Fuente: MDZ ~ En un nuevo capítulo de la pelea de Italia por la recuperación de su patrimonio artístico, otra vez un museo estadounidense en el banquillo de los acusados.
El Instituto de Arte de Minneapolis posee una colección de 70.000 obras. De su colección antigua, la estrella indiscutida es un mármol de dos metros de altura representado un desnudo masculino.
Fue adquirido por el MIA con fondos de distintas donaciones en 1986 en 2,5 millones de dólares y se trata de una de una copia romana del “Doríforo”, un bronce desaparecido de Policleto.
Policleto (junto con Fidias y Mirón) es considerado el más grande de los escultores griegos de la época clásica. Se remonta al siglo V A.C. y precede a Lisipo y Praxiteles. Fue además el autor del “Canon” que marcó un hito fundacional en la representación humana. Precisamente el Doríforo es el modelo perfecto en el que plasma las proporciones y equilibrio de la figura masculina. Como la mayoría de los bronces de la época clásica, el bronce original se ha perdido.
Sin embargo, los romanos tempranamente valoraron la escultura griega y se inspiraron en ella o directamente copiaron sus creaciones. En El misterio de la diosa del amor que abandonó Buenos Aires nos ocupamos un par de meses atrás del mármol romano réplica de una obra famosa del nombrado Praxiteles.
Las reproducciones romanas de época son codiciadas desde siempre por coleccionistas y museos. Las cotizaciones han ido en aumento y han dado pie a todo tipo de expolio. Recientemente, en estas mismas páginas contamos un antecedente de la historia que hoy nos ocupa.
El Doríforo es también la representación de un atleta. Su nombre significa el portador de la jabalina (se ha dicho lanza, pero tratándose de un atleta y no de un guerrero, me parece errado).
La réplica romana en mármol más conocida está en el Museo Arqueológico de Nápoles. Durante el Imperio Romano estaba instalada en la palestra de Pompeya y fue hallada en las excavaciones que se hicieron después de la erupción del Vesubio. Hay otra en la Galería degli Uffizi de Firenze. El Hermitage de San Petersburgo posee una réplica en bronce de la cabeza.
Origen del Doríforo en disputa
Después de una larga y minuciosa investigación las autoridades italianas pudieron determinar fehacientemente que el mármol de Minneapolis proviene de excavaciones arqueológicas clandestinas efectuadas en Castellamare di Stabia, en la Campania italiana entre 1975 y 1976. Ha sido datada entre el año 27 AC y el 68 DC y se la reconoce como un ejemplar excepcional.
En 1980 fue expuesta en un museo de Munich y ya en ese entonces un documental de la RAI recogió testimonios la proveniencia espúrea y denunció a un controvertido coleccionista-traficante de arte de Basilea (Elie Borowski) como el organizador de la exportación ilegal de la obra.
A confesión de parte… la obra se presentó en aquel momento como “El Doríforo de Stabia”.
Las autoridades italianas solicitaron enseguida a sus colegas de Munich el secuestro preventivo del mármol. La justicia alemana en primera instancia aceptó hacerlo, pero luego de una apelación del Museo (Antikenenmuseum) dio marcha atrás.
Aparecieron también por entonces fotografías del mármol en un estado previo al de su restauración, donde presentaba vestigios de tierra de la excavación y vegetación, contrariando la argumentación de su propietario en el sentido de que el mármol fue hallado en el fondo del mar, ¡en aguas internacionales!
Finalmente el museo alemán desistió de la opción de comprar la obra.
Es entonces cuando Borowski mira a Estados Unidos.
Ya hemos contado que ciertos museos estadounidenses se han caracterizado por tener, además de abultados recursos, escasos escrúpulos a la hora de formar sus colecciones. El Getty seguramente sea el campeón en ese juego.
A diferencia del museo alemán, el MIA se encaminó por la misma vía de su par californiano, cuando les fue ofrecido el Doríforo en 1986.
Con el aporte de una larga lista de donantes que sumaron 2.5 millones de dólares incorporó la obra a sus acerbos. El entonces curador en jefe Michael Conforti dijo: «Realmente es lo más importante en la historia del arte», y agregó que «mejoraría diez veces la colección de arte antiguo [del museo]».
Hoy, después que las autoridades italianas han orientado hacia EEUU, sus cañones se han develado entretelones harto comprometedores para el museo en aquella compra.
De los documentos transmitidos por la Autoridad Judicial de los EE. UU a sus pares italianas, surge la existencia de una correspondencia articulada entre los gerentes de la época del Instituto de Arte de Minneapolis para evaluar la oportunidad de comprar la escultura, el precio y los riesgos legales derivados de la evidente clandestinidad del hallazgo. Revelan además el pleno conocimiento de los antecedentes judiciales en la época de la exposición de Munich. La documentación incluye detalles de las negociaciones realizadas directamente con Borowsky, su precio y los aspectos críticos relacionados con su origen.
En función de los tratados internacionales de defensa del patrimonio cultural y artístico que tanto Italia como Estados Unidos tienen suscripto, pareciera, que, tarde o temprano, el MIA deberá devolver el Doríforo a Italia… o llegar a un arreglo.
El tiempo dirá.