Marcelo Brodsky: “El arte ha tenido y tiene potencial de transformación del pensamiento”

Fuente: Clarín ~ El argentino, que expone en el MET de Nueva York, y el peruano Fernando Bryce, que está en el MoMa, trabajaron juntos en una obra que denuncia las “violencias ecológicas, sexuales y raciales que atraviesan la vida en Latinoamérica”.

​El artista argentino Marcelo Brodsky apela a la fotografía como herramienta para la búsqueda de la identidad, recogiendo el efecto del tiempo y de los sucesos acaecidos en su entorno personal y social. Muchos lo recordarán por su obra La clase, en la que sintetizó, sobre una fotografía tomada en 1966, el destino –tras la última dictadura militar argentina– de sus 32 compañeros de la sexta división de primer año en el Colegio Nacional de Buenos Aires, y fue posteriormente adquirida por el Museo Metropolitano de Arte (MET) de Nueva York, donde se exhibe como parte de su colección estable.

Ahora, Brodsky –representado por la galería porteña Rolf Art y que participa de la muestra Bienalsur– viene de trabajar a cuatro manos con el peruano Fernando Bryce: juntos trabajaron en el mes de junio en una residencia en Miami para crear Territorios, una obra de denuncia sobre «las violencias de las que es víctima Latinoamérica», y en la que retratan los casos de 10 activistas muertos en nueve países del continente, desde el histórico exguerrillero sandinista Hugo Torres, que se encontraba detenido en Nicaragua cuando murió en febrero pasado, a Berta Cáceres, asesinada en 2016 por oponerse a la construcción de una hidroeléctrica en Honduras.

Están también el activista ambiental brasileño Chico Mendes, asesinado en 1988 por parte de madereros y criadores de ganado, y la activista brasileña asesinada en 2018 Marielle Franco, «emblema de la resistencia contra (el presidente brasileño Jair) Bolsonaro», en palabras del artista. Hay otros.Marcelo Brodsky Fernando Bryce. "En América Latina, sufrimos la matanza de gente, la degradación de la democracia. Es como un despedazamiento", dicen. / Foto: gentileza

Marcelo Brodsky Fernando Bryce. «En América Latina, sufrimos la matanza de gente, la degradación de la democracia. Es como un despedazamiento», dicen. / Foto: gentileza

Por el momento, la pieza permanece en el Espacio 23 de Miami, donde se hizo: «Será enmarcada y se le construirá una caja de madera para su transporte. Estamos conversando con distintas instituciones museísticas para decidir donde se exhibirá primero», explica él a Clarín Cultura. «Es una obra fundamental para mí, un turning point en mi carrera, como lo fue La Clase hace 25 años.»

En su primera obra en conjunto, Bryce y Brodsky apuestan, entonces, por una composición de grandes dimensiones (3 x 1,62 metros) en la que mezclan el arte de denuncia y el fotoperiodismo.

En esta ocasión, el artista argentino pintó sobre fotografías de heridas que el ser humano infringe al medio ambiente, de deforestación, de vertidos de petróleo, en su mayoría del fotoperiodista Rodrigo Abd, mientras que Bryce –que expone actualmente en el Centro de Arte Reina Sofía y con obras en colecciones de todo el mundo incluyendo el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA)– se centró en los retratos de los activistas.Un fragmento de la obra "Territorios", que denuncia violencias. / Foto: gentileza prensa

Un fragmento de la obra «Territorios», que denuncia violencias. / Foto: gentileza prensa

Y, en conjunto, aportaron su visión personal al adaptar el cuadro El martirio de San Hipólito, del pintor flamenco Dirk Bouts (1410/1420-1475), en el que se ve cómo cuatro hombres a caballo desmiembran a un hombre, imagen que ocupa el centro de su obra y que refleja, apuntaron, la actual situación de ataques a los activistas y defensores de los derechos civiles en la región.

«En el caso de América Latina, sufrimos la matanza de gente, la degradación de la democracia, es como un despedazamiento. Asistimos a la destrucción de la naturaleza, de nuestro territorio», explica Brodsky desde Miami.

Si inicialmente querían abordar la invasión de Ucrania por parte de Rusia pasaron a tratar sobre las «problemáticas ecológicas, sexuales, raciales, de la naturaleza, etc., que atraviesan en este momento la vida de todos nosotros», explicaron.El artista peruano Fernando Bryce y el argentino Marcelo Brodsky se unieron este mes de junio en una residencia en Miami para crear “Territorios”. / Foto: gentileza

El artista peruano Fernando Bryce y el argentino Marcelo Brodsky se unieron este mes de junio en una residencia en Miami para crear “Territorios”. / Foto: gentileza

–Más allá de los casos que documenta la obra, ¿qué potencial creés que tiene el arte en el mundo contemporáneo a la hora de visibilizar las violencias múltiples con las que convivimos, sobre todo en países subdesarrollados o en vías de desarrollo?

El arte ha tenido y tiene potencial de transformación del pensamiento en todas las épocas, desde la caverna al tiempo de hoy. Nosotros llamamos a esta obra arte en tiempo real: hemos pasado de trabajar sobre la historia, sobre nuestro pasado en un sentido amplio, desde los inicios del siglo XX en el caso de Fernando hasta las movilizaciones de 1968 en el mundo en el caso mío, y decidimos trasladarnos al presente.

