Fuente: TN – “Es una especie de mensaje en una botella para que los viajeros descubran la riqueza de nuestro mundo”, dice Samuel Peralta, impulsor de la movida.
Samuel Peralta tiene entre manos un proyecto ambicioso. Este mismo año, la compañía que dirige, Incandence, enviará a la Luna una cápsula con obras de arte para perpetuar la creatividad humana en el espacio. Según cuenta el físico, autor y coleccionista en diálogo con TN Tecno, esta suerte de “mensaje en una botella” incluye trabajos de artistas argentinos. Ahora son parte de lo que llama “Proyecto Lunar Codex”.
“El acto de seleccionar arte para un lanzamiento a la Luna puede considerarse como una especie de performance, per se. Pero sobre todo lo veo como un archivo”, dice Peralta. El estuche contendrá un medio de almacenamiento avanzado con arte contemporáneo, poesía, réplicas de revistas, música, cine, podcasts y libros de más 30.000 creadores, de 157 países.
– ¿Cómo surgió la idea de Lunar Codex? Enviar objetos a la Luna no es algo de todos los días…
– La mayoría de la gente sabe que SpaceX, y otras compañías, se han hecho cargo de la construcción de cohetes. Y debido a que son empresas privadas, sus clientes pueden ser otros, además de la NASA. Lo que la mayoría no sabe es que esa agencia también decidió que no construiría más módulos de aterrizaje lunares, a diferencia del programa Apolo.
A través del Programa de Servicio Lunar Comercial (CLPS) se crearon firmas como Astrobotic, Intuitive Machines y Firefly, entre otras, que construirían los módulos de aterrizaje lunares y harán que la NASA pague por sus propios instrumentos para llevarlos a la Luna. Mi “momento eureka” llegó cuando me di cuenta de que algunas de estas empresas, como SpaceX, estaban abriendo el espacio de carga útil en sus módulos de aterrizaje lunares. Es decir, no solo a la NASA o al Departamento de Defensa de Estados Unidos, sino también a particulares.
– Luego de la idea, ¿cómo se seleccionaron las obras de arte que viajarán al espacio en la cápsula?
– Debido a que participo activamente en las industrias editorial, artística y cinematográfica, tengo una red de galeristas, curadores de arte y editores que ayudaron a curar gran parte del material para Lunar Codex. Nunca hubo una convocatoria abierta, excepto en un puñado de instancias, en las que colaboramos con Art Renewal Center, Era Contemporary Gallery, 33 Contemporary Gallery, Brick Street Poetry Publishers, para encontrar posibles artistas y escritores. Actualmente tenemos una colaboración con el Festival de Ciencias de la India en su competencia de cuentos, pero los plazos para mi carga útil final están cerca.
– ¿Recordás cómo llegaron a ser incorporadas obras de artistas argentinos?
– Claro. Tanto Diego Fernández como Peca fueron artistas destacados en Beautiful Bizarre. Tenemos alrededor de 35 números de esa revista a bordo del Codex. Gustavo Bondoni llegó muy referido a través de varias antologías en las que ha estado involucrado. También está Luis Alberto Ambroggio.Por su parte, María Alejandra Fumaroni fue aprobada por los editores de nuestra antología de poesía comisionada The Polaris Trilogy. Además, hay trabajos de la venezolana Sthef Millan, con quien ya interactuaba a través de Facebook.
– Si tuvieras que elegir algunas de tus obras favoritas incluidas en las cápsulas, ¿cuáles serían?
Me vienen a la mente. Hojas de luna, de mi madre, Rosario Bitanga. Tenía una exposición de arte con mi poesía subtitulando cada obra de arte. Otra es Coming Storm de Mauro “Malang” Santos. Esta fue la primera obra de bellas artes que coleccioné, cuando todavía era estudiante en la universidad, el comienzo, por así decirlo, de algo más grande.
– ¿A qué audiencia apuntan? Es decir, ¿quiénes pretenden que sean los lectores, oyentes, espectadores de las obras que enviarán a la Luna?
– Primero, los artistas creativos involucrados en el proyecto. El acto de enviar sus obras a la Luna tiene como objetivo motivarlos a continuar con su trabajo. En segundo lugar, otras personas en la Tierra que se enteran del proyecto y se dan cuenta de que una especie de inmortalidad artística puede estar al alcance. Y una audiencia final, y más especulativa, de aquellos que en el futuro viajarán a la Luna, ya sean de nuestra especie o visitantes de otros mundos.
– ¿Nos contarías acerca de la unidad de almacenamiento que utilizan? ¿Qué ventajas ofrece?
– Para el proyecto utilizamos almacenamiento tanto digital como analógico. El almacenamiento digital es a través de tarjetas de memoria blindadas, y tendremos 2-3 TB de datos en total. El almacenamiento analógico se realiza a través de NanoFiche, que es una forma actualizada de microficha. Algunas ventajas son su alta resiliencia a temperaturas extremas, humedad y radiación, debido a la construcción de metal. Tampoco necesita energía y se puede leer fácilmente con un aumento de 1000x.
Peralta nos cuenta que las cápsulas del tiempo tendrán un documento del tipo “léame” que brinda una descripción general de lo que contienen, además un contexto general de nuestro tiempo contemporáneo en la Tierra. No sea cosa que un astronauta del futuro, tal vez no-humano, se tope con este mensaje en una botella y no sepa descifrarlo.
A la espera del lanzamiento, que se realizará a fines del año en curso, el hombre detrás del Proyecto Codex mantiene conversaciones con responsables de programas espaciales en Europa, Canadá y Asia, para conseguir más espacio de carga útil. “Si tengo éxito, puede haber más lanzamientos de los que ya están programados”, dice y sube la apuesta. “También estoy en conversaciones con personas para expandir el proyecto a otros objetivos, como Marte o un viaje interplanetario. Estas últimas conversaciones son todavía muy tempranas”, cierra con la mirada puesta mucho más allá de lo que otros amantes del arte han imaginado.