Fuente: Ámbito ~ Laura San Martín, directora de ODA Oficina de Arte, señala en el texto que acompaña “Oda al negro” que la muestra busca suprimir el detalle, realzar la armonía, descubrir la sensibilidad pura en la forma pese a que el color negro la libera de todo dramatismo.
La semana pasada, en esta página, se habló de una muestra en la que el blanco y el negro son protagonistas. En una rara coincidencia, la elección de este cromatismo se deba quizás al intenso ruido exterior al que estamos sometidos, la sobrecarga de información en tiempos tan conflictivos, por lo que la elección responde a un repliegue interior, una búsqueda de lo esencial, sin alardes ni piruetas de colores. La arquitectura de la luminosa galería se presta para entablar un diálogo con las obras de los artistas convocados, rodeados por el silencio.
Osvaldo Decastelli es un artista conocido por haberle dado status artístico al cartón corrugado. Lo ha dotado de dignidad desde sus primeras esculturas y objetos hasta llegar al hueso, de origen orgánico, de este material. Con placas radiográficas que revelan su interior, logra un sutil juego geométrico. María Torcello es una escultora autodidacta que cultivó lazos con escultores como Jorge Michel y Jorge Gamarra. Tallado y pulido, la forma y el espacio vacío están en la esencia de su búsqueda de la pureza de la forma. Utiliza el Shou Sugi Ban, técnica japonesa del quemado de la madera, dotando a sus obras de un color negro intenso.
Rocío Copolla (1965-2020). Una semilla, un fruto, crines de caballo, telas de araña, materiales maleables con las que construye en el aire una escultura blanda, transparente. Su método era entretejer ideas y así van surgiendo estos “dibujos” en el espacio, impredecibles, formas orgánicas que se expanden y van creciendo casi de manera salvaje, etéreas. Adriana Kogoi deja huellas sobre un entramado en el que se descubre el intenso trabajo de raspar, pintar, volver a raspar. Son gestos que intentan ocultar recuerdos, vivencias o, por el contrario, dejar constancia de todo lo vivido a la manera de un palimpsesto donde puede seguir escribiendo su historia.
Es probable que una frase del trompetista Miles Davis, “Para mí, en la música y en la vida, todo es estilo”, esté en la base del extraordinario retrato suyo que presenta Felix San Martín. También captó el aire reconcentrado, la mirada penetrante y aguda del irlandés Samuel Beckett, que era capaz de pasar una hora frente a una sola pintura, observarla hasta en sus más mínimos detalles. Otro retrato para destacar es el de Patti Smith, a la que instaló en ese mundo dual de oscuridad y luz en el que vivimos los seres humanos.
El gran fotógrafo argentino Diego Ortiz Mugica, reconocido internacionalmente por retratar la belleza de áreas protegidas, paisajes neblinosos, ríos, glaciares, situaciones con personajes, en místicos blancos, negros y grises, presenta su serie “Básicos”, en la que hace alarde de un extraordinario contraste de luz y sombras en objetos que parecen encerrados en envases de vidrio. Rosana Schoijett, artista de vasta trayectoria cuyas fotografías dan lugar a múltiples interpretaciones, presenta perfiles, siluetas, como si fueran retratos en negativo que remiten a esas imágenes enigmáticas, que se conservaban celosamente en camafeos.