Habíamos venido a Miami con la idea de trabajar sobre la guerra en Ucrania, pero cuando empezamos a conversar en esas largas charlas compartiendo un espacio de trabajo creativo, volvimos al pago. Queremos hablar de lo que pasa por casa, y ¿qué pasa? Se está destruyendo nuestro ecosistema, se está avanzando sobre la naturaleza, la lógica de la acumulación sin fin destruye el planeta.

“Queremos hablar de lo que pasa por casa: se está destruyendo nuestro ecosistema, se está avanzando sobre la naturaleza, la lógica de la acumulación sin fin destruye el planeta.”

Explica: «Pensamos entonces que si bien la lucha por enfrentar esta lógica es central, ser ecologista, ser feminista, luchar por la memoria, por la verdad y por la justicia no es una paseo, no se trata de comer lechuguita y listo. Defender el planeta y todo lo demás que necesitamos defender cuesta vidas, la gente que está en la primera linea de esa defensa, en los territorios en disputa, es asesinada. Justamente cuando estabamos discutiendo en la residencia cómo hablar de la ecología en América Latina recibimos la noticia del asesinado de Jesusita Moreno, una dirigente social afroamericana de la región del Chocó en la costa pacífica colombiana.

En ese momento decidimos que la mejor manera de abordar esta cuestión era combinar las imágenes de la destrucción de la selva, de la minería ilegal, de los derrames de petroleo y del fuego en el verde con los retratos de los que han dado la vida por defender esos espacios y los derechos asociados a ellos. Los derechos de las mujeres, de los indígenas, de los afroamericanos, de los marginados de nuestra América. Los que dieron la vida por ello. Por eso incluimos a Marisel Escobedo, de Ciudad Juarez, que enfrentó el feminicidio de su hija hasta que fue asesinada ella misma en la plaza de Chihuahua, México.

También a Hugo Torres, un comandante de la revolución sandinista encarcelado por la dictadura de Ortega hasta que murió en la cárcel en febrero de este año. Incluimos también a Marielle Franco, emblema de la resistencia a Bolsonaro, asesinada en Rio de Janeiro por sicarios relacionados con el poder ultraderechista que asola ese país. A dirigentes indigenistas, ecologistas, a Jorge Julio López, un representante cabal de la coherencia del testigo y de su misión. Todos estas violencias superpuestas que vivimos son tomadas aquí y sus víctimas son reivindicadas como ejemplo, y como precio de cumplir con un compromiso con los territorios, de la naturaleza y de las ideas.

–¿Qué puede hacer el arte por ellos?

–Poner en valor ese compromiso, rescatándolos e indicando los costos que tiene esa coherencia. Lo hacemos en el marco del circuito cultural, con la misión de extender la discusión, abrir interrogantes, proponer un camino.

–¿Cómo surgió, puntualmente, la idea y por dónde arrancaron?

–Dibujamos el Tupac Amaru en un metro y medio a cuatro manos y lo pusimos en el centro de la mesa es decir en el centro de la composición. A partir de ese momento ubicamos las fotografías de la naturaleza, que licenciamos a Rodrigo Abd, e intervenimos con color y acuarela y los dibujos de los dirigentes sociales. Todo sobre la base de una conversación permanente sobre la fragmentación del territorio y del cuerpo, la degradación de la democracia, la destrucción del entorno, la resistencia, los asesinatos.

El blanco y negro de los retratos a tinta se complementó bien con el color de las fotos intervenidas potenciándose mutuamente. Todas las decisiones se tomaron de común acuerdo, el diseño, la selección de imagenes, la composición, los textos.

–El «artivismo» parece demostrar que es cada vez más frecuente el cruce entre arte, actualidad y política, ¿cuáles son los artistas que te inspiran? ¿Reconocés en este sentido una tendencia?  

–Actualidad, arte y política siempre estuvieron entrecruzados, pero cada artista aborda este cruce con sus propias prioridades e instrumentos, con sus propios conceptos y con sus objetivos. En primer lugar, me inspiran los artistas con los que dialogo, a través de la obra o personalmente.

Todo artista está en permanente conversación con los que lo precedieron. con la historia del arte: visitamos museos, exposiciones, participamos de iniciativas colectivas, y en ese movimiento se va conociendo a los artistas presentes, los distintos períodos, la acción a través del arte. Toda obra se refiere de alguna manera a alguna obra anterior, a todas las obras anteriores.  

En concreto, los artistas que nos inspiraron para realizar Territorios son aquellos cuya obra era arte del presente, arte de su presente, arte en tiempo real. Podemos mencionar a Pablo Picasso, a Francisco de Goya, por centrarnos en el ámbito cultural de nuestra lengua, y para no pretender abarcar un mundo de referencias infinitas. Ambos trabajaron transformando en arte la experiencia de su vida, y contribuyeron con su obra a entender mejor el mundo.

Ficha

  • Territorios es el fruto de su residencia este mes de junio en El Espacio 23, el espacio de arte contemporáneo de Jorge M. Pérez en Miami.

Incluye información de EFE 

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