Fuente: Cronista ~ Marta Minujín llegó a París con menos de 20 años. Fue a principio de la década del ’60 cuando atravesó el océano gracias a una serie de becas ganadas para instalarse en el que era en ese momento centro neurálgico del arte mundial. Vivió en condiciones lamentables -durante un periodo pernoctó en un piso sin baño y utilizaba los baños públicos de la calle-, con poco dinero, invirtiendo solo en materiales.
Pese a la temprana edad Minujín produjo en Francia obras que sentarían las bases estilísticas de toda su producción hasta el día de hoy. El colchón como material para sus esculturas nació en aquella época. Hoy, a 60 años de esa experiencia, la artista vuelve a presentar una de sus esculturas blandas, tal como las bautizó, en la Fundación Santander.
«Implosión» es una pequeña exhibición compuesta por tres obras site specific de todo lo que es capaz Minujín: la artesanía de manipular colchones para darle formas orgánicas, el manejo de la pintura para confeccionar la estampa de líneas rectas en colores estridentes, el trabajo del hierro y la incorporación de tecnología a sus obras.
Conceptos entrelazados (2021) es una de sus clásicas esculturas herederas de los trabajos con colchones realizada a partir de la superposición de telas rellenas en formas orgánicas. Hay que contemplarla de lejos, rodearla, detenerse en las distintas estampas que forman las composiciones de tiras.
En frente se ubica Arte inmersivo (2021), «una suerte de galería blanda virtual», escribe Rodrigo Alonso en el texto curatorial que acompaña la muestra. En las paredes y el piso de un recinto cerrado se proyectan las franjas de colores de los colchones, giran de un lado para otro mientras de fondo suena una música minimalista.
Lo más interesante de la exhibición se ubica en el patio de la torre que alberga la sede central del banco Santander. Autorretrato mediático (2021) reproduce en caños pintados en dorados la cara de Minujín. Marta deja los colchones y las tiras pintadas para manipular el hierro y conseguir originalidad sin correrse de sus rasgos estilísticos vigentes desde la década del 60. La obra se completa con una activación digital, una especie de aplicación Tinder que ideó la artista que conformará un mapa de almas a medida que los usuarios realizan un cuestionario que determina el color de su alma.
«Siempre me interesó muchísimo el público. Hay artistas a los que no les interesa tanto qué le pasa a la gente, pero la mitad de mi vida siempre traté de meter a la gente dentro de mi obra y que la gente se convirtiese en mi obra», recordó la artista en diálogo con la prensa el día de la inauguración.
Marta busca con sus obras «despejar de su vida cotidiana» a las personas, «que tengan un éxtasis con el arte, por eso siempre pienso que el arte está por encima de la política y de todo. Es un trabajo con el espíritu y con la mente».
Respetando los protocolos vigentes, la exposición podrá ser visitada a partir del 8 de abril reservando lugar a través de la web de la Fundación Santander.