Fuente: Clarin ~ “Telecristales y homoerotismo” es el primer episodio de la exhibición que reúne su legado artístico.
Tenía apenas 60 años cuando falleció el 27 de noviembre de 2002. En la Argentina de transición post 2001 se buscaban chivos expiatorios para explicar la salida abrupta de la convertibilidad, el fin de la ilusión, de la fiesta dorada.
En ese país bastante parecido al actual –la tapa del diario da cuenta de aumentos de tarifas por pedido del FMI y los conflictos en la interna del PJ– Klemm era mirado con recelo.
Él, que había surgido del Instituto Di Tella, que había heredado millones y que había puesto su fortuna al servicio del arte, que había llevado las artes visuales a la calentísima pantalla de televisión de los ‘90, ahora moría en el Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos Aires con miradas de indiferencia.
Federico Klemm, la obra es él mismo. Foto Lucía Merle
La crónica del día después contaba la preocupación de Valeria Fiterman por el futuro de la Fundación Klemm. El espacio había surgido en 1992 para albergar la colección propia de Klemm.
Hoy, 20 años después, esta sentada en el privado de la Fundación junto a su coequiper, Fernando Ezpeleta. Lejos de cerrar, el espacio se mantuvo activo, continuó con la realización del Premio Klemm, hizo muestras, expandió sus metros cuadrados e ideó nuevos guiones para su colección.
A dos décadas de la desaparición del artista, se inició un año de homenajes con la exposición Encantador de la noche, con obra del propio Klemm, que se dividirá en tres episodios curados por Feda Baeza, Guadalupe Chirotarrab, y Santiago Villanueva.
Hay foto-pinturas y foto-collages, se podría decir que son la especialidad de la faceta artista de Federico; objetos, documentos de archivo, los muebles que decoraban su casona en la calle French y obras de arte de su colección.
El primer episodio, el actual, Telecristales y homoerotismo, revisa la representación del cuerpo masculino en el compendio de obras escogidas. Cuerpos que fueron sexualizados, puestos a modo de deseo detrás de vitrinas o pensados para su adoración. Se camuflan entre mitos, relatos religiosos y un surrealismo que tras recorrer completa la fundación solo puede ser acompañado por el adjetivo klemmliano.
Federico Klemm. A dos décadas de la desaparición de Federico se inició un año de homenajes con la exposición «Encantador de la noche», con obra del propio Klemm, que se dividirá en tres episodios. Foto Archivo Clarín
Las obras fueron pintadas a mediados de los ‘90 y se distingue el estilo de época de esos cuerpos trabajados en el gimnasio con el único objetivo de ser deseados. Musculosos, con su cabellera larga y rubia; los hay también con cara aniñada, de pelo corto, como el joven Klemm que se paseaba por la manzana loca en la época del Di Tella.
A esos hombres los viste de curas, los coloca en escenas que recuerdan a la crucifixión de Cristo, los hace emerger de las aguas doradas entre lunas asombrosas.
Telecristales y homoerotismo es la primera entrega de tres. A mediados de año llegará El cisne en llamas donde los curadores harán foco en la relación entre amistad, intimidad e intercambio que mantuvo Klemm con la artista Mildred Burton.
Prometen piezas como un gran lienzo para techo pintado en conjunto, una serie de imágenes del departamento de Federico intervenidas por Burton o un retrato que Klemm hizo de ella.
Hacia fin de año llegará Opera madre donde se desandará la relación del artista tanto como con este género musical como con su madre. La ópera y sus imaginarios constituyen uno de los pilares del mundo Klemm; Federico intentó ser un cantante lírico, incorporó las prácticas de la ópera en sus performances, adoró a María Callas al punto de comprar el sillón que le había pertenecido en un remate tras su muerte; se obsesionó con el bailarín ruso Rudolf Nuréyev con quien se vinculará y, tras su muerte, también comprará objetos que le habían pertenecido.
Una recorrida por la Fundación Klemm promete el encuentro con collages, pinturas y fotos. Foto Lucía Merle
El año de homenajes tiene también un episodio extramuros que se puede visitar en Para vos Norma Mía, el espacio de Fernanda Laguna, en Villa Crespo. El Príncipe atrevido: Federico Klemm en Norma Mía nos presenta al artista en su juventud con un conjunto de estudios y ejercicios de formación que consistían en copias de artistas modernos. El título de la muestra lo ideó el mismo Federico cuando a los 13 años escribió una obra teatral que llevó ese nombre y que hoy se conserva en el archivo personal.
