las vivencias.
Realizó expediciones al Mercedario (San Juan, en 2003-2004); Puna, Salinas Grandes y Yungas (Jujuy, en 2011-2012); Chaltén y Fitz Roy (Santa Cruz, 2012) y Las Leñas (Mendoza, 2013).
En una conversación hace siete años, Goméz Centurión le contó a quien firma estas líneas: “Como yo voy a la Cordillera desde que era chico, porque mi padre, geólogo, la recorría, uní aquellos recorridos con la historia de los pintores viajeros y pensé en hacer algo así, pero con una mirada contemporánea, fuera del peso del relato y de la representación. En principio me puse a pintar lo que se ve desde la ventana de mi taller, en Zonda: la precordillera. Aunque siempre fui a la Cordillera, esta vez me dediqué a organizar la primera expedición con otros motivos, sin saber lo que pasaría; y reuní a un semiólogo, a un ingeniero en minas (que nos contaba cómo se fueron armando los plegamientos cordilleranos), para entender desde lo científico y ayudarme a mirar. También me acompañaron un poeta, un sonidista y un cineasta, para registrar el viaje. Y por supuesto, no es lo mismo pintar en el taller que en medio de climas extremos. La nuestra era una experiencia del siglo XIX, un homenaje a la admiración que siento por Humboldt y a la idea de que el arte puede captar la ‘fisonomía’ del paisaje, como si a través del arte pudiera conocerse el mundo”.
Desde entonces, los cuadros del pintor muestran la huella de los territorios recorridos (cerros, glaciares, salinas), a través de distintos tipos de aproximaciones, técnicas y materiales, gracias al uso de pigmentos. Los colores y tensiones que se ven en cada cuadro (que van desde el formato mediano hasta el gran formato) no sólo revelan tonalidades geográficas y territoriales sino también diferentes procesos pictóricos. En conjunto establecen un sistema, productos de experiencias, viajes, observaciones y reflexiones. De modo que las texturas de las obras, el tratamiento, los materiales y la dinámica compositiva, los colores y tramas, vuelven evidente su origen, al mismo tiempo que constituyen alternativamente una evocación del territorio.
Las pinturas de la serie principal que se exhibe en el Rojas («Vistas del Cerro Blanco»), está realizada con betún de Judea, una forma del asfalto. Como escribe el artista en el catálogo de la exposición: “La elección de este material tiene como propósito invitar a la reflexión sobre la degradación de la naturaleza provocada por el avance de las ciudades- sin planificación alguna- sobre las tierras productivas y la degradación del ambiente en general. Asfalto es sinónimo de ciudad, de lo urbano, lo contrario al campo y a la vida natural. El cerro Blanco es un lugar icónico de San Juan, ciudad donde vivo.
De alguna manera se ironiza sobre la posibilidad de asfaltar todo… ‘hasta’ el cerro Blanco, que ahora ‘es’ de asfalto. El contrapunto con las imágenes del mundo flotante de Hokusai, que hablan de la vida cotidiana en Edo (antiguo nombre de la ciudad de Tokio) tiene como objeto la de confrontar una actitud de sumisión y adaptación a la naturaleza versus la de abordarla de manera disruptiva y avasallante. Ésta ha sido siempre mi actitud desde mí hacer artístico: la inmersión en la naturaleza y el respeto a sus leyes y el aprendizaje constante”.
En la fotogalería se presenta la muestra “Coalescencia”, que reúne fotografías de Johana Bock, Esteban Pastorino, Pablo Zicarello, Paulo Fast y Lena Szankay, con la curaduría de Ignacio Iasparra.
- En el Centro Cultural Rojas (Corrientes 2038-2040), hasta el 30 de junio.
En el marco de la exposición, una película
Proyección de Pegado al cielo, de Ciro Novelli y Curandero Producciones, con Pat Andrea y Carlos Gómez Centurión, los siguientes días de junio: Jueves 16 a las 18.30; Martes 21, a las 13.30; Viernes 24, a las 18.30 y Lunes 27, a las 13.30, en la Sala Batato Barea del Centro Rojas, con entrada gratuita. El film, hecho con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales-INCAA, Argentina, fue realizado en la cordillera de Los Andes –camino del ejército del General San Martín– Zonda, San Juan; en París, y en Boulogne sur mer, Francia, entre 2014 y 2016. Duración: 70 minutos.