Fuente: Perfil ~ Nuna Mangiante nació en Córdoba en 1962 y tras su paso por la Escuela Provincial de Bellas Artes y la UNC, se licenció en Arte Visuales en la UNA (Universidad Nacional de Arte). Participó en ferias en México y California y expuso en muestras internacionales. Obras suyas componen la colección de museos como el Malba, el de Arte Contemporáneo (Rosario) y el de Bellas Artes Emilio Caraffa, entre otros.
Con la mirada puesta siempre en la crítica política, social y económica, la artista visual ideó una serie de Confesionarios, que fueron expuestos hace algunos años en el museo Caraffa, con textos de León Ferrari. Además, en 2001 realizó la serie Corralito, con intervenciones de fotografías de los bancos cerrados.
Ahora, utilizando elementos como la fotografía, el lápiz, el grafito y la mica (típica de los ríos cordobeses que formaron parte de su infancia), volvió a Córdoba con la muestra ‘No le metas presión a la felicidad’, que busca poner de relieve una cotidianeidad en la que los límites se han borrado, obligándonos a repensarlo todo.
“Con el Covid-19 el mundo estalló en un nuevo Big Bang y nos forzó a recalcular, repensar objetivos de vida y volver al hogar. Cambiaron los límites, los sexos, las convenciones, las clasificaciones. De esto se trata la obra de Nuna”, explica en su texto curatorial Victoria Giraudo, exjefa de curaduría del Malba.
Tomando como base el espacio Abre, la artista visual dispuso una serie de obras que reflejan lo cotidiano de la vida dentro de un departamento, pero dándole un nuevo significado. Así, una cama ubicada disruptivamente en el centro de la habitación, de- nota un cambio radical en la casa. Unos paneles negros de gran tamaño dispuestos en una especie de sala de lectura, dan cierta sensación de ahogo –quizás la misma que sentimos al tener que permanecer en casa tanto tiempo– a la vez que invitan al espectador a adentrarse en una serie de poemas que van desde el humor, hasta razonamientos más filosóficos.
“La obra de Nuna juega con lo cotidiano y el arte, es esa unión de arte y vida. El año pasado el Covid nos obligó a replantear el espacio ‘casa’, que se convirtió en todo: oficina, jardín, gimnasio. En esta obra está planteado también el tema de los géneros y de objetos que eran suntuosos y aquí son resignificados en una suerte de microrrelato hogareño y cotidiano”, explica la curadora.
—¿Por qué el título de esta muestra?
—Nuna: Surgió de una charla con una amiga. Estábamos muy pesimistas hasta que nos pusimos a pensar y dijimos: ‘pero estamos rebien, trabajamos en lo que queremos, hacemos lo que nos gusta, tenemos salud, dejemos de meterle presión a la felicidad’. Y ahí quedó.
—Victoria: Me parece que también tiene que ver con esto de no ser tan pretencioso, con bajar un cambio, que no es lo mismo que conformarse. Es un momento del mundo en el que tenemos que repensar dónde estamos. Y Nuna empieza a ir a las cuestiones bien básicas del grafito, de los minerales, de la alquimia y, a la vez, lo juega con lo plástico, el espacio, las figuras geométricas. Como una especie de Big Bang que va a ir explotando.
—La muestra tiene mucho de mirada hacia adentro, pero también es un tema universal porque nos está pasando a todos.
—Nuna: Yo he sido siempre muy crítica con toda mi obra, pero me parece que era necesario un punto de reflexión. Cuando fue lo del corralito yo estaba en pleno microcentro y cuando empezaron a tapiar todo dije: esta es mi obra. Hicimos tomas hasta que nos corrió la policía. Y ahora era necesaria esa reflexión, la cama al principio iba a estar destendida, como diciendo ‘le metiste tanta presión a la felicidad que estalló el matrimonio o la pareja’. Luego decidimos tenderla porque la idea es que nada esté digerido, que sea para pensar, recapacitar. Entonces, bastaba con que la cama estuviera sacada de su lugar habitual.
—Victoria: Y la crisis del Covid es un poco eso también, la crisis del hogar, cómo se vive, cómo se trabaja, qué quiere uno de la vida. Es un planteo muy filosófico e interno de cada uno, de cada pareja y de cada situación familiar.
En el mismo sentido, Luz Novillo Corvalán destaca que la obra de Nuna pone todos los elementos en tensión: “Creo que la potencia del artista es cómo decir sin ser literal, cómo decir lo que hoy nos resulta hasta una obviedad. Además, esta obra –y eso es bien interesante– está en diálogo con el espacio porque vos ves un departamento pero todo lo que lo habita está puesto en tensión.
La fórmula química del amor
“Si un ingeniero químico viniera a ver esta obra y leyera la fórmula diría que aquí hay algo que está mal”, dice entre risas Mangiante. En efecto, la obra ‘La fórmula química del amor’ (Feniletilamina), que aunque no fue hecha ad hoc para esta muestra, sí dialoga a la perfección con el conjunto, ofrece una versión incompleta de la fórmula.
Sucede que la artista nunca entrega todo ‘masticado’ sino que son los espectadores quienes deberán, a partir de lo que falta, completar la obra.
“Esta obra estuvo en Malba hace nueve años. La expuse junto a otra obra que era una flor, con un centro grande y siete pétalos redonditos; en el centro decía: ‘no sonrías, nadie te ama’, con un epígrafe que decía además, ‘Flor sin deshojar… total’”. La obra, que hacía clara alusión a una calcomanía que circulaba en la época de la dictadura y que decía “sonríe, dios te ama” fue invertida por la artista, resignificando así su contenido.
Muestras con contenido
Bajo la premisa de convertirse en un espacio que vaya más allá de la experiencia de exposición y venta, Luz Novillo Corvalán y Lourdes Carranza inauguraron el año pasado Abre Consultora de Arte. “Nuestro objetivo aquí es tener muestras con contenido, que tengan cada una su propio discurso, como si fueran microrrelatos. Por eso serán muestras individuales, cada una contará con la figura de un curador invitado y solo haremos tres muestras por año”, dice Novillo Corvalán.
Para visitar:
La muestra de Nuna Mangiante podrá verse en Abre Consultora de Arte (Independencia 828-PB) hasta el 5 de junio. Las visitas son bajo estricto protocolo, con un máximo de seis personas por recorrido.