Klemm había nacido en Checoslovaquia e inmigrado a la Argentina con sus padres. Hijo de un industrial alemán con buenos negocios, a la muerte de sus progenitores fue el único heredero de esta pareja de la alta burguesía de Europa del Este. Volcó sus millones a la compra de obras, al mecenazgo y a celebrar el arte.
Con sus adquisiciones formó una colección exquisita de obras de artistas modernos y pop que envidia más de un museo y que se puede visitar con entrada libre: Joseph Beuys, Yves Klein, Jeff Koons, Andy Warhol, René Magritte, Marc Chagal, Man Ray, Christo, Pablo Picasso, Giorgio De Chirico, Roy Lichtenstein y lo más consagrado del arte argentino, desde Xul Solar hasta Marta Minujín.
Como parte también del homenaje Baeza, Chirotarrab, y Villanueva intervinieron la puesta de la exposición permanente, cuyo guion habían repensado tiempo atrás. A la colección de Federico se le incorporaron algunas obras ganadoras del Premio Klemm a lo largo de estos años.
Son artistas que en su momento estaban iniciando sus carreras y que hoy exhiben muestras individuales en los principales museos de Buenos Aires. Max Gómez Canle, Lucio Door, Laura Códega, Ad Minoliti, Elba Bairon, Ana Gallardo, algunos nombres que se sumaron.
Colección inédita. Klemm volcó sus millones a la compra de obras, al mecenazgo y a celebrar el arte. Con sus adquisiciones formó una colección exquisita. Foto Lucía Merle
Los custodios del legado físico de Klemm son Fiterman y Ezpeleta. Trabajaron codo a codo con él por lo tanto también son los guardianes de los recuerdos.
Son quienes colaboran para identificar escenas, eventos y personas que aparecen en el extenso archivo que actualmente se encuentra en proceso de catalogación. Sentados en el privado de la fundación conversan con Clarín Cultura sobre este espacio que conocen desde su nacimiento.
En la mesa somos tres; a pocos metros la fotografía que Marcos López tomó de Federico donde asoma por detrás un cuadro de Antonio Berni se erige como el tercer invitado a este café. A 20 años de su muerte Federico esta más vivo que nunca, con una revalorización de su persona como gestor y artista tras quedar injustamente asociado con la frivolidad menemista. “Federico se murió hace 20 años y estamos acá reflexionando sobre la colección», comenta Ezpeleta. Y acota su compañera: “Todo con su plata, la tenía clarísimo”.
La fundación se sostiene gracias a un fideicomiso ciego que Klemm ideó en vida y que mes a mes deposita en las cuentas argentinas el dinero para sostener los gastos. Si algún día ese dinero se acaba, la indicación de Federico es que sus obras pasen a formar parte de museos nacionales.
Estilo.
Esa promesa de donación hecha durante los ‘90, sumada a la masiva difusión de su figura y de su programa El banquete telemático – hoy en proceso de digitalización-, le valieron una plaqueta conmemorativa de Carlos Menem y el recelo del mundo del arte cuando la fiesta menemista acabó.
“Iba al programa de Tinelli, al de Mirtha Legrand, al de Maru Botana. Iba a donde lo invitaban, le parecía que todo era importante”, comentan los guardianes del legado Klemm. “Le decíamos: ‘¿Por qué no tenés cierto rigor en los espacios a dónde vas e intervenís con reportajes o performances como invitado?’. Señaló el televisor y dijo: ‘Todo lo que sale de ahí es lo mismo. Lo importante es el mensaje dicho donde sea en el contexto que sea’. Y Federico tenía un mensaje, ideas fuerza, que era lo que lo motivaban”.
¿Si estuviese vivo, qué estaría haciendo? “Si Federico estuviese vivo estaría todo el día en TikTok e Instagram”.
Ficha
Telecristales y homoerotismo, primer episodio de la exhibición Encantador de la Noche.
Dónde: Fundación Klemm, Marcelo T. de Alvear 626.
Cuándo: lunes a viernes de 11 a 19. Hasta fines de junio.
Entrada: gratis.